Noches de octubre
Con una mezcla de sentimientos de dolor por Ausencia, por cariño que brota, se desarrolla y muere en el alma, en solitario, por deseo que nace en la piel, se consume y ahoga en sus propios gemidos.
Esa noche del sábado pasado, después de un día de trabajo frenético, decidí cenar y descansar en el patio de la casa,.
Estaba dejándome adormecer por los recuerdos y sueños, con la mirada perdida en el cielo, y con el alma en la distancia, cuando la luna, se presento en el rincón menos esperado.
Ahí esta, me sorprendí al verla, aunque estaba en su cuarto menguante, era enorme.
Se asomo entre las nubes, y era de un intenso color rojo, la imponente luna, comenzó su navegación por el cielo y lentamente fue mudando su color hasta ponerse amarilla.
Mientras nubes jironadas decoraban el nuevo y amarillento rostro, mi imaginación se fue hasta tu lado.
Al culminar su ascenso, la luna había recuperado su plata original y era un dije maravilloso que derramaba briznas de luz.
Con tu recuerdo, regreso la paz a mi espíritu, el buen animo, y el gusto de ser parte en tu cariño esta noche con tantas lunas.
En algún momento de su trayecto, dejo de verse y la paz y el sueño descendieron.
Andrea Guadalupe.
DESDE MI RINCON EXISTENCIAL, 
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