Tijuana BC Abril/009. Y estaremos otra vez.
Desde mi punto de observación en la playa, miro la noble bahía, y luego el mar abierto, móvil inmensidad en la que se hundieron ya todas las comparaciones, de modo que ahora sólo se puede medir al mar con el mar mismo.
Después miro otro océano, el de las nubes que cubren la bóveda del cielo hasta donde mis ojos pueden ver.
Y pienso que ayer las aguas del mar fueron nubes, y que mañana las nubes tomarán sus aguas del cambiante mar.
Y entre el anuncio de que en este momento a mis espaldas están llegando las sombras nocturnas y la visión de las luces de la ciudad que se aparecen, mientras en el ocaso se hunde el sol, me llega de pronto el pensamiento de la eternidad, de esa verdadera eternidad: la vida, siempre la misma y siempre rejuveneciéndose.
Y en ella nosotros siempre, como parte de un universo que no conocemos todavía y en el cual estamos, y hemos estado ya, y estaremos otra vez.
Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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