miércoles, mayo 20

Llamando a las puertas del cielo.

Tijuana BC May/009.  Llamando a las puertas del cielo.

 

 

En mi vida he tenido muy pocas amistades, las que crecieron a mi lado en mi infancia, las fui perdiendo en mi adolescencia; Manuel, el Mameyo, y el Gallo Vargas, fueron victimas de la política represiva del gobierno.

Rubí, mujer amiga de origen trans, victima de los prejuicios y la intolerancia, razón por la cual no se investigo su muerte

De gente así, nadie se preocupa, dijeron en el Ministerio Público.

Ricardo, aquel amigo introvertido, y de un sentido de humor corrosivo, que no pretendía caerle bien a nadie, conservo un recuerdo de alguien que le encantaba pasar las horas a mi lado platicando, jugando domino, intentando que aprendiera ajedrez, de risa escandalosa y un enorme gusto por vivir.

Ahora solo tengo un pequeño departamento de interés social en una unidad habitacional, con un pequeño jardín donde subsisten un tulipán, un durazno niño, y tres rosales.

Mi vástago, un hijo de su pinguina marínela, un muchacho hombre cercano a los 24 años, que a pesar de ser una calamidad, le quiero.

Un trabajo absorbente, la obligación de madrugar cada mañana y una ciudad adoptiva donde reina el caos.  

Más sin embargo, cuando aparecieron los síntomas de una enfermedad en mi vida, nunca me puse a pensar en ellos, y me parecieron de lo más natural.

Veíamos juntas la tv, les enseñaba las fotos de revistas del corazón, les comentaba las noticias.

Hasta a veces, en esto de la escritura estaban a mi lado.

Reflexionando en metáforas, sinónimos y antónimos que hicieran menos pesada la narrativa, aunque he de reconocer que en esto, mis malestares no eran de gran ayuda.

Antónimo de paraíso, infierno, sólo que de paraíso,………….mi vida por ejemplo.

Los malestares estaban encantados con mi compañía, y, al igual que las plantas, con mis cuidados y diálogos, crecían cada día.

Diarreas, fiebres nocturnas, perdidas de peso, debilidad extrema en ocasiones.

Entonces fue cuando me paso por la cabeza; ¿Qué será lo que me esta matando?  

Es una enfermedad crónica, degenerativa y mortal por necesidad, la que le esta matando.

Y yo que pensaba que usted era una de esas personas hipocondríacas patológicas que llegan siempre a consulta pidiendo un montón de pruebas sin tener nada.

¡Y que le voy a hacer yo!

Pues atender a esas pobres personas locas para que se vayan tranquilas.

Sólo que usted, Andrea, usted si que se puede ir tranquila, no es hipocondríaca.

Eso si, vigile su dieta, consuma más frutas y verduras, haga más ejercicio, y si cree en Dios, encomiéndese.

Salí de ahí impresionada, no podía creerle, no de mis malestares.

¡Tener una enfermedad para esto!

En la calle levante la mirada, y ese cielo siempre gris me conmovió por su belleza.

Y por la calle sólo me tope con mujeres hermosas.

Daría la mitad de mis sueños si con ello pudiera tener la opción de volver a mi mugre trabajo durante 20 o 30 años más.

Después de todo, lo de mugroso es sólo un decir.

Y ahora, ¿De que me sirve saber el sinónimo del paraíso, es la vida, ahora que estoy llamando a las puertas del cielo?       Andrea Guadalupe.

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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