Tijuana BC Abril/009. Voy y vengo……………….
Con la pena……………ya me voy, no sé si son merecidas o no mis vacaciones, solo que eso es lo de menos, yo me voy.
Si me vienen a buscar George Clooney, Cesar Evora, Richard Geere, Los Fabulosos Cadillacs, o ya de perdida el negrito barbon que destroza a Charles Aznavour, con sus particulares interpretaciones de;"Ella", "Ayer cuando fui joven", "Venecia sin ti", en las calafias, solo que pone una mirada tan…………única en quienes vamos en el transporte, que es imposible no descubrir que berrea por hambre.
Bueno el caso es que si llegan y no estoy, me los atienden muy bien, les dicen que no estoy, que dejen recado y sobre todo regalo.
Con infinita pena, confieso que he trabajado macizo, y el tiempo que no he trabajado, me he dedicado a observar como atascan la carretera rumbo a playas y las garitas de la ciudad, las camionetas imparables, compitiendo con las invasiones apaches, con el acelerador a fondo y un vocabulario de pulquería.
Avanzan porque avanzan; ¡Quítate baboso!, !Imbecil!,!Idiota entupido!
Y en particular los hombres que vienen de malas, que además traen a sus señoras que no han terminado de arreglarse y lucen un ojo radiante y el otro virolo, y los cachetes como rodilla de elefante.
Si la vida te hace tropezarte con alguien así, déjale pasar, cédele el paso, disminuye la velocidad.
Es la única garantía de llegar a la próxima semana.
Todavía más sabio es no gastarse el dinero que pronto va a necesitarse.
Es en esta oportunidad donde he podido analizar el hondo cristianismo azteca, que en cuento se puede, se deshacen de las monedas paganas, y llegamos a esa purificación que es no tener dinero.
Conocemos muy bien el Evangelio según San Mateo, en su capitulo 6, versículos 26 al 30.
Donde se nos habla de las avecillas del campo y de sus amenas flores.
Ellas no se preocupan por la comida, el vestido, la renta, o pagar la tarjeta de crédito.
Llegado el momento, el buen Dios, se pone a mano, igual consigue unas tortas que unos tenis o lo que haga falta.
Esperemos que así sea.
Como es común, se me fueron las cabras al monte, solo que ahora mismo las regreso.
Me distraje un momento haciendo un estudio a fondo del dedo índice, porque se me quiere quebrar una uña.
Estaba en que a partir del jueves, no voy a tener tiempo para trabajar.
Mi intención que espero se cumpla, es disfrutar del ambiente y del paisaje.
Deseo planchar las banquetas de mi ciudad caminando sin prisas, recorriendo cada grieta en ellas, espacios cuarteados que ya no se curan ni con el Cicatricure.
Me marcho a caminar y ahorrar energías sin dolor, y mientras este fuera, les suplico se comporten como gentes decentes, y no como lo que son.
Cuiden muy bien esta vida que es la única que tenemos y la tenemos de puro milagro y descuido de los malandros arguenderos y ratas, solo que no nos hemos ganado el derecho a señalarlos, porque de una u otra manera, somos cómplices con nuestro egoísmo, con el inmoral descuido con el que tratamos a lo ajeno a nuestro mundo.
¿Y si nos animamos a hacer frente a nuestra situación?
¿Y si permitimos que renazcan de ese delicado cofre nuestros recuerdos, los muchos colores, aromas, sabores, sensaciones?
Si lo dañamos, nos condenamos a ser olvidadizos, a que todo nos valga madre, y a refugiarnos en el silencio.
Una vez más me salí de la carretera; solo que ya volví.
Mi sufrir apenas comienza.
Muchos hombres y niños, todavía van a dedicar un par de días más a hacer como que trabajan.
En mitad de esta locura, veo a mis cercanías, y pienso en la nomina de los seres inútiles.
No sirven para nada y no hay donde ponerles.
Espero tener unas vacaciones descansadas y gratas, en ningún momento se me olvida que tengo que volver para atender los asuntos pendientes.
Aspiro a que la vida bendiga mis penúltimos y últimos días con trabajo, papel y lápiz y la insustituible compañía de tu cariño y palabras que en mi existencia, son como una caricia de Dios.
Voy a caminar por las calles de mi Baja California, brazo del mar dispuesto al amor, que es de todas, la más necesaria y rigurosa tarea.
Voy y vengo, no le abran a nadie. Andrea Guadalupe.
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Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
No reenvíes ni hagas caso de mails donde pidan tu contraseña
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