Enero 2014. Quizás
si regresas a casa conmigo… quizás
Mil y una palabras al aire salieron de mi mente después de
una breve pausa en mi corazón, juguetearon en mis manos antes de volar como
mariposas, muchas de ellas se congelaron en los gélidos aires de la
indiferencia, las demás siguieron su camino y llegaron a su destino, llevaban
relatos de tiernas miradas y de cómo, estas, con el tiempo sin darnos cuenta,
pierden su brillo.
Otras transitaron las sendas tratando de llegar a los sueños
que están escondidos en las nubes, exploraron los abismos oscuros y tenebrosos
donde reinan el miedo, los imposibles y los: No puedo.
Unas más, murieron sin darse cuenta de lo bellas que supieron
ser, y mis preferidas, esas las deje conmigo…
Hoy sé que hay silencios incómodos que suenan como un
despertador indicándonos que todo terminó, mutismos desgarradores que no caben
en el pecho, porque el silencio es el lugar en donde la hondura profunda del
sentido, es lo que nos hermana en medio de nuestros dolores, es esa tierra
interior y común que nadie tiene en propiedad.
¿Quién va a escuchar mis silencios?
Ya me estoy quedando cada vez más muda, me lleno de
silencios internos, abro mucho los ojos, trato de estar en todo y tomar apuntes
con mi libreta a la que le queda una hoja y mi porta minas, sola, aprendiendo a
caminar en silencio.
Quizá busque un café en algún local si no está muy lleno.
Tengo que prepararme con furia al ritmo de Janis Joplin, la
voz femenina más desgarradora del rock en su canción más depresiva: Cry baby, y
soñar con un cambio de vida para después poner en pausa todos los pensamientos
que no tengan nada que ver con estos sueños utópicos, que nublan mi mente.
Y sé que están ahí, rondándome, sólo que los despejo con un
par de tazas de café y una buena dosis de voluntad para disponerme a empezar el
día, aún sin terminar el anterior, sin tomar un descanso y caer rendida sin más
que pensar, que en mirar en ambos sentidos las calles para no ser arrollada por
un automovilista, o de concentrarme en la ruta, ya que invariablemente me voy
del lado equivocado, y aclarar cómo exorcizar demonios, ya que ni leer, ni el trabajo,
o escribir me ayudan.
¿Qué hace una cuando se queda con una mismo? ¿Sin historias
que contar que no sean los insípidos y triviales problemas de un mundo con
aires de telenovela barata?
Porque sólo yo puedo escuchar mis silencios, convivir con
ellos y responderles cuando tenga la pregunta adecuada.
Tal vez… algunas melodías más alegres mejoren el inicio de
la jornada, por ahora les dejo a la maravillosa Janis Joplin con su desgarrada
voz, llena de sentimiento.
Quizás si
regresas a casa conmigo… quizás
Andrea Guadalupe.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, lugar donde el
tiempo pasa volando y los silencios siguen gritando tragedias.
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