domingo, diciembre 30

Para no morir antes del final.


 Tijuana BC. Dic. 2012.   Para no morir antes del final.

Escribo para relatar cómo estoy agonizando.

Puntualmente los augurios se cumplen y todo vestigio de vida, comienza a notar la destrucción de lo que era nuestro hábitat, nuestro mundo.

Movimientos telúricos resquebrajan a las ciudades, otras, sucumben a inundaciones.

Es la conclusión final del apocalipsis anunciado.

Hoy, ¿Qué puedo decir de mí?

Con la seguridad, confianza, libertad, que brinda la Internet, los teléfonos inteligentes, las redes sociales, mantenernos en contacto, sólo era una cuestión de voluntad.

Aunque, siempre, pospuse el tiempo para encontrarnos, nunca tuve el suficiente para descubrir quienes somos.

No pase de los iconos en las redes sociales levantando el virtual dedo pulgar en señal aprobatoria.

Ahora, el tiempo se ha terminado, en el cielo, una nube gris y roja se mantiene amenazante, todo intento de vínculo se tiñe de desesperación y terror.

Parece mentira estar frente al fin del mundo, y darme cuenta que no supe acercarme a quienes amo.

No me senté a escucharles.

El fin del mundo se acerca y un extraño dolor me recorre.

Pienso en que no fui capaz de romper esquemas, tampoco de alzar la voz contra las injusticias.

El temor y la desidia me carcomieron de manera anticipada.

La decepción me paraliza con su incoherencia, la intolerancia que tanto critique, ya no tiene lugar en este final.

El mundo es destruido con un odio que nunca imagine.

¿Sera justicia Divina?

¿Será el castigo por la porquería de hábitat que construimos quienes vivimos en está Arca de Nadie'?

Escribo para contarte lo que no podrás leer, aun y con eso, me dirijo a ti, porque mis palabras ya no tienen más refugio que aquí.

¿Cómo se te ha ido la vida?

¿En qué búsqueda?

¿Cuándo nos volvimos distantes, a pesar de todos los accesorios que hartan está existencia tecnológica?

Algunas personas, al enterarse del fin próximo, se han encerrado para practicar el suicidio colectivo.  

Otras, se han lanzado a correr desnudas por las calles, quizá, así se liberan de si mismas.

Los dueños de supermercados, se encerraron en sus negocios con armas en las manos.

Los policías, usan la fuerza para robar la comida que quedo en algunas casas.

Yo, veo pasar las horas buscando agua para tomar café, vagan quienes muestran fracturas por peleas, golpes y rasguños provocados como prueba inútil de la imposible salvación.

El mundo es ahora un abismo sin fin, en el que se habrán de ahogar  nuestros odios, frustraciones, complejos, prejuicios, miedo, vanidades…

El número de amantes crece de manera exponencial, a toda hora, a falta de alimento, el beso se vuelve necesario.

Es otra razón para no morir antes del fin que se anuncia en el temblor constante.

Todo lo que veo, se vuelve registro de muerte, muero en tod@s porque el miedo me tritura.

Los minutos, se han vuelto elásticos, se estiran sin limite para regalarme la angustia del no saber qué hacer, ¿En qué pensar?

Hay llantos como ecos, cables mortales que vuelan por el aire, muros que dibujan grietas en tercera dimensión, basura y ratas.

Estoy entumecida en esa inmovilidad propia de las victimas.

Nada tiene sentido, ya agote mi capacidad de gritar y todas las lagrimas posibles.

Mi lenguaje se seco, me canse de orar en todas las formas posibles.

No hubo respuesta o signo a mis hipócritas promesas.

El mundo se hunde en este fin anunciado por las profecías mayas.

Ya no queda sensatez.

En medio de está locura, iré a buscar ropa limpia entre los escombros, para que el ultimo suspiro, no me encuentre impropiamente vestida.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, Andrea Guadalupe, mujer con alma de niña.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

sábado, diciembre 29

Merry Crisis y Happy New Fear.


Tijuana BC. Dic. 2012.       Merry Crisis y Happy New Fear.  

Una vez más, ha llegado a mi vida la época de fin de año, una vez más, siento que voy a vomitar.

Falta poco para que acabe el año, y yo, aun no decido qué ropa ponerme para está fecha.

En mi infancia, escuche decir a mi mamá abuela que nunca saliera a la calle sin ropa interior limpia, por aquello de los accidentes.

¡Por ahí comienzo!

Desde la penumbra de mi rincón existencial, escribo con atención en el fluir de la luz entre las ramas desnudas de mi durazno niño, con la fina lluvia gravitando con el ritmo de una constelación en movimiento que propaga el parpado preñado de incoherencias y el amanecer macera.

La ventana, es una hoja en blanco, virginal folio, mientras la mortecina luz borra al mundo y lo restituye.

Suspiro, y del tiempo nace la historia, de ahí, se despliega la infancia que dibuja diferentes formas de vivir.

Lo digo como propietaria única de las vivencias propias.

Son recuerdos de otro tiempo, estoy consiente de mis pecados, así como también lo estoy de mi realidad.

No siempre he ganado, y, en ocasiones, me han ganado los rencores viscerales.

Viaje de añoranzas y quimeras que saben a nostalgias.

La mente abre sus alas al pasado…

La memoria es una fosa común, ahí van a dar convenios sin afecto, antiguos inquilinos de mi historia, rostros del  ayer, centellas que fueron a apagarse en las cuevas glaciales del horizonte, astros efímeros.

Fueron años mágicos, sólo que, como la magia no existe, se acabo pronto.

Ya no me rio como antes lo hacia en el pasado.

Hoy soy alguien que le teme a Hannibal Lecter y a las serpientes surgidas de la sangre de la cabeza de Medusa, al ser transportada por Perseo.

Me provocan terror en las películas y me paralizan las personas que actúan iguales.

A menudo, durante mis ensayos de muerte, mis sueños, son una cascada interminable de palabras en narrativa.

Me habría gustado aprender a escribir, sólo que mi capacidad intelectual, no alcanzo para tanto.

Ahora, los relojes en mi vida están descompuestos, corren muy de prisa, se comen las horas como pirañas en cuaresma.

En mi lejana infancia, los días eran más lentos.

Recuerdo la luz de la mañana y el sinfín de juegos que realizaba hasta que llegaban las sombras de la noche.

Ahora, el reloj está tronado, las manecillas se volvieron locas, el tren va a toda velocidad.

Una vez más, ha llegado a mi vida la época de fin de año.

Consume, corre, corre, no te detengas.

Compra, compra más.

Si amas, demuéstralo, regala lo nuevo, tiene descuento por supuesto.

¿Ya conoces lo que acaba de llegar?

Demuéstralo, ¿Qué esperas?

Corre más rápido, se te acaba el tiempo, ¿Cuántos seres queridos tienes?

¿No se los vas a demostrar?

Consume, compra, compra más.

Queremos que gastes mucho para probar que amas a tu familia.

Una vez más, siento que voy a vomitar.

Para este año, en el que no habrá más que el ruido de mis vecinos celebrando, he decidido ofrecerme como voluntaria para un experimento de hibernación.

Así que despiértenme cuando llegue febrero.

Micro dedicado a quienes esté 21 de Dic., se les acababa el mundo.

Encontraron su cuerpo sin vida, murió asfixiado.

Se trago sus propias palabras.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, Andrea Guadalupe, mujer con alma de niña.

 

  


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

Arenas que van y vienen.


Tijuana BC. Dic. 2012.  Arenas que van y vienen.

Esté, es un día frio, lluvioso, gris.

Percepción de un conjunto de imágenes que establecen un dialogo con quien observa ese otro mundo que construyen las sombras.

Espacio físico y emocional de límites fluctuantes.

Formas inmersas en una diversidad de contextos hechizantes.

Paisaje desolado, escenario lapidario, seco.

Demasiada melancolía mientras el mar abandona su aspecto de postal.

Océano Pacifico, belleza absorbente, seductora, que hoy se encuentra abandonado, como anciano que muere sin remedio.

Mar capaz de hacerme olvidar el infierno que a tantas nos toca y se ensaña.

Océano Pacifico, mar hermoso y engañoso como amante que se va, como buen marido. Proveedor de imágenes con playas donde podrían quedar varadas las ballenas despistadas con el gozo de jugar en la extensa membrana horizontal, desnuda y de humedades descarnadas.

Mojándose de arena y jugueteando con holanes blancos, confeccionados de cristal de azúcar para su piel de sal.

Sentimiento de introspección que me estruja el alma.

Eco de dolor indiferente, imagen evasiva y autista que invita a cerrar la ventana, a olvidar los rincones del mundo.

Formas que jalan la vista hacia el vacio mientras dibujan danzantes que se transfiguran en arenas que van y vienen con las olas.  

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, Andrea Guadalupe, mujer con alma de niña.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
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                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

domingo, diciembre 2

COCUT LGBTI. A.C., y la Homofobia.


COCUT  LGBTI. A.C., y la Homofobia.

 

La homofobia, como cualquier otra forma de intolerancia hacia otr@s, es un comportamiento destinado a mantener un ideal de sociedad similarmente estructurada.

Y para lograrlo, se organizan fronteras que delimitan un adentro y un afuera.

 Un afuera al que se destierra a quien no forma parte del ideal social.

El adentro necesita mecanismos de exclusión que marquen la diferencia de la otra persona que es deshumanizada al presentarla como inferior, anormal, contraria a la naturaleza, inversa a todo lo que significan los valores humanos y se impide así cualquier identificación o empatía con el grupo excluido.

Así, la homofobia se emite alrededor de emociones, creencias, prejuicios, convicciones, fantasmas…, de conductas, actos, prácticas, procedimientos, leyes… y de un mecanismo ideológico, teorías, mitos, doctrinas, argumentos de autoridad….

En estos momentos, con la conquista de derechos y la progresiva visibilidad social y cultural de la homosexualidad, ésta ha dejado de estar en el centro de la cuestión.

Y ahora nos ocupa la homofobia.

Se asume que la homosexualidad no es el problema; ahora la cuestión objeto de debate es la existencia de la homofobia.

 La homofobia es el principal obstáculo para que a pesar de la igualdad legal de la que disfrutamos, nos quede mucho para poder hablar de Igualdad.

La homofobia que queda en nuestras sociedad es mucho más fuerte de lo que en general estamos dispuest@s a asumir y existe de manera individual, en personas que muchas veces no son conscientes de ella y también pública: la que se da en el Estado y sus instituciones.

Debido a los avances en derechos LGTB, la homofobia más evidente ha pasado a ser propiedad de las personas más inadaptadas sociales que se manifiestan violentamente;  aunque, eso no quiere decir que haya desaparecido.

Hay una homofobia sutil que transmite una cierta tolerancia que dice respetar, a cambio de atribuir un lugar marginal y silencioso.

Es la homofobia de esas personas que afirman pomposamente el derecho de cada un@ a hacer lo que quiera en su vida privada, sólo que al mismo tiempo, se les hace intolerable contemplar la ocupación visible y ruidosa del espacio público.

Es, la homofobia liberal de quienes piensan que la homosexualidad como comportamiento privado es legítima, sólo que, como comportamiento público, es desestabilizador del orden.

La homofobia liberal está condensada y expresada en esas preguntas: "¿Por qué tienes que decirlo? ¿A quién le importa lo que eres?

La respuesta obvia es: a todos: al Estado, a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo…

A la famosa pregunta "¿Por qué tienen que divulgarlo? ¿Acaso yo publico mi heterosexualidad?,  la respuesta es también: sí, la heterosexualidad se transmite constantemente.

Este es un régimen sexual apoyado en la visibilidad constante de la heterosexualidad, en un ritual indeleble, exteriorizado,  actuado, contado…

No es una casualidad que cuando un hombre y una mujer van de la mano por la calle o cuando se besan, muestren con despreocupación su heterosexualidad.

Naturalmente que la heterosexualidad no tiene que salir del armario ya que el espacio público es todo suyo.

 Somos las personas LGTB las encerradas en armarios, y para conquistar el espacio público que nos corresponde no hay otra opción que hacernos visibles y cuanto más, mejor.

Aunque también, es cierto que la mayoría de las personas tenemos cierto grado de homofobia inconsciente  ya que ésta se inscribe en la misma construcción del equilibrio emocional,  especialmente del masculino.

La homofobia, para acabarla, requiere, de una labor consciente de reconstrucción del propio yo, que no todo el mundo quiere o puede hacer.

La homofobia, aunque no sea dirigida a nadie en concreto, se constituye así como una especie de vigilancia de género.

Por eso, cualquier manifestación pública de la homosexualidad les resulta a muchos incómoda,  porque amenaza con debilitar un edificio inestable que much@s levantan con sacrificio y dolor: con la negación de una parte de sí mismos, con la negación de sentimientos que son puramente humanos.

La visibilidad de la homosexualidad les hace daño porque demuestra que esa pendiente por la que cualquiera podría caer, está ahí. 

La heterosexualidad obligatoria, como sistema represivo, oculta de manera casi perfecta el armazón ideológico sobre el que se construye; cuanto menos evidentes sean los andamios sobre los que se levanta cualquier construcción ideológica más natural nos parece y, por tanto, más difícil nos resulta enfrentarnos a ella. 

El objetivo que tiene como fin, es  mantener un sistema de sometimiento y parecer natural. Es violencia amortiguada, insensible e invisible que se ejerce básicamente a través de los caminos simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento y que las condiciones de existencia más intolerables puedan aparecer a menudo como aceptables, por no decir naturales.

Por eso, la homofobia existe y está muy viva.

Cuando la homofobia está desacreditada, es difícil hacer entender a la sociedad que por muy discriminado que esté social o culturalmente, cualquier miembro de una minoría tendrá por lo menos el apoyo y la estimación de su comunidad.

Las personas LGTB formamos comunidades, aunque no surgimos de ellas y no es hasta tener ya cierta edad cuando conseguimos encontrarlas y aprendemos la manera de integrarnos.

Si hay una experiencia que hemos compartido en algún momento de nuestra vida es la experiencia de una profunda y aterradora soledad.

Por eso necesitamos del apoyo para formarnos como ciudadan@s plen@s que tenemos derecho a desarrollarnos en libertad e igualdad.

En nuestra ciudad y Estado, no existen políticas públicas a favor de la igualdad LGTB y en contra de la homofobia, con lo que se sigue manteniendo la idea de que esta lucha es cosa nuestra, de que sólo nos incumbe a nosotr@s.

Si bien es normal que se nos financie para trabajar contra el sida, el Estado tuvo que asumir también que le corresponde abanderar la lucha contra esta enfermedad.

 Lo cierto es que por mucho dinero que se nos de para desarrollar programas, no podemos educar, ni podemos denunciar cada actuación discriminatoria; ni podemos controlar las imágenes culturales, ni el lenguaje...

Es hora de decir que los niños y adolescentes LGTB existen; que detrás de cada adulto que es homosexual o transexual ha habido un niño o niña que ya lo era.

Y tod@s sabemos que esos niños y niñas siguen sufriendo mucho, siguen siendo víctimas de acoso, siguen sumid@s en el silencio más absoluto, lo que les hace especialmente vulnerables a los abusos, a la infección por VIH, al fracaso.

 Los adultos sabemos protegernos, disponemos de información, los niños no y el resultado es que los adolescentes LGTB son tres veces más propensos a las tentativas de suicidio que sus compañeros heterosexuales.

El colegio sigue siendo un desierto de soledad y miedo para los niños y adolescentes LGTB. Por eso nos queda mucho por hacer.

Porque queremos vivir nuestras vidas con dignidad y respeto.

Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

domingo, septiembre 23

Sólo…palabras


Sept. 2012.  Sólo…palabras

 

Se dice que una palabra, es solo el fragmento de otra más primitiva.

Arrastran con ellas una historia de constante mutación.

Existen teorías de que ellas viajan en el túnel del tiempo, conjugando alfabetos a su gusto, buscando una conexión del intelecto y la conclusión de la imaginación.

Extrañas combinaciones de letras son las encargadas de entrelazarse para formar una palabra, algunas de ellas, solo cobraran vida cuando son descodificadas por quien se atreva a pronunciarlas.

Las palabras pueden transmitir emociones o solamente leérselas, sin que los sentimientos entiendan el lenguaje, sin significado ni definición, simplemente fonética...

Palabras que mueren de sed y generosas; palabras asediadas y enriquecidas; palabras inoportunas y exactas; palabras de colores, transparentes e invisibles; palabras axiomáticas y ampulosas; palabras con principio y final, medias palabras; palabras gritonas, calladas, lloronas y mudas; palabras presentes y ausentes; palabras con amnesia, dormidas y despiertas; palabras ciegas y videntes; palabras en penumbras e incandescentes; palabras embriagadas y frívolas, particulares y anónimas, secas y renovadas, significativas y diplomáticas, místicas y mágicas, charlatanas y tartamudas, doloridas y felices, tatuadas y volátiles, dulces y amargas, intensas y puras; palabras dotadas e ignorantes, palabras incendiarias y frontales, palabras luchadoras e invasoras, matemáticas y metódicas; palabras soñadas y delirantes, anémicas y febriles; palabras memorables, asombrosas y desaparecidas.

Sólo…palabras que se entienden cuando hablan en voz alta, palabras nada más.

Salieron empujándose, golpeando unas a otras, algunas no resistieron y resbalaron, y allá, en el final de la frase, la ultima, en pie, desesperada luchaba para no caer, aunque, en el postrero momento, cayó con la boca de cara al piso.

 Muda y muerta lo echó todo a perder.

Evaluando las consecuencias,  me encuentro ahora frente a un sinfín de palabras pidiendo ayuda a gritos, esparcidas en el suelo, mezcladas todas y sin ningún sentido la frase, en medio del ruido de una alarma que sacude y al mismo tiempo paraliza diciendo: Esto no puede estar pasando.

Mugres y traicioneras palabras que no acudieron al auxilio y aún más traidoras si por casualidad recuerdo ahora por cuanto tiempo les conserve y las protegí.  

De nada había servido tanto tiempo de dedicación, repasé en ese momento cuando dejaron solitaria y muda la frase ahogada…

 Podría gritar: la venganza de las palabras,  condenarlas a homicidio en primer grado aunque los peritos me advierten de algo así como negligencia.

Avanzada la investigación se dice que el desconcierto podría haber sido motivado por la falta de experiencia.

 Los dedos apuntan a mí como sospechosa acusada de secuestro y privación de la libertad.

Alegan que las palabras en cautiverio, cuando vieron por fin la salida y como quien duda, se miraron y cuando por fin se soltaron, la alegría fue tal que, cegadas y carentes de experiencia no advirtieron que la puerta de salida no había sido construida para tal maratón de tanta palabra presa durante años.

Vanos los simulacros de evacuación para quién hubiera intentado prevenir esta masacre ya que después, se confirmó que el espacio no estaba habitado para almacenar tanto sin decir y aún menos acondicionado el momento, para dejarlo salir.

Resulta un caos cuando irónicamente una quiere desatarse justo cuando sabe que ya nada nos ata.

Es caótico intentar decirlo todo y no saber por dónde empezar.

Es desesperante luchar contra el tiempo y ver que en cada intento éste se nos aleja más.

Es humillante aferrarse a alguien justo cuando ya se va.

Es imperdonable finalmente saber qué decir y murmurarlo a solas en el momento en que ya no te pueden escuchar.

Lo supuesto de lo superfluo, incesante búsqueda.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde mis manos vomitan letras perdidas, sólo… palabras y mis labios, besos por nacer.

Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

miércoles, septiembre 19

No me gustan las despedidas.


Sept. 2012.    No me gustan las despedidas.

Estoy un poco nerviosa, subo las medias con cuidado, asegurándome de que el camino que marcan por detrás no haga curvas, no quiero que te distraigas... sonrío pensándolo.

Las ajusto con un clic.

Una sonrisa traviesa, esa que me sale sola, que no es un gesto fingido ni nada ensayado. Estiro mis pestañas con el rímel y repaso mis labios con un labial,  aunque no sé si resistirá tu lengua insistente.

Un muy ligero toque de perfume, una disimulada mirada al espejo, y una sonrisa.

Estoy estupenda, agarro el bolso y me voy.

No paras de hablar y te escucho a medias.

No es que no me interese lo que me cuentas, es que no quiera perderme cada detalle de ti, aunque sé que mi mente va archivando y clasificando cada una de tus palabras.

No sé siquiera lo que he comido, aunque sí lo que has comido tú, hasta podría decirte cuantas veces masticas antes de tragar.

Tus dedos finos sostienen los míos y los mueves de forma mecánica acariciándome.

Y me llega como en cámara lenta cada uno de tus gestos, miradas, sonrisas... escucho latidos, pestañeos, silencios y roces, banda sonora de nuestra cena.

Me gusta tu boca mientras hablas.

Miro tus labios que sueño sobre mi piel e imagino mi saliva mezclándose con la tuya, quemando tu garganta y recorriendo toda tu sangre.

Vámonos me susurras al oído y sólo esa palabra hace que me estremezca.

O quizás sea la forma en que la has pronunciado.

Me despierto en mitad de la noche en un lado de la cama.

Tu cuerpo no está junto al mío.

Me vuelvo y te descubro buscándome.

Nos abrazamos y te duermes.

Yo no puedo, necesito escribir todo lo que se me está pasando por la cabeza.

Imagino que ya habrás abierto los ojos.

Le habrá sorprendido que no esté en la cama.

Me habrá llamado por ese nombre que me puso que no es el mío, el que nunca ha pronunciado.

Extrañado se habrá levantado a ver si estoy en el baño.

Volverá a la cama y entonces leerá todas las palabras que escribí sobre las sábanas, sobre la almohada, incluso en las cortinas.

Esta vez las palabras se las llevará el agua.

O puede que no... Me pregunto cuantas lavadoras harán falta.

Le puse indicaciones para que no se perdiera: empieza por la almohada, luego las sábanas y después las cortinas.

Es igual, pero a él le gusta seguir un orden.

Me siento libre, aunque es tan sólo una sensación pasajera, me limito a disfrutar de ella.

No sé hacia donde camino, llevo horas caminando sin parar.

Sólo quiero alejarme.

No me gustan las despedidas.

No quiero empezar de cero, sí ser yo misma.

¿O debo empezar de cero? no sé.... Creo que huyo de eso...

El sol asoma tímidamente por detrás de una nube.

Tengo ocho mensajes suyos en el celular, mensajes que no me dicen nada.

Le envío uno: escribe para mí.

Quiero que se desespere, que me eche de menos porque no me tiene.

Quiero que su corazón se desgarre y sea su alma quien hable verdades aunque hieran. Quiero que sea capaz de ver todo lo que soy, incluso lo que aún no sé que soy.

Quiero ser su único amor, detengo mis pasos... ¿realmente quiero todo eso? No.

Vuelvo a quitarme una careta, no necesito verlo en los ojos de nadie, en sus actos, en sus palabras.

Me lo creo, sí, me lo creo.

Lo que sí sé es lo que no quiero, por primera vez en mi vida lo sé.

No quiero echarte de menos, como ya lo hago, ni recordar tu cuerpo junto al mío.

No quiero estar pendiente de si vienes o no, no quiero molestarme pensando que hoy me has sonreído menos, o que te puedo agobiar con mis problemas... No quiero sentir tu distancia, esa distancia insalvable que a veces estableces sin darte cuenta.

Esa distancia que me consume, porque no fue acordada, porque es unilateral.

Esa distancia me produce frío, mucho frio.

También me angustia.

No quiero que lo que antes era algo especial, lo que antes era novedad, lo que antes nos empujaba hacia los brazos del otro, ahora se convierta en una rutina fastidiosa de cumplir. No quiero que se desvanezca la magia.

No quiero quitarme a cada segundo de la mente la imposibilidad de un futuro juntos, ni siquiera quiero pensar en futuros.

No quiero seguir dando siempre esa imagen de mujer liberal y fuerte, cuando sólo lo soy a ratos, porque sería mentirte.

Y nunca había sido tan sincera con nadie.

No quiero querer escaparme a cada segundo para llegar hasta ti, porque no puedo, y sufro por ello..., no quiero vivir la que dicen lógica evolución de una relación, con el enfriamiento que ello conlleva; no quiero tener miedo de que te canses de mí, o de yo cansarme de ti... no quiero dejar de verme en tus ojos, no quiero sufrir.

No quiero necesitarte.

No quiero miedos que me dobleguen.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, ciudad a la que reconozco como mi hábitat, mi casa, el cuenco de mis secretos, mi espejo.

Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

miércoles, septiembre 12

Un amasijo de recuerdos


Sept. 2012.        Un amasijo de recuerdos

 

Él me enseñó a bailar salsa, yo le enseñé algunos trucos de cocina.

Estábamos enamorados.

Un buen día le dije que me iba muy lejos, a un sitio con mar, y que no le volvería a ver.

Le di mi dirección, escrita con lápiz, pasó el verano y pensé que aquel papel se habría evaporado, o que quizá no puse la dirección correcta.

Una mañana, recibí una carta que decía -¿Qué tal? Yo aquí me lo paso muy bien, aunque te hecho de menos.  

Palabras que resultaban forzadas, ahogadas… Como quien que trata de expresar un sentimiento sin tenerlo claro.

Quería contestarle tantas cosas, que en seguida supe que las palabras no eran suficientes, y decidí enviarle la recopilación de canciones que mejor me hacían sentir, como cuando él escuchaba salsa  y le veía bailar.

Al poco tiempo, él contestó con otra melodía, de la que tengo un recuerdo especial.

Lo bonito de la historia es que pasamos así meses, mostrando lo de dentro, sin echar en falta nada más.

Hasta que un buen día sencillamente dejamos de hacerlo… Quizá fue culpa de la distancia, quizá…fue que debía aprender que en este mundo, ninguno de sus protagonistas, gira, se contornea, o besa según los propósitos del sentimiento.

Aprendí  que de nada sirven las pasiones en la distancia, pues, se van difuminando  para desaparecer, como la vida y la muerte.

Y el calor, la humedad del sexo, la pasión de las velas, de su cera, de los poros, de la respiración, carecen de sentido.

Con los años sólo acabaré como chatarra.

Con suerte me convertiré en un amasijo de recuerdos acurrucado sobre lo que fue la más dulce de las contemplaciones.

Su mirada.

Así que cierro los ojos y duermo, que de nada me servirán esos ojos.

Ese rayo de tormenta brutal, derrumbando el aire negro y brillante de la noche que sostiene mi retina.

Enterrada para siempre en el romper del alba que vive en el iris que escapó en salvaje galopada, expulsado de aquella oscuridad.

Quedando allí los restos de mis recuerdos, de la inocencia vencedora del destino.

Y tiñendo la mirada de la luz del amanecer, fingida de azul por vivir de día.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial. Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

sábado, septiembre 8

Que enmudezca el sol.


Sept. 2012.   Que enmudezca el sol.

Todos me miran, como si me faltara algo, como a una vagabunda callejera que pide un poco de calma y todos me ven como si fuese una figura de barro que alguien abandonó en el suelo…

Que enmudezca el sol porque me está quemando, todos sus rayos tropiezan con mi cara y me deshago… sólo germinan metáforas sin sentido, nadie pinta mi aire cuando mi sonrisa se apaga y todo sonido resulta ser ruido… deja de crecer mi rama y aquí se plantan mis palabras porque sin ella mi vida queda descrita en un suspiro…

Tranquilos, vuelvo en un abrir y cerrar de ojos…a veces todo lo mío se reduce a la tendencia del suplicio.

 Al deseo del fin de esta paz que enturbia.

Afecto, sufrimiento, apetito de que una  tormenta  se lleve todo lo muerto, que arranque lo vivo, que lo haga volar.

Me urge, me seduce el cielo negro y relámpagos, la de esta sed de aire fresco, de desmayo.

 Todo se reduce a este ímpetu asesino de acabar con las mañanas, las sendas, el nacer
y el morir.

¡Con los segundos flotando en nada!

Desde mi rincón existencial, Tijuana BC, donde hoy el sol me hizo sentarme como se sientan los elefantes en el suelo cuando son asestados por el cañón de algún caza recompensas maniaco.

Rotunda y lenta, muy lenta.

Juro que yo no me movía tanto.

Sin embargo todo lo de alrededor giraba, retumbaba.

Pasé largos minutos observando y de pronto… Me asusté.

Andrea Guadalupe.

 

 

                       

                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.