sábado, agosto 13

Convicción...Educación...

Convicción...Educación...

¡La culpa la tenemos nosotras! !Nadie mas!

Vamos por el mundo diciendo una cosa y pregonando otra, empeñamos media vida en esas convicciones, y ...de pronto, resulta que somos lo que no queremos.
 Lo que luchamos por modificar. 
¿ Por educación? 
Educación es mas fuerte que convicción.
 Ahí me tienen, soy una mujer de convicciones ¿Verdad?
 Ando por la vida exigiendo la equidad entre géneros y comunidades.
 Ando por la vida diciendo a quien me quiera oír que ser diferentes no significa ser inferiores, que como mujeres trans, no nacimos con genitales femeninos, si con sentimientos y cerebro de hembra.
 Que las actividades”femeninas” , no deben ser exclusivas de las mujeres biológicas, como las actividades domesticas, el cuidado de los niños, que para que haya equidad, los hombres también deben participar.
 Y verdaderamente creo en eso.
 Entonces, ¿Qué me paso?
 Por qué entonces un día despierto y me doy cuenta  de que quien en realidad lleva el peso de la casa, soy yo, la que no ha podido tomarse un fin de semana de vacaciones, la que se hace pedazos para dividir y multiplicar su tiempo entre las cosas que debe y quiere hacer.
Si antes buena parte del trabajo de casa era compartido con mi hijo:  ¿En que momento retome la carga completa?
 Porque estoy segura de que fui yo quien poco a poco retomo la corona de “Reina del hogar”

Tanto trabajo y esfuerzo para crecer en la equidad, para enseñar a mi hijo a ser más hombre y menos macho, y en la primera oportunidad , hago el papel que nos dicen es natural.

¡Que natural ni que nada! 
Es la educación grabada, tatuada en el alma desde hace tantas generaciones, que ya perdimos la memoria.
 La mujer sumisa y domesticada que llevo dentro se sobre pone a mis convicciones. 
Me toma por sorpresa me gana terreno como espía en guerra.
 Hasta que un día, me despierto abrumada, agotada, enojada, mientras mi hijo, para descansar de una temporada agotadora en la escuela y su trabajo, se va a visitar a sus amigos.

Y lo único que se me ocurre a mi preguntarme es ...y yo ¿cuándo?
 Se me hizo en la mente un silencio, como cuando una se mira a el espejo y descubre esa arruga que no había querido ver.

Si...educación supera convicción, entonces, voluntad, y conciencia deben superar educación. No hay de otra.
 Hay que re educarnos, grabar otro mensaje y borrar el tatuaje.
 Por lo pronto..¿Alguna de ustedes me quiere enseñar a salir de mi encierro?
 Por que quiero conocer amigas y salir con ustedes.
Andrea Guadalupe. 




                    

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