LA CITA
Voy de regreso, tod@s vamos siempre de regreso.
Camino del poniente la noche es tibia y dulce.
De pronto, el cielo se vuelve un cuadro, una perfecta media luna se recuesta de espaldas en la sombra y sobre ella, un lucero coloca su exacta simetría.
Aquella fiel de la balanza llena el cielo.
¿De cuantos miles de años viene esta cita entre la luna, el lucero y yo, cumplida en el centro mismo de la noche?
Frutero de dura plata, fruto encendido en el ramaje de la oscuridad, la luna y el lucero son barca y el alto mástil que cruzan calladamente por el perfil del bosque.
Me detengo a orillas de la carretera para poner en mi recuerdo la historia del prodigio.
Luego tomo en el cuenco de mi mano, el cuenco de la luna, y en su concavidad apuro la luz de su lucero.
Se me ilumina el corazón, y se alza a el cielo.
Lo buscare esta noche para volverlo a el pecho, y alumbrar mi regreso con su resplandor.
Andrea Guadalupe.
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