sábado, marzo 11

ACCION, NO CELEBRACION.

Acción, no celebración

La celebración del Día Internacional de la Mujer siempre me provoca sentimientos encontrados.

Por una parte, reconozco que el 8 de marzo garantiza que por lo menos un día en el año forzosamente los políticos y los medios de comunicación tendrían que dedicar espacios a recordarnos “las deudas sociales con las mujeres”, como dijo el presidente Vicente Fox.

 Por la otra, siento que más y más este día está transformándose en una celebración con un tono superficial.

 Este fue mi apreciar después de ver y escuchar los mensajes de los tres principales candidatos a la Presidencia.

El Día Internacional de la Mujer debió haber sido el momento en que estos candidatos pusieran sobre la mesa aquellas ofrecimientos que permitirían diferenciarlos ante el electorado y distinguirse cuáles son sus compromisos para mejorar la problemática de la mujer

En cambio, los candidatos, en un tono de coqueteo, felicitaron a las mujeres que necesariamente habían citado para su álbum de fotos de campaña.

Sí, hablaron sobre la problemática, en términos muy generales mencionando propuestas tibias.

Y aunque es difícil de aceptar esta realidad, la mujer vive bajo una constante amenaza.

Esta es la única conclusión que podemos llegar cuando analizamos las cifras de violencia y discriminación en el País. 46% de las mujeres mexicanas ha sufrido algún tipo de violencia física, sexual o económica.

Y sus agresores no son extraños.

 Con estas cifras uno tiene que concluir que casi la mitad de las mujeres del País son víctimas.

Y los golpes que enfrentan las mujeres mexicanas provienen de sus compañeros, parejas, padres, tíos y hermanos.

 Las mismas personas que deberían protegerlas son los victimarios.

Otra triste conclusión a la que llegamos con estas cifras es que una mujer se encuentra más segura entre extraños que con sus familiares.

Lo más preocupante es que las tendencias nos llevan a pensar que la situación sólo puede empeorar, en parte porque en México está incrementándose en una forma desproporcionada el consumo de drogas, fenómeno que sólo puede repercutir en más violencia intrafamiliar.

Estas sólo son las cifras relacionadas a la violencia en contra de las mujeres, una columna no es suficiente para detallar las otras “deudas sociales”, como la discriminación

¿Por qué no se comprometieron los candidatos a programas, fechas y objetivos específicos?

¿Por qué no implementar programas que por lo menos asegurarían que la violencia contra la mujer no vaya a incrementarse durante su sexenio?

De la misma forma que prometen cero tolerancias a la corrupción en su gobierno,

 ¿por qué no comprometerse a que por lo menos desde el Gobierno Federal se promueva una política de cero tolerancia de violencia hacia la mujer?

Al igual que, idealmente, se acusa y se despide al empleado corrupto, se debería hacer lo mismo con el que agreda a sus esposas, hijas o empleadas.

¿Y por qué no se promueve también una iniciativa para que las empresas también instrumenten cero tolerancia a la violencia contra las mujeres en el mundo laboral

 Y para los que quieran argumentar que despedir a los violentadores agravaría más la situación por el desempleo del victimario, yo les pregunto

 ¿Si estamos opinando castigar a los corruptos, como una forma de persuasión?

 Y si las empresas despiden a las personas que roban o que son ineficientes en su empleo

 ¿Por qué le tenemos más compasión al que golpea a su mujer y a sus niños, que al que roba?

Proponer este tipo de políticas por lo menos empezará a destacar la gravedad de lo que representa para la sociedad el problema de la violencia.

 ¿Qué tanto está dispuesto a invertir el futuro Presidente en programas para reducir la violencia intrafamiliar?

¿Cuántos centros de refugio para mujeres y niños que huyen de sus hogares por razones de violencia prometieron crear los candidatos?

¿Qué programas sociales, más allá de los spot de radio y televisión, promoverán los futuros gobernantes?

Las fiscalías especiales, aunque una buena idea, generalmente tratan de resolver “el problema” cuando una mujer ya ha sido asesinada a golpes.

 ¿No deberíamos darle prioridad a aquellos programas que evitarían que las mujeres fueran violentadas antes de que las asesinen?

Más allá del problema de la violencia contra la mujer, los candidatos tampoco han hecho compromisos específicos para combatir la discriminación.

¿Qué incentivos promoverán en el sector privado para reducir la diferencia entre lo que gana una mujer y un hombre?

¿Cuántas guarderías se comprometen a construir en su administración?

Las mujeres mexicanas enfrentan una guerra y están luchando por su sobre vivencia

 Y si escuchamos las propuestas de los candidatos llegamos a la conclusión que la situación tiende a empeorar porque ninguno ha puesto sobre la mesa programas específicos que podrían darnos esperanzas de que las cosas puedan mejorar en el futuro.

En este momento tenemos una epidemia de violencia, que afecta hasta a un 46% de las mujeres mexicanas, y ni aún así los candidatos le están dando prioridad a este problema. ¿Cuánto tiene que incrementar este porcentaje para que se ocupen?

 ¿A 55%? ¿A 70% de la población femenina?

¿Cuántas mujeres mexicanas más tienen que morir para que sus gobernantes le pongan atención a esta tragedia?

¿20 mil, 100 mil, 500 mil?

 




                           Andrea Guadalupe.

                               TEL.. 01- 664-50-27-457.

                         Tijuana Baja California Norte. Mexico

                   DESDE MI RINCON EXISTENCIAL,

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