martes, abril 15

¿De que madres...............

Tijuana BC Abril 008.    ¿De que madres……………………….

 

 

 

Con la esperanza de que lean y hagan algún comentario aclaratorio, les escribe la presente una confusa y angustiada mujer.
Estas reflexiones las motivó una reunión de amigos que tuvo lugar hace pocos días por la próxima celebración de las madres, en la que se originó una sabrosa plática sobre el tema.

Alguien, en determinado momento, como halago general a las mujeres y a las mamás en particular, citando no recuerdo a quien, dijo: "La mano que mece la cuna es la misma que rige al mundo".

¡Madres!....................... Con ese comentario ardió Troya, ya que al instante desató argumentos en pro y en contra, tanto religiosos como científicos.

A uno se le ocurrió decir, que según los estudiosos de la materia, no había duda que la mujer y no el hombre, había contribuido más y mejor a la civilización con sus acciones y actividades; que por ejemplo la cocina, tarea predominantemente femenina en sus orígenes, fue raíz del taller, la fábrica y hasta del laboratorio, ya que les heredó sus métodos de observación y experimentación para conseguir fines, como el cambio de sabor y conservación de alimentos y a los que, incluso, dio instrumentos básicos para su posterior desarrollo como el fogón, hornos, molinos y que la mujer, las madres, al pasar a sus hijas sus observaciones y experiencias de la recolección, su principal trabajo, semillas y raíces comestibles, hicieron posible el cultivo de las mismas, la agricultura, dando lugar a la vida sedentaria, a la creación de poblados y ciudades.

A estas razones, no faltó un burlón que, basándose en la Biblia, comentara que así era y nos iba con la civilización, que se notaba que fue fundada por un ser curioso e irresponsable, por Eva, que por añadidura era pecadora, es decir, culpable.

A este comentario, le salió al paso un apasionado solidario de las mujeres y la maternidad, recordándonos que los estudios neurológicos, que han llevado al descubrimiento de las funciones diferenciadas de los hemisferios cerebrales, informan que el izquierdo, predominantemente usado por los hombres, estimula desde sus orígenes la caza, la agresividad, la violencia y, por extensión, la guerra y la muerte; y que el derecho, más identificado con las actividades femeninas, por el contrario, propicia la recolección, la fertilidad, la protección, el amor, avivado con la crianza de los hijos, de la vida en general, y que no hay más que conocer si en una cultura predomina el patriarcado o el matriarcado, para explicarse sus acciones, sus maneras de ser y decidir.

A estos argumentos, un sarcástico advirtió: "Recuerden la sociedad de las amazonas", "Eso es leyenda", contestó otro indignado, a lo que el burlón, más serio, replicó: "Los escuadrones de amazonas negras no fueron leyenda; y recuerden que las madres espartanas, al ir sus hijos a la guerra, les decían: "Vuelve con el escudo, o  sobre él, es decir, victoriosos o muertos".

De aquí en adelante, la reunión de amigos se convirtió, más que en otra cosa, en un verdadero arguende.

Si unos, con argumentos históricos, religiosos o científicos, abogaban en favor de la maternidad y las mujeres, en general; otros los refutaban diciendo: "¿De qué madres hablas? La misma Biblia informa que las ha habido injustas y discriminadoras.

¡Y por amor! Por ejemplo Rebeca, que no se tentó el corazón y ayudó a su preferido, Jacob, a despojar con engaño de su herencia, que legítimamente le pertenecía, a Esaú, su hijo mayor.

 O bien salían con: "¿Que las mujeres son mejores que los hombres? …………………………….. Isabel la católica, impuso la siniestra Inquisición en sus dominios, y sin compasión expulsó a los judíos de España.

Isabel I, de Inglaterra, por codicia, promovió y disfrazó en sus vasallos la sanguinaria y criminal piratería", o decían irónicos: "¿A caso la llamada Dama de Hierro, Margaret Thatcher, no contribuyó, y no en poco, a fomentar, asegurar y difundir por el mundo la denominada globalización, que está resultando ser una real y amenazadora porquería?".

Como comprenderán, así las cosas, no propiciaron ningún acuerdo conciliador, con lo que la grandeza de la maternidad e incluso el valor de las mujeres en general, quedó en duda para muchos de los presentes, entre ellos esta servidora de ustedes, con lo que su alegría, ¡que digo!, hasta su tranquilidad despareció.

Por tal motivo, si alguno de ustedes, cordial y amable lector, tiene los argumentos precisos para tirar mi vacilación y devolverme el gozo y orgullo, lo agradeceré en el alma.

Sin más, con verdadero cariño femenino.          Andrea Gpe.



                           Andrea Guadalupe.

                              
                         Tijuana Baja California Norte. Mexico

                   DESDE MI RINCON EXISTENCIAL,

hesa540828@hotmail.com           agluna200@àyahoo.com.mmx
 
 


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