sábado, abril 25

Cuando se aprende a soñar............

Tijuana BC Abril/009.    Cuando se aprende a soñar.

 

 

 

A sonreír se aprende solo después de haber llorado mucho.

 Cuando te suena demasiado cualquier estreno.

 Cuando deja de sorprenderte cualquier final.

Se empieza a sonreír cuando se aprende a soñar.

Es inexplicable, si vives varios años con ilusiones sin cicatrizar, a todos tus sueños les acabará saliendo una arruga.

Y como no los vayas examinando y renovando de tanto en tanto, algún día te verás explicándoles por qué ya no pueden salir a la calle con vestido de día domingo. .

Solo que hoy no quiero hablar de sueños.

Sino de sonrisas, y hay muchísimas maneras de estirar la boca.

Para empezar, una puede sonreír para sí misma o puede sonreírle a otro.

Se trata de sonrisas incomparables, sobre todo porque mientras la primera es por donde se escapan ideas alegres y recuerdos imborrables, la segunda constituye el símbolo universal de la complicidad.

En este último caso, aseguran que dedicarle a alguien tus labios puede resultar tan contagioso como un bostezo en el transporte rumbo a tu casa.

Luego están las sonrisas que enseñan los dientes y las que se hacen las interesantes.

 Nada que ver las unas con las otras.

Creo recordar haber leído que el ser humano, junto a algunos primates, es el único animal del planeta que no enseña los dientes como señal de defensa o agresividad, sino justamente de todo lo contrario.

A partir de ahí, todas las demás, sonrisas de idiota y sonrisas insultantes, sonrisas falsas, sonrisas malignas, sonrisas de miedo, arrogantes, sonrisas desesperadas.

Sonrisas que invitan a un primer paso y sonrisas que rechazan toda invitación.

Sonrisas verticales, horizontales, de medio lado, de medio pelo y hasta en diagonal.

El catálogo de sonrisas humanas se complementa con formas de bocas, accidentes faciales y jardines dentales, hasta crear las infinitas combinaciones que en teoría, y sólo en teoría, deberíamos estar presenciando continuamente.

Y es que una variable clave dentro de esta ecuación consiste en el momento en el que decide hacerse presente.

Para cualquier otra expresión física, hay que tener muy en cuenta cuándo se manifiesta.

Para la sonrisa, no.

Da igual la situación en la que te encuentres, una sonrisa bien dibujada siempre te va a ayudar, a ti y seguramente a los demás también.

Sí, incluso en un funeral, en un accidente y en una ruptura sentimental.

Para terminar, por favor no confundirse.

Sonreír no tiene nada que ver con reír.

Simplemente comparten letras.

La sonrisa crece, la risa estalla, la sonrisa calla, la risa vocifera, la sonrisa escucha, la risa habla.

Solo que si se puede sonreír incluso mientras se llora. ¡Con eso está todo dicho!

De cualquier modo, si hay algo que realmente me hechiza del acto de sonreír es lo mucho que se obtiene frente a lo poco que cuesta.

La escasez que existe de sonrisas, frente a lo gratis que son.

Lo bien que conozco el teorema.

Lo poco que me lo sé.            Andrea Guadalupe.



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 


 

 




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