domingo, julio 19

¡Que ironía!

Tijuana BC Jul/009.    ¡Que ironía!

 

 

Un muerto más en la Pamplonada escandaliza a los medios.

Los Sanfermines se tiñen de sangre cuando un hombre muere ante la embestida de un toro embravecido, y a sólo unos días de la tragedia, su fatídico video tiene más de cien mil visitas en Youtube.

Desde 1922 a la fecha, más de 19 personas han muerto en esta f8iesta española, sin embargo, la tragedia no suspende la tradición.

Es curioso, como el peligro nos parece tan atractivo a los seres humanos.

La velocidad nunca nos parece suficiente, si manejamos 6 cilindros, queremos 8, si la montaña rusa es de 50 metros de altura, en cuanto vencemos el reto, buscamos uno mayor.

Además del peligro, amamos la violencia.

Deportes como el box, las artes marciales, lucha libre en jaula, el motociclismo extremo, tienen filas de seguidores en el mundo y genera ganancias extraordinarias a sus promotores y participantes.

Los programas de televisión en donde los protagonistas son las lesiones, la sangre y el dolor, han tenido bastante éxito, y hasta son llevados a la pantalla grande.

En esencia, el cine, la tv, la Internet, las caricaturas y hasta la radio están llenos de violencia.

Por lo qué me pregunto; ¿Si adoramos a la violencia, por qué n0os quejamos de vivir en un mundo violento?

Hoy no hay que ser policía o militar para estar en la línea de fuego.

El simple hecho de cruzar una calle resulta riesgoso.

El crimen se ha apoderado de las calles mientras que las fuerzas armadas, no son capaces de protegerse a si mismas.

Tal vez la diferencia consiste en que en la Pamplonada, existe la opción de saltar para escapar de los toros, en el box, se puede arrojar la toalla, en nuestros vehículos, se puede desacelerar antes de que un bache nos frene a última hora.

Podemos decir me safo, ya estuvo, o lo que sea, si la situación nos hace arrepentirnos.

Sólo que frente a la delincuencia, no tenemos opción.

En medio de una balacera, ni correr es posible, nos limitamos a arrojarnos al suelo.

Por más que enrejemos nuestras casas, no podemos mantener fuera a los delincuentes, las alarmas en los picks ups, o carros, son tan efectivas como una estampa de la virgen en el tablero.

Correr, escondernos, o cooperar, no nos salva de la violencia.

Nos quejamos de vivir en un mundo violento, porque no podemos salirnos del universo como podríamos hacerlo en un cuadrilátero.

Sólo podemos quejarnos, platicar al calor de una taza de café de lo ineptos o corruptos que son nuestros gobernantes, o amenazar con votar por el partido que esta hoy en la banca.

Esta historia no tiene moraleja o reflexión, si un dato estadístico; la esperanza de vida en México de una persona común es de 75 años, mientras que la de un delincuente es de 42.

Aún así es mas seguro vivir siendo victimas que siendo homicidas.

¡Que ironía!                               Andrea Guadalupe.

 

 

 

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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