Enero 2014. ¡No
sé a quién echo más de menos!
Me reconozco novata en esto, y me gustaría que alguien me
enseñara.
Algo he escuchado, aunque, confieso, no acabo de entender el
mecanismo.
Suplico a quien me lea, sepa y pueda, me conteste a mí
e-mail, indicando: ¿Cómo se vive?
A tiempo, la hora se gastó todos los cuartos y aun así, dejó
la compra a medias.
Lo siento, las dos sabíamos que esto tenía que terminar antes
o después, las dos éramos conscientes de que el final estaba tan cerca, sólo
que nunca imaginamos, ¿Qué tan cerca?
Tú y tu maldito recordatorio cada mañana, mientras, yo,
puntual y con la mayor ilusión te buscaba y tú nada, nada de palabras alegres,
de aliento…
¡Qué diferente hace un año!
Sólo sabías decirme cosas bonitas, aunque ahora… Lo siento, te tengo que
hacer callar.
De verdad me duele tener que quitarte las baterías, mi fiel báscula
digital parlante del baño.
Esta mañana al despertarme me he dado cuenta de que no
estabas.
He empezado a llorar al darme cuenta de que no sé: Si ya te
ha ido o nunca estuviste.
Quien me conoce, siempre piensa que soy callada, tímida o
introvertida.
En verdad, no soy nada de eso, lo que sucede es que digo lo
que pienso.
La frontera une lo que divide.
Te diré… Me aseguro de que no estás para poder hablarte en
confianza.
Ella me dejó de amar porque si, sin más ni más, un día, al
menos, me queda el con suelo de que: llega la noche.
He tomado la costumbre de no darle la espalda a mi reflejo
del espejo.
¿Cómo podría confiar en una tipa con esa cara?
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, lugar donde, esta
noche no me ha visitado la inspiración y tampoco tú.
¡No sé a quién echo más de menos!
Andrea Guadalupe.
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