Tijuana BC Jul/009. La presencia es como las palabras.
¿Dónde están las tardes, y las ramas, los vientos, las nubes, las flores, y las estrellas?
¿Y las miradas a ninguna parte, y las risas sin sentido, y las gotas de lluvia?
¿Acaso te has olvidado de esto? ¿Acaso no te hacen falta?
Hablo de las tardes en que paseábamos, en las que disfrutábamos, las que vivimos.
Las que parecían no acabar.
Hablo del cielo azul, blanco, gris, y demás.
Hablo de nuestros pensamientos, ideas y sueños.
No me digas que no te advertí, que no te lo hice saber, que no te lo insinúe, que no te lo mostré.
Fui sincera contigo, desde siempre me descubrí como era, te dije de mis aciertos, te enuncie mis fracasos.
Te hable de lo que quería ser.
Te hablaba en la noche de mis miedos, porque sabía que estabas conmigo.
En los días soleados, sonriendo, te contaba mis sueños.
Te platicaba de mis anhelos, intentaba mostrarte mis confusos pensamientos.
Muchas conjeturas podría tejer alrededor del tema, muchas podrían definirse a si mismas en muchos contextos, en muchas situaciones, y hasta podría llegar a pensar que no existe mejor forma de definir las palabras, que con las palabras mismas, sólo que en ocasiones, estas se pueden quedar cortas para definir lo que son, lo que significan, lo que se logra, se alcanza, y se pierde con ellas.
En su momento oportuno, pueden indicar el punto justo para reconciliar nuestra vida al tiempo, sólo que las palabras también escasean, como ahora mismo en que me quedo vacía, intentando expresarme y regalarte algo.
Instante en que el silencio puede expresar más.
Acostumbro pensar que la presencia es como las palabras, y que existen situaciones en que más que ellas, se requiere estar ahí para decir verdades.
Pueden lograr que trasmita lo que pienso y siento, siempre tratando de recurrir a ellas de la mejor manera, de traer a tema el orden adecuado, para que logres imaginar siquiera lo que ese orden representa en mi mente.
Que ellas supusieran el esfuerzo de mi mente por trasmitirte vida.
Que todas ellas juntas, logren llenar tu corazón.
Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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