Tijuana BC Jun/009. Esas buenas memorias.
En mi infancia, recuerdo que tenia buena memoria, podía memorizar con facilidad fechas, números telefónicos, nombres, casi cualquier cosa.
Sin embargo, conforme fui creciendo, note que no recuerdo donde deje mi buena memoria.
No sé si quedo en alguna biblioteca donde me refugiaba, no sé si quedo en alguna sala de cine en aquellas tardes en que las frecuentaba, en la disco donde iba a bailar y escuchar mi música favorita, o en los templos frescos y silenciosos donde más que rezar, acudía a buscar paz.
Tampoco sé si la perdí en aquella noche en que me robaron hasta la ilusión.
La verdad es que de mi buena memoria, hace rato que no sé nada, no sé donde esta, no lo recuerdo.
Soy de aquellas mujeres que confía hoy en día a la agenda, al celular, a la pc.
Quizá en el fondo, no me preocupa donde estará.
Me es fácil recordar las cosas que necesito recordar, y quiero recordar.
Creo que una recuerda lo que quiere, lo he llamado amnesia selectiva, recuerdo lo que me conviene.
Sin embargo, me inquieta que exista quien me juzgue por olvidar ciertas cosas.
Lo que no recuerdo, es lo que considero menos importante, aunque pueden estar convencidas que, lo que realmente es importante, no lo olvidare.
Aclaro, perdí mi buena memoria, no mi memoria.
Mientras tanto, esas buenas memorias que recuerdan todo con absoluta claridad, esas memorias que no capaces de olvidar y no borran los detalles difusos, esas memorias cargadas en ocasiones de prejuicios y rencor, me seguirán haciendo reír.
Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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