lunes, abril 30

En tu aniversario…



Tijuana BC. Abril 2012.     En tu aniversario…

Amor, te imagino en la playa, recogiendo cristales devueltos por el mar, fragmentos de esa verdad que se rompió en mil pedazos, entre acantilados marinos, tus manos mojadas por la sal de las estatuas que miran atrás, aprietan con fuerza esos vidrios verdosos que ya no cortan, que ya no son puñales, ni estilete en las venas del suicida, sino lágrimas de esquinas redondeadas por la erosión.

Amor, me gustaría convertirme en el sueño que siempre has deseado y aparecer en tu vida para decirte en voz baja, susurrándote en los límites del alba, las palabras que siempre has deseado que alguien te diga.

 Me gustaría ser los ojos femeninos que te seduzcan, los labios tiernos y sensuales que recorran las puertas de tu cuerpo.

Deseo transformarme en los ojos de los que tú te enamorarías sin dudarlo o, en las pupilas cafés y fijas que traspasarían tu ser hasta llegar directamente al centro de tu corazón.

A mí me gustaría amarte con la fuerza del pensamiento más bello; con palabras que cada mañana te escribiría sobre las sábanas dónde te habría enseñado a soñar en otros mundos más allá de la vida; Te amaría con la calma que tarda un atardecer en convertirse en noche, o con la suavidad con que las alas de una gaviota surca el mar.

Y saber seducirte con la mirada que te ofrecen esos instantes después de haber aprendido a comunicarme contigo con la piel, con el brillo de los ojos, con el gesto y también con la quietud de estar a tu lado.

Y no solamente contigo, sino en ti.

Me gustaría estar a tu lado cuándo vayas a dormir.

Estar ahí cerca de tus brazos y decirte: Mírame, mírame así como tú lo haces cuando amas... Te explicaría despacio los secretos de la vida, del amor y de la muerte.

Y esa sería mi manera de amarte para luego, hacerte el amor cuándo tú quisieras, en el momento en que las dos lo deseáramos.

De repente, la luz se apaga con la tormenta.

Será solo un momento, sí, aunque ese momento puede valer por toda la vida, un instante en el que tú me tomas de la mano para que no me pierda.

Conozco  a oscuras, tu laberinto, tu escondite secreto donde hay que encontrar el hilo que me desvele los misterios de tu existencia.

Es como si tus labios sellados fueran las exactas palabras que espero oír.

Me impresiona tu discurso de ausencias, tu música sorda, todo aquello que no expresas, vestida como vas con esos límites intangibles.

Intuyo que sonríes al ver que tropiezo con un grial de encuentros y pequeñas muertes horizontales.

Con la venda de la sombra en los ojos, me dejaré llevar allá donde la lluvia es cálida y los cabellos abrazan como algas.

Ciega, no sé si estoy con la mujer o con la niña que fuiste.

¿Tiene acaso alguna importancia eso, hoy que ese Dios del destino ha perdido sus dados de la suerte en la playa?

Siempre caminé entre oscuros pasillos, laberinto infinito que atrapó mi alma y no dejó salir realmente todo lo que tenía en mí.

Encerrada en bibliotecas, entre cálculos, libros, dibujos imposibles...

Siempre pensé que la vida se reducía a unos pocos metros cuadrados, a un determinado número de personas, a unas pocas reglas impuestas por no sé quién.

Siempre creí en lo exacto, en lo puro, en lo matemático, en lo predecible, y jamás dudé de que esa fuera la verdad absoluta.

Siempre disfruté, de forma programada, cuando había que disfrutar, cuando se debía disfrutar...

Siempre...ahora ese siempre se convertirá en nunca...nunca más desde el momento en que al descubrir tu sonrisa me entraron ganas de vivir...y esta vez, vivir de verdad, para siempre...

No hay tiempo ni distancia.... eres parte de mi historia, de mi ser...pasan los días... los meses.... y siguen sobrevolando sobre ti mis pensamientos, sigo acariciando tu rostro suavemente con mis labios mientras duermes, sigo queriendo sumergirme en tu aliento... queriendo llegar a tu alma... llegar muy adentro, allí donde mi corazón se fundió con el tuyo... allí donde tus sueños y los míos fueron sólo uno... llegar a ese lugar seguro donde nuestras pasiones se desbordaron...

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, desde donde en tu aniversario, te digo: Amor, te quiero, no te separes de mi, yo... Te quiero.

Andrea Guadalupe.

                                         

 
 

viernes, abril 27

Ya no recuerdo, apenas nada


    

 

Tijuana BC. Abril 2012.     Ya no recuerdo, apenas nada

En un día como hoy, me enfrento a mis situaciones, me ratifico en mis deseos, me entrego a mis ilusiones, aparto melancolías, deshecho viejos recuerdos, olvido lo que no se olvida, renazco de mis cenizas, me proyecto en otra vida

Estoy frente al mar mientras el sol camina hacia el horizonte.

Las olas llegan hasta mí en un suspiro, un segundo de preocupación y súbitamente me golpean con violencia, me envuelven y vencen, me arrasan, consumen mi voluntad y mi mente, hasta convertirme en un palpitante cuerpo desgajado, y me dejan reducida a una especie de tronco a la deriva, de juguete roto y descarnado.

Todas mis grietas se inundan de esa espuma líquida, de ese fluido salobre, gélido de lo que parece caldo colmado del germen de la vida, sólo que conlleva también el impulso del abismo.

Primero llega la angustia, la resistencia exagerada, la lucha, el aturdimiento desesperado, la agonía por encontrar un átomo de oxígeno; aunque después triunfa la aceptación y la calma, el abandono, el apacible momento del reposo; y finalmente, perezosamente, me anega el olvido.

 El aire es frío, aunque el sol de esta tarde es cálido, como una caricia, que me  invita a quedarme.

La brisa silenciosa pasa de puntillas, rozándome la espalda con su mano helada.

Estoy sola y dejo que los sentidos marquen el camino.

Te destierro de mi mente, ocupo mis pensamientos, ya no me hiere no verte, puedo vivir sin quererte, no me molesta tu ausencia, no me duele el no tenerte, he aprendido a ser fuerte.

Las nubes, como la espuma,  se levantan sobre las rocas lejanas sin ruido, silenciosas como una señal secreta.

Y la luz,  es única y al tiempo se va muriendo suavemente, casi sin querer despedirse del todo.

Comprendo de pronto que estoy viviendo un momento especial y me relaja la idea de ser consciente, en este instante, de la vida y del tiempo.

He vivido otros atardeceres, todos han sido únicos y se han ido.

Cada día, cada hora, cada luz y cada sombra,  pasan, despacio, sin ruido, de la retina a la memoria y al alma, sin prisas.

No hay nadie más que yo viviendo este instante.

Esta tarde es mía,  resuelvo mi gran enigma, sin ti también hay futuro, sin ti, también  existe la vida.

Y es irrepetible, nunca más habrá otra semejante.

Esta brisa y este calor, la nube que se extiende entre el mar y el cielo, jamás se repetirán.

Antes, en aquellos encuentros sin pasado y sin futuro, cuando  aún estaba ahí, contigo.

Yo miraba al frente porque apenas me atrevía a mirarte a los ojos y entonces, cuando dejaba de examinar el más allá, me quedaba mirando tu nariz y tus labios y dejaba que me calaran tus palabras como la lluvia.

Ya no recuerdo, apenas nada, aparte de tu tristeza repentina y el llanto.

Y mi felicidad por sentirme la única persona en el mundo que vivía ese instante.

Tú nunca serás la misma persona, ya no, yo tampoco.

Todos los días son únicos, y yo,  soy derrochadora de momentos.

Paso de largo sin querer detenerme o sin saber hacerlo.

Aunque en ocasiones consigo detenerme un momento, como esta tarde, y atrapar en mis manos el tiempo y beberlo sin prisa, a mi manera.

Verlo desaparecer, después, es tan sólo una tristeza… Inevitable.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde me consuela  ahora, recordar momentos que  tuve contigo y saber que entonces, por unos minutos, nadie más estuvo tan cerca del paraíso.

Andrea Guadalupe.

 
 

lunes, abril 23

Gemidos mentirosos, chantajistas…



         

Tijuana BC. Abril 2012.    Gemidos mentirosos, chantajistas…

 

Mientras que la luna espera ansiosa la llegada de su amante imposible, su diálogo inexistente, el beso de su luz, el calor helado de sus brazos, el roce de su fuego.

Mil historias con un punto final y otras mil y una con un punto y seguido causan mi ultimo suspiro, el primer compas de la travesía sin destino de mis sentimientos; mientras que la noche espera el nacimiento de su muerte, mientras que el amanecer espera la muerte de su día, mi vida, mis miedos, mis palabras, mi rutina llega a tus oídos con este boceto de mis días y con las palabras escritas por mi voz.

Cuando tus pupilas se deslizan con la lenta caída de la lluvia, mis manos derriten el tiempo.

Cuando tus labios ordenan a mil mariposas que emprendan su vuelo a causa de un beso mi voz se funde con una melodía.

Cuando tu sonrisa se dibuja al escuchar un fragmento de mí, una parte de mi sueño se convierte en realidad, una parte de mi prosa por escribir se representa en este gran teatro que es la vida y en esta pequeña sala, junto a la luz de una lámpara, en mi rincón existencial.

He despertado en mitad de la cama y, con los ojos aún cerrados, he visto que ya no estabas, te has ido.

La cama está fría por ambos lados y sin abrir los ojos decido no moverme.

Aún percibo tu calor, ya extinguido, en los pliegues de las sábanas que me envuelven dulcemente, como dándome el abrazo que necesito al comprender tu ausencia.

Aún tengo los ojos cerrados, aunque mi mente ya se remonta, me conoce y me seda con recuerdos que, mecen mi alma y mi mente, dulce, suavemente, para que no sufra al abrir los ojos y me encuentre con la frialdad de tu ausencia.

Mis ojos aún están cerrados, retrasando el momento de enfrentarme al vacío de tu imagen, la distancia de tu cuerpo, el desierto de tu ausencia.

Doy media vuelta y me topo con tu olor extendido e impregnado por toda la cama.

Este olor que me marea, que me duerme, me despierta, me calma y me excita, que me llena y me recorre, desde la nariz hasta el último poro de mi piel.

No abro los ojos, sólo que la angustia se aproxima, ganando terreno por los laberintos de mi subconsciente, haciendo próximo el momento en el que he de enfrentarme a la cama sin ti. Aún hay tiempo para rehuir el vacío y la tristeza; la pereza de enfrentarme desolada al nuevo día, al solitario despertar; así que me abrazo a la almohada y, hundiendo en ella la cabeza me lleno de todo tu olor, aspirando profundamente, casi como si se tratara de la última vez.

Y tu olor me transporta lejos, muy lejanamente, aún a la cama, la misma cama, y en ella estás tú.  

No tengo frío, sueño, hambre, ni sed; sólo te tengo a ti, es suficiente; la cama está llena y no necesito sábanas, porque eres tú quien me abraza y me protege del frío.

No necesito tu olor, porque me cubres y me impregnas dejando, poco a poco, grabadas las huellas de tu aroma en mi mente.

No necesito agua, porque tu cuerpo, húmedo de sudor, calma y apaga mi sed.

No necesito nada, sólo a ti, aunque la claridad me devuelve de nuevo a la cama vacía y, a pesar de tener los ojos cerrados, cada vez soy más consciente de la solitaria y ruinosa realidad.

No abro los ojos; no quiero, no quiero.

No quiero que el sueño termine, no quiero enfrentarme a la realidad de esta cama inmensa y tan fría sin ti.

Si pudiera, ahora mismo intentaría besarte.

Intentaría conquistarte, ahora que de mi brotan los sonidos del sexo, gemidos de mujer, Gemidos salvajes, que vienen a este mundo teniendo bajo su piel, pelaje de animal, que son las respuestas a su hermana la caricia.

Gemidos mudos, que guardo bajo llave, sólo para mi pareja, sólo para ella.

También surgen gemidos de queja, de dolores placenteros que huyen con miedo de ser descubiertos.

Gemidos temerosos, de insolencia maldita, de cansancio de amor, de sentimientos perdidos por falta de amor.

Gemidos del llanto aquel que vive en mi corazón de mujer enamorada: deseo y amor, deseo y amor, deseo y amor.....Y en el sonido de todos mis gemidos, existe una razón y una cuestión…Pregunta y duda, duda y pregunta.

La voz, las palabras del idioma del sexo, que sólo entiende el deseo y que para no decir nada casi siempre vive en silencio.

Gemidos tristes, secuestrados de emociones que no valen para hacer el amor, ya que su dueña no está nunca ahí.

Gemidos dictatoriales, esos con mandato y orden de ejecución.

Gemidos de mujer, sólo que, no te dejes engañar por mí, soy una ilusión de lo que realmente buscas, se te pasará.

Pronto dejarás de verme y me iré haciendo sitio entre tus recuerdos.

Sé que no va a venir nunca más, sé que además es lo mejor.

Aún así no dejo de pensar, a veces, en que por la noche llamas tímidamente a mi puerta.

Entonces yo abro dormida y estás ahí…entre gemidos mentirosos, chantajistas, simples, que hacen de un momento verdadero simple representación.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde vive en mi mente el momento en que coincidimos y el mundo fue nuestro, y fue perfecto.

Andrea Guadalupe.

                             

 
 

domingo, abril 22

Gracias por tus palabras…



 

Tijuana BC. Abril 2012.   Gracias por tus palabras…

He recibido tus líneas y me obligaron a cerrar los ojos… para recordar y para olvidar... Para reafirmarme en el modo que actúo e ir descubriendo si hago lo correcto, para calcular y valorar cada error cometido... Para llenarme de vida, como para liberarme del dolor…Y sonreír.

Los cierro para invadirme de melancolía y a su vez para confrontar este momento nuevo en mi historia... lo hago para sentir cerca a una persona... o para apartarla de mí...Pues en la ternura de las serpientes no creo.

 Aunque hoy, mi sonrisa viene de mi felicidad, por este momento especial, este día soleado... A ratos para evadir mi tristeza, para intentarlo al menos, o simplemente para evitar que creas que no estoy bien, para engañarme, para engañarte...sin embargo a veces acaso sólo sea porque no sé soportar el silencio...

Soy incoherente quizá y a veces más coherente de lo que pretendo llegar a ser con nadie nunca.

La contradicción es incansable en cada momento de mi vida, no se puede reclamar más de lo que hay... Aunque a veces no dejo de hacerlo...Y en ocasiones mi fuerza de voluntad no es válida, se rinde y yo me rindo con ella...

Es complicado entender.

Cambian las estaciones y los inviernos van dejando un blanco color en el pelo, y los veranos van surcando la piel y profundizando arrugas.

Cambian los años y los vamos sumando sin apenas ser conscientes de cómo pasamos por ellos.

Cambian los deseos y los sueños, cambia nuestra mirada y el objeto en el que se queda fija. Cambia la persona amada…

Aunque, a lo largo de la vida, algunas sensaciones se atornillan con fuerza y basta un simple gesto para recordarme que están ahí, ocultas por un velo tupido que se descorre para hacerme saber que alguna vez fueron presentes.

Momentos mágicos pasados que me devuelven a otra vida, a otro instante que fue y creí agotado.

Breves encuentros con el recuerdo que me abraza, me eriza la piel y que conforma lo que llamo vida.

A veces se cuelan recuerdos juguetones cuando menos los espero, aparecen de improviso y yo, simple ser humano, no puedo hacer más que dejarme llevar por ellos y darle nueva vida a aquello que jamás llegó a morir por completo.

Pues creo que hay emociones que se eternizan y sólo acaban cuando, con el último suspiro, las dejamos escapar con el aliento.

Y son exclusivamente de cada uno, no se pueden entregar.

Las emociones suponen nuestra única y verdadera posesión: nacemos solos, vivimos solos, morimos solos.

Puedo intentar hacer saber a otras personas lo que siento, aunque, en realidad, sólo yo siento lo que siento, nadie puede robar un sentimiento.

Es posible caminar junto a alguien, darle la mano, regalarle un beso…sólo que no puedo envolver mis sensaciones para donarlas.

A veces parece que las comparto, da la impresión de que pueden tocarse, las intensifico tanto que me hacen creer que logre transferirlas.

Aunque eso, es un truco de la conciencia, una apariencia necesaria para librarme de la soledad que me acompaña.

 ¡Qué hermosa quimera! Pensar que las emociones se materialicen para que otra persona pueda empaparse de ellas y estremecerse de la misma forma en que lo hago yo.

Gracias por tus palabras, un saludo.

 

Desde Tijuana BC. Mi rincón existencial, donde estoy convencida de que mis vivencias son exclusivas, innegociables, intransferibles, y no pueden tomarse entre las manos para entregarlas, porque ellas me hacen única, son las que dan forma a mi alma y… ¿quién puede entregar el alma?

Andrea Guadalupe.

     

 
 

sábado, abril 21

Sin borrar apenas nada.


Tijuana BC Abril 2012.        Sin borrar apenas nada.

La orquesta de la limpieza suena anunciando que mueve de sitio el residuo, pues limpiar no es otra cosa que trasladar la suciedad.

Esto me hace pensar en los corazones de la gente, dónde irá a parar la tristeza cuando abandona un corazón, dónde va la alegría cuando le el paso a la anterior.

Pues sin duda alguna no se pierden, se trasladan.

Pienso que quizá deberíamos pagar una cuota a los depresivos...quién sabe si hacen una labor social acumulando pesares.

Es curioso conectar a veces con el universo.

Dura un segundo o dos, y cuando ha pasado...sientes que no te has enterado.

Como si vieses una película entera en 2 segundos.

O más bien como si formaras parte de ella, de toda entera, durante esos dos segundos.

Y luego flotas hasta que sientes los tirones hacia abajo.

Tirones de humanidad hacia tus 5 sentidos, para que sigas viviendo individualmente, porque somos individuos.

Cuando las puertas del cielo se abren, se abren para entrar y para salir.

Sólo que cuando la música clásica suena, quien no la entiende no la aprecia.

Aunque...el primero que la escuchó o la compuso, ¿cómo la apreció?

La verdad es que es una tontería, porque yo también la escuché por primera vez algún día...

Algo ha pasado con la luz que no se encendió.

No calienta ni ilumina, sólo te nombra tu estupidez y sonríe.

Es difícil saber cuánto tiempo durarás en un sitio, cuando no te sientes parte de ninguno en concreto.

¿Cómo integras al cisne entre los patos?

¿Y si no existieran más cisnes?

¿Hay razón de ser para el último animal de una raza?

Más bien parece como si el resto le pidiesen que muriera ya.

Como si invadiera un espacio que no le pertenece... ¿dónde quedó lo de individuo ahora?

Es difícil seguir después de una nota así, más cuando ni siquiera sabes lo próximo que vas a escribir mientras el sonido de la vida, ya sea una campana, una tubería o el silencio que no es silencio, sino que se oculta tras el ruido del girar de la Tierra; te acompañan en esta escritura.

Como cuando tienes algo entre manos, suena el teléfono, la conversación dura una hora y al colgar no sabes qué hacías con eso en las manos.

Qué querías hacer, qué querías mirar, qué querías tirar, qué querías arreglar.

El escalofrío te da un buen tirón hacia abajo.

El escalofrío es el electroshock de la gente espiritual para que vuelvas a tu cuerpo, a la realidad.

Es imposible ignorarlo, pararlo o dejar de sentirlo.

Y luego de él, ya perdiste.

Ya estás en tu cuerpo de nuevo.

Cuando lo entiendes todo tan rápido te quedas catatónica.

Aunque ya he olvidado otras veces las cosas que había entendido y sé que luego las recuerdo más fácilmente, así que cuando vengan poco a poco tendré bastantes deja vú (o como se escriba, porque hoy no sale la magia con las palabras, no se juntan y se mezclan de esa forma que me gusta, como cuando juegan conmigo y me cuentan una historia, y al rato al recordar la voz de quien relata , me doy cuenta que era la mía, y que mi mano sostiene un portaminas)

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde este texto se escribió sin saber qué vendría a continuación y sin borrar apenas nada.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.


                                                   

 
 

Desde el corazón


Tijuana BC. Abril2012.   Desde el corazón

Siempre me pasa lo mismo cuando me pongo delante de una cuartilla en blanco, se me queda la mente tan blanca como el papel, sólo que ya tenía ganas de hacerte llegar este correo.

Lo cómodo sería decir aquello de: me alegraría que al recibirlo, te encontraras bien.

Yo bien, gracias a Dios…, aunque quiero que esté sea un correo diferente, más íntimo, sólo de mí para ti…Perdona que utilice este medio para comunicarme contigo con lo fácil que sería tomar el teléfono que tan aliado nuestro fue durante un largo tiempo, o corto según se mire...

La cuestión es que hoy me levanté pensando en ti, nada excepcional si tenemos en cuenta que esta circunstancia se repite día tras día; aunque en esta mañana nublada y ventosa parece que me siento en condiciones eficientes para escribirte y expresarte lo mejor que pueda cómo me encuentro después de nuestro alejamiento.

Sé que te cuesta ponerte en mi lugar y entender tantos interrogantes que han quedado suspendidos en el infinito y es lógico en cierto modo porque no he tenido la fuerza o el valor necesarios para mantener una conversación verbal contigo después de nuestro último encuentro, por ello pretendo plasmar en esta carta mi estado anímico actual que no es precisamente alegre debido a las circunstancias que me rodean.

Sabes perfectamente cómo es mi vida, conoces cada paso que doy porque has sido partícipe de ella intensamente durante todo ese tiempo precioso que has compartido conmigo aunque sea con distancia de por medio.

Conoces como nadie mi inestabilidad, mi fragilidad, mis bajones anímicos, mis temores, mis cambios de humor motivados en parte a cambios hormonales y mis ciclotimias, que a mí parecer no son más que una oscilación entre diferentes estados de ánimo donde la tarea es encontrar, en la propia oscilación, los tonos de una vida propia.

Conoces mi vida prácticamente, porque en nuestras conversaciones eternas hablamos alguna vez de todo esto.

Desde el principio tuvimos una conexión mágica y maravillosa que me daba alas para explicarte con detalle cada episodio vivido por mí.

En ti encontré a ese ser sensible, inteligente, espiritual y único que toda persona anhela tener cerca porque me reconfortabas con tus palabras, con tu capacidad de escucha y con el modo de compartir tus vivencias conmigo.

Día a día te fuiste haciendo imprescindible para mí, necesitaba de tus mensajes cargados de cariño...

Tu voz...siempre fue poderosa para mí, desde el primer día que la escuché me produjo escalofríos y estremecimiento, voz bien modulada,... ¿recuerdas?  

Por esto y después de nuestro alejamiento no he querido volver a escucharla porque me produce una mezcla de sentimientos difíciles de definirte, aunque sin duda todos ellos muy ligados a las capas más internas del alma que en estos momentos se encuentra en estado de letargo..

Y permíteme que te diga que el cariño que siento por ti es tan profundo y sincero que no hay nada en este mundo que lo pueda debilitar, ni aunque me sumergiera en la peor de las crisis existenciales dejaría de quererte con locura.

Sólo que es precisamente este amor que siento el que me ordena casi dictatoríamente que me aparte de ti, que no te haga partícipe de mis problemas, de mis angustias vitales ni de mis penas.

Yo quiero verte feliz, necesito saber que estás bien, que no sufres por mi culpa pues sólo de pensar que te transmito mis pesares y malestares, éstos se incrementan y nos metemos en un círculo vicioso del que me sería aún más difícil escapar.

Quizás no estoy siendo muy clara y concisa con esta carta y sigas preguntándote el porqué de mi distanciamiento aunque confío plenamente en tu intuición e inteligencia superlativas capaces de hallar cualquier incógnita.

Sólo te pido una cosa:

No dejes de comunicarte conmigo, no nos perdamos...puede que tú lo veas como una petición muy egoísta por mi parte y conozco perfectamente tu parecer en cuanto a mantener una amistad después del amor.

Sólo que, quiero hacerte meditar al respecto y te propondría que pienses que no se trata de pasar a ser amigos así sin más, sino de verlo como una transformación circunstancial del amor, al fin y al cabo los sentimientos son energía pura y ya sabes que existe una ley inexorable de la física que reza que "la energía ni se crea ni se destruye, solamente se transforma".

Para terminar déjame darte las gracias una y mil veces por tantas cosas buenas que has compartido conmigo, tengo grabados a fuego cientos de momentos únicos que me ayudan a trazar sonrisas sólo con recordarlos.

Nuestros paseos urbanos, nuestras comidas y los momentos lindos e inolvidables que hemos compartido y que me dicen que no quiero que enterremos perpetuamente, todos ellos se van a quedar en mí forever y espero que también tengan un rinconcito en tu nostálgico corazón.

Te voy a escribir una canción de Ricardo Arjona que define y resume a la perfección lo que te he querido decir en este correo:

Acompáñame a estar sola, a purgarme los fantasmas, a meternos en la cama sin tocarnos.

Acompáñame al misterio, de no hacernos compañía, a dormir sin pretender que pase nada.

Acompáñame a estar sola…Acompáñame al silencio, de charlar sin las palabra.

A saber que estás ahí y yo a tu lado, acompáñame a lo absurdo de abrazarnos sin contacto,

Tú en tu sitio yo en el mío, como un ángel de la guarda.

Acompáñame a estar sola…Acompáñame

A decir sin las palabras, lo bendito que es tenerte y serte infiel sólo con esta soledad

Acompáñame a quererte sin decirlo, a tocarte sin rozar ni el reflejo de tu piel a contraluz,

A pensar en mí para vivir por ti, acompáñame a estar sola…

Acompáñame a estar sola para calibrar mis miedos, para envenenar de a poco mis recuerdos, para quererme un poquito, y así quererte como quiero,

Para desintoxicarme del pasado, acompáñame a estar sola…Y si se apagan las luces,

Y si se enciende el infierno, y si me siento perdida.

Sé que tú estarás conmigo, con un beso de rescate.

Acompáñame a estar sola…

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde no te entretengo más, un beso… o mejor, muchos, muchos besos y un fuerte abrazo…desde el corazón.

Andrea Guadalupe.


                                               

 
 

viernes, abril 20

Dedos que surcan, que se mueven sobre la piel…



   

Tijuana BC, Abril2012.       Dedos que surcan, que se mueven sobre la piel…                     

Hoy, pienso y me recreo en las caricias, las caricias que me hacen enloquecer, aquellas que deben ser leves, apenas notarse, deslizándose sobre mi epidermis dejando detrás un conjunto de sensaciones, sin que apenas las yemas de los dedos rocen la superficie sobre la cual se deslizan.

Porque, las caricias son ofrendas, que intercambiamos en esa preparación que nos habrá de llevar, con que daremos el primer paso en un viaje a través del erotismo…Los dedos, la húmeda lengua son sencillamente instrumentos que, si bien cumplen otras funciones forman parte de nuestra sexualidad, a medida que comprendemos este principio, avanzamos en el conocimiento de lo que podemos hacer con esos sencillo y en ocasiones poco valorados instrumentos.

Herramientas que tientan, que palpan, que alcanzan los más disimulados rincones de nuestra humana anatomía, que nos ayudan, que dan cuerpo a nuestras más inspiradas ensoñaciones sexuales.

 Diez dedos, que pueden ser hábiles exploradores, capaces de llegar al interior de cualquier cavidad, de atrapar con fuerza, con suavidad, palpando o apreciando.

 Dedos que surcan, que se mueven sobre la piel, trazando rutas imposibles… la lengua en su perfecta humedad, se desliza a su vez, sintiendo, percibiendo el sabor, tenue que tiene la piel humana de ciertas zonas ocultas, cavidades que se convierten en territorio virgen por el cual dejar que la saliva que baña ese músculo se derrame.

 No hay sensación mas erótica que la de una lengua que explora el oído del amante, o la de la que se sumerge en aquellas otras cavidades cuya intimidad, ninguna otra lengua antes había profanado.

Acariciar es regalar un caudal inagotable de sensaciones inenarrables, quien recibe la caricia, goza, aunque a su vez también lo hace quien la concede, quien entrega la liviana caricia, la que apenas si deja mayor impresión sobre la piel que la sensación de liviandad que deja el roce del viento.

Dejar que un dedo se deslice sobre la espalda trazando en su centro una línea que lo cruce de norte a sur, que llegue a sus glúteos y allí comience a explorar, a recorrer un camino sin retorno, cuyo fin es tal vez abrir territorios vírgenes, quizás sendas mil veces recorridas, surcar una línea que viaje por sus muslos, que caiga entre ambas piernas y girando el cuerpo que se nos ofrece a nuestra insaciable curiosidad, alimentar nuestra sexualidad, al hallar ante nuestra lengua juguetona el objeto que nos hace perder la cabeza…

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde divago en compartir mis secretos y mis suspiros, aunque, hay una cosa que te debo decir, no es nada fácil, estar tan lejos de ti.

Andrea Guadalupe                                       

 
 

martes, abril 10

Unos ojos que te miran con sabor a despedida…



Tijuana BC. Abril. 2012.      Unos ojos que te miran con sabor a despedida…

De vez en cuando la vida te castiga con una despedida.

No digo que te tome desprevenida, aunque dudo mucho que nadie sepa prepararse para el silencio.

De vez en cuando un reloj inicia la cuenta atrás, y las horas son insuficientes para dar con la fórmula que detenga el tiempo.

De vez en cuando, insisto, una mirada se convierte, como por arte de magia, en el lenguaje del alma.

Unos ojos que te miran con sabor a despedida…

Y entonces sirve de consuelo llorar, despedazarse el alma, incomprendida, y abrazar de nuevo el presente, como si ese abrazo fuera para siempre.

No, estas no son mis lágrimas…

Han pasado ya esas noches de buscar calor, de llorar de noche.

De querer levantar aquellas piedras que entierran una parte de mi pasado.

Puedo buscar consuelo en las palabras porque, posiblemente también en eso consista el maestría de la escritura.

Yo debería estar terminando un relato que hablara de la incongruencia.

No es por falta de ganas sino de ideas que no lo he empezado.

Y es que la única paradoja que se me ocurre trata de la vida y la muerte.

Y de como a veces la vida, se disfraza de silencio y amputa ilusiones con una guadaña prestada de su yo más amargo.

No, hoy no quiero hablar de cosas tristes.

Hoy quiero dejar paso a mi yo más irreflexivo.

Dejarle hablar… Hoy quiero enterrar este día, hoy tengo una ilusión por un proyecto, que es quizá lo mejor que pueda tener en este momento.

Escribo por no callar.

Enmudezco al pensar que no sonríe la Mona Lisa.

Me pregunto en qué piensa la Virgen María mientras amamanta al niño.

Y todo esto ocurre mientras se desvanecen los sueños en el más absurdo de los silencios.

Los besos que perdimos… ¿Se fueron con el tiempo, llevados por el viento, o por alguna fuerza especial que los empuja a hacerlo?

 ¿Quizá se fueron para no hacernos daño?

¿Tal vez quedaron anclados en nuestro pasado?

 O simplemente, revolotean hasta quedar enredados entre las arterias de nuestro corazón y por cada sístole de dolor, suelta una diástole de alivio, como un suspiro en la memoria.

¿Adonde van los besos que no dimos?

Me lo he preguntado, y me digo… no, es imposible besar un recuerdo para no caer en su olvido.

Yo no sé dónde fueron a parar los besos que me he perdido.

A mi parecer se me han quedado prendidos en un suspiro, así como sujetamos los recuerdos a las fotos de nuestros seres queridos.

Para no olvidar nunca que una vez, por un momento, tuvimos alguien con quien compartir nuestro destino.

Sólo quien es valiente se atreve a mirar esos besos a los ojos.

A verlos cara a cara, a condenarlos a un olvido eterno.

Ese que se consume en la tristeza del momento.

No, yo no sé donde descansan los besos que no dimos.

Conservo calientes, en mis labios, los besos que no podré volver a dar.

Guardo con cariño un recuerdo por cada último beso que me arrancó una lágrima.

Esos besos imposibles, incapaces de despertarlos sin en el dolor del recuerdo.

¿Adonde van los besos que no dimos?

Me pregunto yo, y no sé dónde quedan esos besos.

No sé adónde van, quiero pensar que se los lleva el viento a quienes iban destinados.

 Besos… besos enredados en el corazón y en el alma, besos olvidados, besos bajo el sol, bajo la lluvia, besos entre risas, besos entre lágrimas… y besos… compartidos…compartidos siempre… con quienes se fueron demasiado pronto…con quienes nos quedamos…siempre demasiado pronto.

Hoy, desde aquí, mando tres besos:

Uno,  tus palabras: por las que escribes y compartes, por las que dices y con las que discutes, y por las que te guardas y con las que hablas en silencio.

Dos, a quienes perdimos a alguien que se nos fue, siempre demasiado pronto.

Y otro beso infinito, interminable… uno de esos besos estrujados.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde estoy convencida de que los besos que no damos… siempre llegan a sus destinatarios.

Andrea Guadalupe.

PD. ¡Acabo de recibir uno, dos…Bienvenidos sean!

     

 
 

sábado, abril 7

Tú lo has dicho…


Tijuana BC. Abril 2012.  Tú lo has dicho…

Tras su captura, Jesús el Cristo es juzgado ante falsos testigos por el Sumo Sacerdote Caifás.

Allí, ante el Sanedrín, Consejo de Sabios Judíos, se manifiestan las más infectadas contradicciones de la aberración humana.

Caifás pregunta a Jesús si es el Mesías.

Tú lo has dicho, responde el prisionero.

Así es acusado de blasfemia, para que la profecía de Isaías se cumpla.

Entonces, entre vueltas y hechos burocráticas, dixit Herodes Atipas, Jesús el Cristo es arrastrado ante el desenfado imperial del Prefecto Romano, Poncio Pilatos, quien no le encuentra culpable; sólo que para calmar los ánimos vulgares, pide a la muchedumbre que elija entre liberar a Jesús o al conocido malandrín Barrabás…

Orientada por la violencia de los sacerdotes, la multitud exige la liberación del rebelde político y condena a la crucifixión a Jesús el Cristo.

Así Pilatos se lava las manos en el agua sucia de la cobardía.

Azotado por las risas y el látigo, con una doliente corona de espinas y obligado a cargar la cruz, Jesús el Cristo, inicia su calvario al cráneo de la humanidad (en arameo, Gólgota).

¡Salud, "Rey" de los Judíos! le escupen con burla los soldados romanos.

Ya crucificado entre dos, no puedo decir ladrones, pues la evidencia del fallo de Jesús el Cristo, me lo impide, los lanceros se juegan a los dados sus vestiduras.

En la cruz, sobre su cabeza, martillan: INRI, en latín: Iesvs Nazarenvs, Rex Ivdæorvm; que en castellano dice: Jesús de Nazaret, el Rey de los Judíos.

Llegada la Hora, Jesús exclama: "Eloí, Eloí, lamá sabajzaní", que en cualquier lengua significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?", en un llamado de tal resonancia que aun llega hasta nuestros días.

Ahí, por amor a la humanidad, el Poder de la Palabra... y algo más que la imaginación: Porque al sentir un ligero roce de brisa, Jesús el Cristo levantó la cabeza y el polen dorado de los extremos del arco iris lo sorprendió.

Ya no estaba en la cruz, sino en un madero con hojas y flores que se suspendía en una lenta marejada iridiscente, como si el océano bostezara de alegría un enjambre de burbujas.

Los peces saltaban como pájaros y tejían con el sol colores como cantos.

Parpadeaba, intentando sentir la sangre dura en sus ojos.

Abría y cerraba las manos, como queriendo encontrar el hierro injusto de los clavos…

Sólo que… no había nada.

Ni llagas, ni dolor, ni fracturas, ni llanto.

El cuerpo lo sentía como el alma, sin barreras, mezclándose con todo: la lejanía ni la cercanía existían, lo alto era igual que lo bajo.

Sus cabellos se volvieron una extensión nocturna del Universo, donde treinta y tres los ángeles lo miraban con una sonrisa de finísima arena de diamantes…

Esa belleza le recordaba la ternura humana, como cuando en Betania, María frotó el nardo en sus pies, del que emanaba el dorado aroma musical de una fragancia venida desde este mismo cielo.

Ahora su cuerpo flotaba con la levedad inquietante de un todo feliz navegando en el espacio, donde no hay sur ni norte, mucho menos oeste o este...

Afectuoso, su corazón latía como un animalito ligero que desde el fondo de su pecho endulzara de rojo sus labios.

Así transcurría lo intranscurrible, hasta que un Ángel transparente habló desde el interior de su cabeza, teniéndolo a él enfrente como reflejo del azul: Fuiste crucificado, muerto y sepultado, murmuró el Ángel  y ahora radicas en el afectuoso infierno de Dios, tu propio pensamiento.

Resucitarás desde ahí, desde esa gracia divina, para liberar a los que moran en el falso reino de la muerte.

Y, después de que pase todo esto, ascenderás a los cielos, para quedarte sentado a la derecha de Dios, nuestro Padre Todopoderoso.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde pienso que, cuando nazca el hombre que no sólo conozca esas cosas sino que también las practique, me sentaré a su lado y me declararé su oyente. A G Santana.