miércoles, abril 22

El ángel exterminador

 

Tijuana BC Abril/009.      El ángel exterminador

Me parecen atractivas las mujeres delgadas, siempre me parecieron encantadoras.

Pasa el tiempo y conservan la cintura, lo demás se puede arreglar solo que  la proporción no, exceptuado, claro, una operación que elimina costillas.

Y ni así: parecen de hule, lo demás se arregla bombeando gelatina, amarrando tensores y tapizando cojines con resortes incluidos.

Trabajos de alto nivel de alto nivel.

La gran mujer delgada del siglo XX, el ángel exterminador del viejo estilo fue Coco Chanel, evaporó a todos los famosos modistos del período anterior a la Primera Guerra Mundial.

Era una  mujer de campo; Le gustaba el olor de la pista de equitación, del heno, del estiércol de caballo, del cuero de las botas, del jabón puro, de la maleza.

"He devuelto al cuerpo de las mujeres su libertad; aquellos cuerpos sudaban bajo las ropas de lujo, bajo las puntillas, los corsés, los forros, los rellenos", decía.

El lado oscuro de esta mujer, de su sufrimiento, de su placer que encontraba en hacer daño, de su necesidad de perfección, de su orgullo, de su ironía, de su rabia destructora, de la lealtad de un carácter que jugaba a dos bandas, de su genio inventivo, aquella bella dama inventaría la pobreza para millonarias ,sin dejar de comer en vajilla de oro, la sencillez ruinosa, la búsqueda de lo que no llama la atención: el cobre de los yates, el blanco y el azul marino, el entramado black and white, las comidas campestres sin criados, donde se freía la carne en hornillos colocados encima de la mesa.

La dureza de su carácter, sus gestos, sus frases, la lista de sus sentencias originarios de un corazón frío, salidos del torrente de aquella boca, su forma de dar y retraerse, de hacer regalos como si fueran bofetadas, de rebajar a sus huéspedes; pagó las cuentas de hotel de los grandes duques, transformando a las altezas en criadas; su venganza alcanzaba a los objetos, cortando las melenas, sustituyendo los colores vivos por los discretos de los uniformes de paracaidista.

Se complacía en despreciar incluso las piedras preciosas, cambiándolas por piedras comunes. Su voz brotaba como lava en frases que crepitaban como ramas secas jugando con el tira y afloja en tono cada vez más terminante, un tono cada vez más tajante a medida que envejecía.

Algunas de sus frases más lapidarias:  Son los besos, las caricias, los profesores y las vitaminas los que matan a los niños y les preparan para ser desgraciados o débiles.

 

Un vestido bien hecho le sienta bien a todo mundo.

Ninguna mujer tiene el mismo perímetro de brazo; nadie tiene la misma caída de hombros

"La clave está en los hombros; si un vestido no tiene los hombros bien encajados, nunca sentará bien"

La parte delantera no cambia, lo que hay que tener en cuenta es la espalda.

Una mujer gorda siempre tiene una espalda estrecha, una mujer delgada siempre tiene la espalda ancha; la espalda debe tener una holgura de por lo menos diez centímetros; debe permitir agacharse, jugar golf, ponerse los zapatos.

Así pues, hay que tomar las medidas de la clienta con los brazos cruzados.

Lo que echa a perder a las mujeres bonitas es haber aprendido, no sólo que lo son, sino haber aprendido a serlo.

La belleza dura, lo bonito pasa.

Ninguna mujer quiere ser bella; todas quieren ser bonitas, bonitas.

Por naturaleza admiro lo bello y detesto lo bonito.

El verdadero secreto es pasar la belleza de lo físico a lo moral, algo que la mayoría de las mujeres son incapaces de hacer.

Desde la infancia estamos completamente formados; la educación no cambiará nada.

Es inútil tener profesores, los profesores han echado a perder a más personas (sobre todo a mujeres) que a las que han formado.

Hoy en día las mujeres jóvenes son unas ignorantes y unas idiotas.

Los hombres ya no les enseñan nada.

Ni siquiera a gozar.

Yo todo lo que sé lo he aprendido haciendo el amor.

Un amante es quien te enseña esas cosas, no un marido.

A mí, mi amante me llevaba al Louvre.

¡No se puede estar todo el tiempo besándose!

 

Me gusta mucho más dar que recibir, no sólo en el trabajo sino también en el amor y en la amistad.

Me llevo bien con las personas de personalidad marcada.

Casi todos nuestros fracasos sentimentales, sociales y morales se deben a que no sabemos renunciar a nada.

 

Un día en 192………. en la playa del Lido, como estaba cansada de andar descalza sobre la arena caliente y como las sandalias de cuero me quemaban las plantas de los pies, le pedí a un zapatero que me cortara una plancha de corcho con forma de suela y le puse dos tiras.

Diez años después, los escaparates, desde Abercromby a Nueva York, estaban llenos de zapatos con suela de corcho.

Cansada de llevar los bolsos en la mano y perderlos, les puse, en 193…….. una correa y los llevé en banda.

A partir de entonces……………

De cada cinco millones de mujeres hay cinco inteligentes; ¿Quién se atrevería a decirlo si no una mujer?

Pon mujeres vestidas de blanco o de negro en un baile: sólo se las verá a ellas.

 

Me parecen atractivas las mujeres delgadas,  sobre todo si se parecen a Coco Chanel.

Andrea Guadalupe.

 

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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