Tijuana BC Jul/009. Adiós.
Ayer, justo después de un año de no vernos, no escucharnos, no saber nada una de la otra, nos encontramos.
Fueron sólo quince minutos y sobraron catorce para darnos cuenta de que tú y yo nunca más podremos ser aquellas.
Yo te miraba mientras tú, en otra época, enigma del silencio, no parabas de hablar.
Observaba la geografía de tu cara que tan sólo hace un año me transportaba y buscaba reencontrarme en tus ojos, aunque fuera en un único instante cómplice que me revelara que habíamos alguna vez compartido algo más que el calor de dos cuerpos.
Sólo que tus ojos, que parecían mirarlo todo y no posarse en nada, no se acercaron a mí.
Y en el momento en que parecieron hacerlo fui yo la que desvió la mirada.
La charla no paso las fronteras del absurdo.
Tampoco el más leve intento de pisar el terreno personal.
Así, como si nada jamás hubiese existido entre nosotras.
Supongo que teníamos miedo de confesarnos y sabernos ya suplantados por esas otras que hoy, dicen amarnos.
Esas otras a las que ahora entregamos el calor de nuestros cuerpos y que el día de mañana, probablemente, nos sean también extrañas.
Antes de irme, de repente, me tomaste la mano, la apretaste unos segundos y entonces sentí... que no sentía nada...
Y te dije adiós. Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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