martes, diciembre 16

Otro ciclo, otro libro.


       

Tijuana BC Dic 008.    Otro ciclo, otro libro.

 

 

Hoy empiezo a escribir otro libro de mi vida.

El anterior quedo completo, lleno de experiencias, de formas de ser, de procesos.

El que escribiré a partir de este día esta completamente en blanco, nada hay escrito en el, ni al inicio, ni al final.

Debe ser así para vivir de nuevo, para aprender de nuevo.

En la fundación donde comparto  aquí en Tijuana, me confirmaron una enfermedad progresiva, mortal e incurable.

Hoy mismo empiezo a vivir de manera diferente, con una mirada diferente a la de ayer.

Todo esto me resulta extraño, porque en el ayer que termine, mi experiencia fue ser una mujer sana y fuerte.

En este nuevo día muestro toda mi fragilidad, soy mas humana que nunca.

Sin embargo, en mi hay paz, una aceptación.

Al saberlo, el impacto fue grande.

Que extraño es todo esto, es como vivir algo imaginario, como vivir en la vacilación después de tanta confianza.  

¡Vaya experiencia, las oportunidades de aprendizaje que descubrí!

Ante la inseguridad, me doy cuenta que no tengo mas que el presente.

Hoy por hoy, estoy bien, estoy completa, no me duele nada.

¿Soy la misma de ayer?

El miedo me alerta, me pone viva, a pesar de esto, es duro sentirlo, esta en la superficie, porque en el fondo sigue la paz.

El centro esta intacto, apacible.

Mi vida, mi vida esta igual, solo que con la sombra de saberlo ahí.

Es esa muerte que siempre me ha acompañado, solo que ahora me hablo.

La vi, esta de invitada en mi vida.

Paradójicamente, es la muerte la que me enseña a vivir, a relativizar todo, a disfrutar más, a gozar de la vida, a ver la transparencia y apreciarla.

¡Que maestra!

Al mismo tiempo, este aprendizaje viene acompañado de muchísimo amor, de enormes muestras de cariño, de cercanía y milagros.

Tiene un espíritu de mucha luz que descubre todo de una manera asombrosa, que revela la verdad.

Empieza el proceso, me doy cuenta de que únicamente soy quien navega este barco, tomo decisiones desde mi interior, la parte más sabia de mi, todo lo que soy y creo.

Viene a mi todo mi camino, todos mis mentores.

Esta en mi la búsqueda de el punto donde se conjugan la magia y lo espiritual.

Mi ser, como guía y consejera, me hace considerar opciones.

Quizá me equivoque, quizá me acerque mas a mi destino.

Me doy cuenta de que aun en una situación como está, puedo decidir como vivir, lo cual me da fuerzas, me da paz, me aleja de ser una victima.

Por eso, tomo mi poder, mi dignidad.

Desde aquí, pase lo que pase, me hago responsable, Yo y solo yo.

No puedo ser una niña y dejar que decidan por mí en algo tan trascendente como mi vida.

La posición de victima es muy cómoda, puedo verla filtrándose, asomándose, solo que también sé que ser victima tiene un precio muy alto y ese se llama dignidad.

Me veo como una barca de dos remos, y yo solo tengo el control de uno de ellos.

Hago todo lo que tengo que hacer, me hago responsable de mi saluda, solo que también estoy conciente de que el otro remo no lo llevo yo, y aun así quiero seguir remando.

Esta situación me lleva a muchas reflexiones y aprendizajes.

Veo como en nuestra sociedad nos cuesta hablar de la muerte.

Queremos evadirla, como si no fuera un proceso normal de la vida, como si no fuera lo único cierto de nuestro existir, quizá porque nos hemos desligado de la naturaleza.  

De la primavera que nos enseña la explosión de la vida, del invierno, que nos enseña otras maneras de vivir, quizá el tránsito.  

Y ahora parece la fe, porque está vida es maravillosa, noble.

Me entrego a esa creencia, a la aceptación de los ciclos de la vida, a que vivimos en constante vida _ muerte, abriendo y cerrando ciclos.

¿Porque no aceptar uno más con naturalidad?

Veo lo sagrado en este proceso, puedo sentir la magia, porque al mismo tiempo que recibo la noticia, mi espíritu esta más fuerte que nunca.

Tengo paz interior, alegría para vivir, está situación en la que ahora me encuentro.

Después de esta experiencia, nunca más seré la misma.

Algo muy profundo ha cambiado en mí, hay una verdadera transformación.

Es asombroso ver como me he preparado para este momento durante mucho tiempo de mi vida.

No sé cual vaya a ser el desenlace de esta historia, solo sé que tengo la certeza de que pase lo que pase, "Todo sucede para bien".

Andrea Guadalupe.

 

 

 

                                       Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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