Aquella mujer, ya entrada en años, sentada en un rincón de aquel viejo templo, platicaba con el Cristo crucificado que se encontraba al centro del altar.
Señor: ¿de dónde viene el mal?
¿De dónde crees tú que viene? -preguntó a su vez Él.
Ups, siempre he creído que el mal proviene del demonio.
¡Pobre de ti! -sonrió el Cristo-. Ustedes siempre le echan la culpa a él del mal que hacen.
La verdad es que si no fuera por ustedes, el pobre diablo nada podría hacer.
Entonces,¿de dónde viene el mal?
Te lo voy a decir:Viene de la ignorancia, pues no tiene la mayor sabiduría: la del bien.
Meditó aquellas palabras, y luego, se fue a leer un buen libro.
Quería apartarse de esa fuente de la maldad que es la ignorancia.
Andrea Guadalupe.
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