Tijuana BC Marzo/009. …………..es tan mínima cosa
A nuestro pobre cuerpo, lo calumniamos mucho, en cambio a nuestro espíritu, lo enaltecemos demasiado.
Creemos que nos condenamos por la carne y denigramos el cuerpo, lo humillamos.
Solo que es tan mínima cosa el cuerpo, tan humilde y casi con nada se conforma.
Un poco de agua, un poco de pan, algo de sueño, no de sueños, y ni siquiera amor.
Sino apenas, de vez en cuando, la compañía de otro cuerpo para sofocar los instintos.
En cambio, el espíritu, ¡Qué exigente es, qué inagotable y exigente!
Reclama sabiduría, actos ideales, valores duraderos, juveniles, puros, y eso tan difícil de hallar que es el amor.
Yo tengo para mí que es el espíritu el que nos condena y no la carne.
El cuerpo nos hace cometer pecados muy modestos que sólo el miedo de la Edad Media, por las cosas terrenas pudo considerar mortales; La gula, la pereza, la inofensiva lujuria, tan desprestigiada y perseguida.
¡Ah! Solo que el espíritu.
Los pecados del espíritu, esos si que son graves; La envidia, el peor de todos la soberbia, el primer pecado que se cometió y aquel por el que todos se cometen.
Tengamos compasión de nuestro cuerpo, tratémoslo bien.
Después de todo, pobre, ya sufre el trabajo de llevar esa terrible carga que es nuestro espíritu. Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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