sábado, agosto 13

Amiga...El ser mujer es algo más que vestir de faldas.


Amiga...El ser mujer es algo más que vestir de faldas.

Regresan de manera insoportable temas de dolor y muerte. 
Son dos infamias que nadie merece. 
No lo sé, no lo sé, sólo que...me duele que un ser humano, como tú y como yo, enamoradas de la belleza y con su imaginación dedicada a dibujar en el viento la ondulante caligrafía de la feminidad, termine encerrada en un cuerpo que no le corresponde.
 Siempre están las prudentes, las durables, las que desde siempre renunciaron a toda grandeza que, en voz baja, comentan que seguramente es castigo de Dios.. 
Dicen esto y quedan muy satisfechas sin percibir cómo a su alrededor el daño y la muerte se enfurecen con las más débiles y las más inocentes.

A mí alguna vez me contaron que sin duda alguna la situación que vivo era un castigo que Dios les enviaba a mis padres por sus pecados y a mí por los pecados que seguramente cometería.
Desde entonces soy amiga de Machado y el Cristo que me enamora es el que juega a caminar sobre las aguas y comparte con nosotras el riesgo de anegarse en la pena.

“En verdad quiero verte, mi dulce Señor”, escribió George Harrison, “en verdad quiero estar contigo”. 
El problema está en lo doloroso del trámite.
 Estoy hablando del apoyo, de nuestra capacidad de compasión, de la adquisición de la certeza de que más allá de la triste frontera de nuestra piel están la otra, las otras, la distinta, la variada, la interesante, el cambiante rostro de Dios, los destinos de nuestros viajes. 
Ver a Dios, estar con él, quedar con él es tan sencillo o tan arduo como salir de nuestro laberinto y arriesgarnos a ser con la otra, desde el otro; ser la otra.
 Con la muerte de nuestro ser masculino la música de nuestra juventud se atenúa; aunque si en nuestra vida, las penas y las sonrisas de las otros siguen siendo nuestras (a esto se le llama compasión), entonces la juventud regresa. 
El alma permanece y más allá del sombrío horizonte hay una luna inmensa que con callada música nos avisa que ahí viene el sol.

Seguimos hablando de lo mismo. Ahí están las otras y, en particular, ahí están las niñas cuyas discapacidades solicitan de nosotras, no miradas lastimeras, no alborozos de nuestra buena conciencia, no reclamos generalizados contra la injusticia del mundo; requieren hechos. Hay que proporcionar alivio, recuperación y afecto. Esto es lo que ha hecho la comunidad.
 La confianza y creencia social que he adquirido radica en esta cuestión tan simple en apariencia y tan trabajosa para las integrantes: El apoyo es un hecho.

Estamos en sesión permanente.  
La comunidad T va por la vida clamando: ”Se ve, se siente…………, la T esta presente,” con voz de vocalista de la Santanera, o de diputada del PAN.

Aunque no venga al caso, tiemblo ante los mensajes conciliatorios que dicen: no te leo porque escribes puras estupideces, sólo que …………………… te tengo un gran respeto".
 Me quedan varios días para exponer los motivos que me obligan a estar aquí; por lo pronto, básteles saber que, en verdad, Andrea Guadalupe; esta con quien quiere.
Ustedes.
 Andrea Guadalupe. 


                          

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