jueves, marzo 26

Rascando las entrañas de la desgracia.


Marzo/009.     Rascando las entrañas de la desgracia.

 

 

Sólo los infinitos, inalcanzables, inescrutables, incomprensibles y místicos poderes de las fuerzas ocultas del más allá, o sea, un poder de ultra tumba, y algunos predicadores del pensamiento oculto pueden explicarme el porque vivo rascando las entrañas de la desgracia.

¿Porque a pesar de hacer esfuerzos supremos sigo sin obtener respuestas para mis corajes?

Esto es lo que se llama llegar al estado canino.

Me siento nauseabunda, soy un ánima de vulgo can.

Desde que ingreso la crisis a mi vida, ingrese yo a las filas perrunas y aquí sigo.

Como un modo de acentuar mi triste estado, mi inche comay vino a la casa a saludarme justo a la hora de la comida, con su mugre pedazo de animal, de raza cruzada, corriente con callejero, modelo compacto, un enano de perro mal llamado fríjol.

Perro perfectamente idiota, que lo suyo es enroscarse y quedarse dormido con una velocidad y profundidad envidiable.

El idiota fríjol jamás se abalanza a recibir a mi comadreja, o pega de brincos y menos ladra.

La ve llegar de lejitos, como si fuera un bulto que llegan a entregar y sigue su camino.

En esta visita es posible que decida su destino, o que su dueña me deje de hablar.

Justo cuando pretendía yo comer mi nutritiva dieta que incluía papas a la francesa, mientras mi comadreja me platicaba sus ultimas aventuras, y yo me llevaba el alimento a la boca, alcance a mirar el descerebrado perro que de un salto felino, quiso alcanzar mi mano, yo la levante y el sinvergüenza, para evitar la caída, me clavo los colmillos en el antebrazo.  

Con la sangre que brotaba y con lo que yo imaginaba, rabia, moquillo, sarna, parvo virus, se organizo un drama griego.

Pensé y sigo pensando en darle el descanso eterno.  

Para tomar esa decisión, me ha estimulado mucho leer noticias de que los vendedores de tacos de atropellado, debido a la crisis, están haciendo limpia de perros callejeros.

Quiero ver al fríjol con su traza de vagabundo en peregrinación al matadero.

¿Y sabes qué?

Pensándolo bien, yo también me anoto en mi calidad de repulsiva bípeda, mamífera  rascando las entrañas de la desgracia.          Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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