Tijuana BC Dic 008. Con profundo cariño………………
Desde que despierto, yo estoy todo el día escribiendo lo que veo, lo que siento, lo que leo, lo que me acontece.
Con todos esos ingredientes, voy preparando los renglones que tejo para comunicarme, porque siempre hay algo nuevo de que hablar.
Por ejemplo, de noches enormemente solitarias, de penurias personales, del azote de la crisis mundial que amenaza con tragarse al mundo, y sin embargo, en mitad del frío y del horror, aquí sigo enamorada de las quesadillas con huitlacoche, del café, amorosa raíz que me une a mi tierra, de los pájaros que son flores en movimiento, y de las flores que también susurran amores.
Y heme aquí, por lo pronto con la urgencia de asistir a la posada que con la noble finalidad de conseguir pareja o material similar, ha organizado mi comadreja, que ya compro velas, luces de bengala, y armo su nacimiento con mucho primor.
Solo que esos detalles son apenas un filamento muy delgado en la trama de mi existencia, son tantos los hilos que tejen mi vida, que los que llegan como portadores de felicidad, los atesoro, aprecio y disfruto.
El 10 de dic, de cada año, es el aniversario de una mujer a la cual yo amo con profundo cariño.
Tome el teléfono y al escuchar su voz calida, se desvanecieron los gélidos fríos que mantienen a Tijuana como desierto sin camellos, convertida en lóbrego páramo.
Y a mí, que con tanta ropa encima, ya parezco botarga.
Entre mi cúmulo de experiencias, tengo como merito el sobrevivir a la familia.
Con esfuerzos, creo que lo voy logrando.
Según he aprendido, la mejor técnica para deshacerme de mi etnia fundacional, no es la abierta y bravera ruptura, sino el tenue y tierno desvanecimiento.
Tiempo y distancia.
Voy de maravillas gracias a que estar en Tijuana es como hacerlo en otra nación.
Además, está el tiempo, algunas veces ya he mostrado retazos de mi infancia, a la sombra de un enorme y frondoso árbol, y de cómo ese árbol, lo talo el tiempo.
Quienes sobrevivimos, nos dispersamos para cumplir nuestras vidas.
Algunos sobrevivientes se aferran a esa sombra del pasado e insisten en organizar reuniones para intercambiar historias, con imágenes de lo que ya no somos.
Eva, hermana de mi antigua tribu, sigue en pie de guerra, aunque, quienes somos ahora, diría Neruda, ya no somos las de antes.
Tenemos que volver a vernos dice, yo estuve de acuerdo y propuse que fuera cuando estemos en la urna convertidas en cenizas.
Mi hermana, que es muy decente y respetable, pues estudio desde preescolar hasta el bachillerato en escuela de monjas y su carrera en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Veracruzana, me hizo muecas y dijo algunas cosas que seguramente le enseño algún trailero.
Al despedirnos de la amena charla, mi memoria tropezó con pasajes de mi niñez, recuerdos que se hacen presentes en el pequeño teatro que hoy es mi casa, con lluvia de luces en forma de cascadas, el pino navideño, y la ropa que se orea donde hay espacio, pues los aguaceros que se hacen presentes no la dejan secar.
Entre estas imágenes, se manifiestan las macetas de mi mamá_ abuela y sus pequeñas y bellas flores "Amor de un rato".
Abren sus pétalos por la mañana, cuando aparece el sol, y apenas empezando a calentar, las cerraba otra vez, hasta el día siguiente.
Como si no quisieran que su belleza se desgastara.
Flor de un rato son ahora para mí las promesas que hacemos al empezar el año.
Cuando comience el que ya se acerca, me haré un propósito.
Me obligare a mi misma a llevar a cabo alguna acción de bien.
Por imperceptible que sea, una pequeña labor, será mejor que un gran proyecto que no se cumple.
Desde Tijuana, donde si bien la vida ha sido clemente conmigo, el tiempo no ha dejado de dibujar su mapa en mi rostro, pido con ustedes que; Nuestros problemas, duren lo mismo que nuestros proyectos del año nuevo.
Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
Madonna, Avril Lavigne, Maroon 5 y muchos más, En Vivo, sólo por Prodigy/MSN en concierto.
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