lunes, mayo 30

Amig@ mi@...

Amig@ mi@..
Si yo viviera frente a tu casa, y observara tu lucha contra el género, y te hablara algunas veces cuando nos encontráramos por casualidad, no me atrevería a decirte personalmente lo que ahora escribo.
Si nos miráramos cara a cara, no podría encontrar un modo de hacerte saber
que me agradas.
No podría decirte que no encuentro en ti nada despreciable, o ridículo, o motivo para soltar un sermón.
Por lo tanto tengo que escribirte.
Te escribo esta carta que esconderás en algún lugar donde podrás encontrarla, para después poder leerla con calma.
Tú y yo, empezamos por tener en común algo que se conoce como “Disforia de Género”.
Tú puedes tener cualquier edad, ser estudiante, joven, profesional, pareja de alguien, o estar en edad madura.
Puedes ser una persona comunicativa, animada, o una persona asustada con complejos de inferioridad.
Puede ser que te sientas horrorizad@ y negaras si alguien te dijera que eres parte de la “Diversidad Sexual.
 Sólo que secretamente te estarás preguntando si lo eres.
Al escribir esta palabra me refiero a una persona “Diferente”, a lo aceptado.
Puedes ser una persona que habrá hecho todo lo posible para ocultar su ”diferencia “ante los demás, incluyéndote a ti mism@.
Y puede ser que hayas tenido éxito.
Puede ser que nadie sepa todavía del infierno que se desarrolla en tu interior, provocando una neurosis, y sentimientos de culpa que destruyen la paz, convirtiendo nuestras vidas luminosas y alegres en sombras tétricas que provocan miedos sin fundamento.
Cualquiera que sea la etapa donde te encuentras en este momento hay para ti un lugar donde no se te culpa, ni cubre de vergüenza.
Tú no mereces los discursos de quienes no comprenden la situación, ni las acusaciones que nos hacen.
Tú no eres una aberración, ser degenerado o inmoral.
Todo lo contrarió, sólo un ser humano en busca de su propia armonía.
Después de comprender esto, el próximo paso es aceptar el hecho de que no existe culpa.
La culpa es peligrosa, y puede destruirnos, si no se detiene a tiempo.
Tu no estas sol@ en la tortura que es la disforia de género.
Hay muchos miles como tu, es difícil contarnos con exactitud, algun@s ocultan su situación, pasan su vida escondiéndose. 
Sufren intensamente, su psicología puede es mas compleja y sensible.
Pueden tolerar menos su propio desprecio por si mismas, y sufren el estigma social, que es como nos califica esta sociedad ignorante.
No necesito decirte que estoy segura de lo que te digo.
Quisiera de todo corazón que esto fuera solo una teoría interesante.
Sólo que ……………………no es así.
La arrogancia con que se defiende el machismo, no llega a nosotr@s, que hemos dejado brotar con libertad nuestra verdadera personalidad.
Es muy difícil para la mayoría de nosotr@s admitir que somos diferentes a lo que esperaban quienes nos rodean, sin embargo esta aceptación es el primer paso para alcanzar la paz.
Si aun no has dado ese primer pasó, permíteme que te ayude desde hoy.
Si admitir que tu miedo interior es motivado por la identidad de género, quiere decir que estas preparad@ para recibir ayuda.
Mi propósito al escribirte esta carta es para decirte que puedes reintegrarte a la raza humana, y vivir de manera razonable, feliz.
Puede ser que encuentres que tu vida es mucho más plena que la generalidad de las personas.
La vida de la cual te hablo, esta al otro lado de una gran experiencia y puedes encontrarla y ser exactamente lo que Dios quiso que fueras al darte la vida.
Es sobre la comunidad Lesbico, Gay, Trans, Y Bisexual, que quiero hablarte.
Si se tiene la suficiente humildad y deseos de ser ayudada, te dará una nueva vida, imposible de describir a quienes suelen apreciarla.
Después de admitir la impotencia, y si, sinceramente deseas ayuda, pon tu vida en manos de un poder superior a ti mism@.
En un plan superficial, esto significa muy poco.
No resulta fácil discutir esta experiencia.
Solo que ……………………..no necesita ser discutida, los resultados están por encima de toda duda.
Esa es la base de la ayuda, sinceridad para admitir que se es impotente ante el género.
Sinceridad para poner nuestra vida y voluntad en las manos de Dios, según el concepto que cada quien tenga de el. 
Esta sinceridad no puede ser sino profunda.
No se llega a eso mientras un@ tenga dudas, de que se ha rebasado el ultimo recurso y que se esta indefens@.
Las limitaciones del hombre, son las oportunidades de Dios.
Es un pedido de ayuda que proviene de tan dentro, que aun un@, no lo reconoce a veces como una plegaria, por lo menos hasta que la plegaria ha sido escuchada.
Es un alivio encontrarse con gente que ha pasado por el mismo purgatorio, que entienden, no critican, acusan, o se escandalizan.
Se esta a gusto donde tod@s somos una mism@, bajo diferente aspecto.
Un@ llega a confiar en que ell@s nos verán como realmente somos, sin culparnos o ridiculizarnos.
El pasado fue una serie de dolores de cabeza, solo que ………………….cuando queda atrás, no deja ni cicatriz.
Si has llegado a esta parte de mi carta, amig@ mi@.
Comprenderás que no te condeno en lo absoluto.
Y el cariño que te tengo, esta multiplicado por mil.
Todo lo que tienes que hacer, es extender la mano y aferrarte a este cariño, que esta esperando la oportunidad de entrar en acción en beneficio tuyo.
Si encuentras lo que hay en la Comunidad de la Diversidad Sexual, para ti, tal vez quieras escribirme y decírmelo, o mejor aun.
Busca a quien lo necesite y cuéntaselo.
¡Ahora, que Dios este contigo!
Andrea Guadalupe.

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