domingo, agosto 30

Busco amante…

Tijuana BC Agosto/009.   Busco amante…

 

 

Con Cariño y atención a Carlos Andrés, amigo cordial.

 

 

 

Le dije que no podía imaginar cuánto la amaba.

Se lo repetí varias veces, sólo que esta vez suspirando.

Por fin, guarde un dolido silencio.

Ella me miraba distante, con gesto de extrañeza.

Después contestó muy despacio que, en efecto, era incapaz de imaginarlo.

 

A veces creo que tener amante es lo mejor que puede pasar.

Algunas  personas tienen ya y muchas también quisieran tenerle.
También puede ser que yo no lo tenga porque no quiero, o lo he  tenido y lo perdí o decidí perderlo.
Quizá sea parte de esos grupos que vagan por las calles con aspecto triste y que si nos preguntas  respondemos que tenemos nerviosismo, falta de ánimo, pesimismo o crisis de ansiedad o llanto. También diría que la vida es monótona o que no tengo expectativas.

En definitiva, que estoy  desesperanzada y que tengo  todos los síntomas de estar deprimida.
Sin dudarlo, lo que necesito es…un amante.
Seguramente sería increíble ver la expresión de sus ojos cuando me oigan decirles eso.

Sólo que si se quedaran a escuchar les explicaría mejor y les diría que un amante es en realidad cualquier cosa que apasione.
Algo que ocupe mi pensamiento antes de acostarme o que no me deje dormir.

Un amante que me vuelva distraída frente al ambiente y que me dé sentido y motivación.
Claro que puede ser también la pareja u otra persona ajena.
Puedo encontrar a mi amante en cualquier sitio: en la literatura, en la música, en el crecimiento espiritual, en los amigos de verdad o en un hobby.
En fin, puede ser alguien o algo que me dibuje una sonrisa y que me aparte del triste destino de sobrevivir.
Sobrevivir es anhelar cómo viven los demás, es guardar rencores, es no querer ser bondadoso, es no estar en paz con una misma.
Así que viviré.

Buscare un amante o algo.

No me limitare a sobrevivir.

Aprenderé y seré grande con las frustraciones.

Respirare hondo y viviré en paz.

 

Escucha Satanás, hagamos un trato, me parece desproporcionada tu idea de que te venda mi alma por toda la eternidad.

Es un precio demasiado alto para las cuatro o cinco cosas que quiero pedirte.

Así que negociemos.

¿Qué te parecería si a cambio de éxito literario y sentimental te alquilo mi alma durante tres mil años?

Después de ese tiempo la dejas libre, me juzgan como Dios manda y tendrías un 50% de posibilidades de que mi alma volviera otra vez contigo al infierno.

¿Te parece bien?

Bueno, ahora déjame que te ofrezca el alquiler de algunas almas que conozco.

 

 

 

 

 

Las dos sabemos perfectamente que es mentira.

Que ni te ahogarías en mis ojos, o que no me falta el aire cuando no estás.

Tampoco es cierto que te morirás sin mi amor ni que eres mi primer pensamiento al despertar.
Sentémonos y hablemos sobre laberintos con Minotauros; recordemos aquella vez que la vida nos encerró en la torre; soñemos, tú con las habitantes de la isla de Lesbos, yo con sus poemas; inventemos soluciones para nuestra soledad de portarretratos vacíos.
Sentémonos y cedamos a nuestro deseo de creernos.
Porque qué bonito es mirarnos a la cara y pactarnos juntas contra el miedo a perder, aunque sea con mentiras piadosas, aunque sea a base de poemas improvisados.
Caminemos juntas gritando que para ser poeta sólo hace falta enamorase y ganar, enamorarse y fracasar.

Vivir.

 

 

¡Aquel se equivocó al no querer que esa mujer le leyera la mano!

 Con un gesto de odio, la gitana lo maldijo con estas palabras: "Escucha tu castigo por no haber querido perder un minuto conmigo... ¡Que desaparezcan tus alegrías habituales!

A partir de ahora tus cafés se enfriarán en segundos, la cerveza que te sirvan estará caliente y los bocados  cualquiera te sabrán amargos; llegarás a la parada del colectivo cuando el tuyo se haya  marchado y el siguiente tardará el triple de lo normal en llegar; perderás todos los taxis por segundos; no recordarás el nombre de tus amigos cuando tengas que presentárselos a alguien; entrarás siempre tarde en cines, teatros y fiestas; toserás violentamente cada vez que te rías, nunca se te volverá a ocurrir algún pretexto; la PC  se  colgará en los momentos más impropios; las máquinas expendedoras nunca te devolverán cambio ni funcionarán correctamente para ti; mancharás tu ropa varias veces en cada comida; la gente que se cite contigo llegará siempre tarde y se equivocará de sitio; sudarás como un maloliente al mínimo intento de calor y te resfriarás con la más leve corriente de aire...

No hacen falta grandes maldiciones para destrozarte la vida, como pronto empezarás a comprobar...  Andrea Guadalupe.

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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Estoy loca, tal vez.

Tijuana BC Agosto/009.     Estoy loca, tal vez.

 

 

 

 

 

A cada paso que doy, voy rompiendo el tiempo, igual que la proa de un barco rasga el mar.

Atrás voy dejando las sombras de minuteros muertos que fueron presente y ahora son pasado, que fueron océanos de posibilidades y ahora son rastros de hechos consumados.

Porque al dar vuelta en aquella esquina, desprecié las otras, porque al abrir aquella puerta perdí de vista las demás.

Y así, como si de un poema de Machado se tratara, voy haciendo camino al andar.

Camino con niebla, camino con sombras, camino que mata a quién no quiere caminar.

 

Mi corazón está lleno de aire, confusiones, olas suicidas, risas de un ayer, cañaverales, naranjales y cafetales, relojes de sol y de luna, agendas vacías, teléfonos mudos, fotografías, palabras ciegas, estrellas, nubes blancas y de tormenta, puertas de madera, tierra negra y húmeda, ataúdes, faros, barcos sin vela, esperanzas, ilusiones, utopías, sueños, papel y lápiz,  y alguna cosa más.

Sangre creo que no.

 

Trato de recordar aquellas tardes cuando el universo era una mesa y una conversación.

¿Recuerdan cuando nos mirábamos como si el destino de pronto existiera?

Fue mágica la manera que teníamos de anticipar las frases, como una sola imaginación.

Y ¿se acuerdan de cómo reíamos?

 En cualquier momento y contexto, la sonrisa por excelencia.

Son esas las historias que alegran los recuerdos, aunque sólo sea un momento.

Y si no me creen, mírenme la sonrisa en los labios mientras repaso por oficio y no por aburrimiento, ni nostalgia.

Quizás por melancolía sí.

Sólo que no me acusen, porque descubro que a ustedes también les ocurre.

Aunque recuerden otras tardes, otras mesas y otras conversaciones y no lo hagan por oficio, sino por accidente.

En fin. ¿Cuántos días me quedarán antes de hundirme en el pozo de sus memorias?

No, no me llamen fatalista, saben que pasará, mi nombre se desvanecerá de alguna manera y, con suerte, mi imagen se convertirá en un deja vú abrazada a la espalda de alguna palabra.

Y si no tengo suerte, la máquina del rencor y la vida pasarán por encima de mi presencia, y me convertirán en lo que nunca fui, y eso lo entiendo.

A veces entiendo algunas cosas.

¿Entienden ustedes lo que nos pasa ahora?

 

Miro a mi contorno y veo gente que viene y va con sus vidas a cuestas, que han dejado debajo de la almohada su cara de enfado y se han puesto la de persona feliz, con metas en la vida y con futuro radiante.

Algunos caminan con mirada altiva, orgullosos de pensar que los envidian.

Otros viendo sólo que sin mirar, sin bajar la cabeza por si acaso se cruzan con Dios y no lo ven y luego no pueden contárselo a sus amigos.

Van concentrados en pensamientos que insultan al significado de pensar, ajustados en analizar ideas que se perderán al tomar la siguiente esquina.

Y otros que se mueven con la mirada en sus pasos; porque no quieren encontrarse con una situación en la que tengan que improvisar, y de esa manera plasmar el desprecio que reflejan sus espejos del cuarto de baño.

Unas pocas, entre ellas yo, también miramos al suelo porque al hacerlo de frente, no vemos más que cuchilladas.

Golpes a la ilusión, heridas a las ganas de olvidar y volver a intentarlo, machetazos a la esperanza de no ser la única que no tiene ganas de mirar dentro de nadie, puñaladas al intento de pensar como los otros que la vida es sencilla y no que esas cosas sencillas son también las más aburridas.

Son cuchilladas que ríen, hablan, lloran y que me las encuentro nada más salir de mi burbuja, en el trasporte publico, detrás de un mostrador, caminando en las banquetas, en medio de un supermercado y en el trabajo, en cualquier parte.

 

Y qué puedo hacer.

Sólo me queda derrotarme o volverme loca.

Rendirme lo elimino porque seguramente no tendría ánimo para disimular y no podría fingir la sonrisa de buenos días, ni probablemente recordar frases hechas para dar a entender que escucho lo que me dicen.

Y eso sobrellevaría, en el mejor de los casos, el desprecio de quienes no soportan que sus vidas no nos parezcan apasionantes.

En el peor de los supuestos, el que queden huellas que me he rendido a la ilógica del mundo, implica lo que yo considero el peor de los sentimientos que me pueden ofrecer: la pena.

Y no es que no la soporte porque quede de manifiesto que soy débil y que no soy apta para la sociedad, como acostumbra pensar la mayoría en cuanto ven a alguien que consideran inferior tan solo porque creen que ese alguien no tiene las habilidades sociales de las que ellos piensan que son unos expertos.

No soporto dar pena porque transforma mi desilusión, natural creo ya estas alturas, en agresividad hacia las personas que se atreven a regalarme su compasión.

En esos momentos siento un profundo desprecio hacia esa gente que brinda compasión y brazos por el hombro, en vez de guardárselos para si mismos.

Les harán falta cuando se paren a pensar que no son más que náufragos ilusos que piensan que bebiéndose el mar no se ahogarán, que no son más que olas ciegas convencidas de que llegando a la orilla habrá gente que les aplaudirá su trabajo y que descansarán, en vez de morir como mueren, que no son más que gaviotas cobardes que se conforman con vivir siempre sobre el mismo trozo de mar creyendo que eso es el universo.

 

La única solución que me queda llegado este punto es perder la cabeza.

Para esto tendré que aprender a reírme por dentro, imaginándome una sonrisa de superioridad en mi cara cuando los mensajes, que me lleguen escondidos en las conversaciones de los demás, me transmitan la ignorancia del que habla sobre el complejo final de las cosas, me murmuren comentarios sarcásticos sobre la seguridad con la que me dicen las palabras.

Y entonces me engañaré pensando que soy dueña de los segundos que pasan, que soy la única que ve a las personas atrapadas dentro de otras personas, que los errores no se pagan, que las risas sinceras valen más que la sinceridad misma, que las lágrimas no ahogan palabras, que decir te quiero porque sí no es de románticas, que creerse única es necesario, que las sombras sirven para apreciar más a la luz, que la felicidad se muestra siempre con otros nombres para que no se le  reconozca y en definitiva, me engañaré con todos esos pensamientos que la razón ata y entierra.

Estoy loca, tal vez.

 

 

Sabes padre…

Todos los días me atacan unos segundos en los que tu cara se interpone en todo aquello a lo que miro.

Y no me importa que te quedes mirándome sin decirme nada.

Sé que si pudieras hablar no sabrías cómo empezar.

Y si yo te pudiera responder te diría que ahora estoy bien, que soy capaz de recordarte y sonreír.

La mayoría de las veces.
Ya han pasado años desde que te marchaste.

Ahora ya ves, si pudiera, escribiéndote una postal que no sé muy bien a donde enviar para decirte no sé tampoco muy bien el qué.

Quizá escribirte que desde que te fuiste me parecen importantes muchas menos cosas.

Quizá escribirte que me di cuenta que no sólo te quiero, sino que te admiro por todo lo que viviste e hiciste, a veces sin darte cuenta.
Quizás escribirte simplemente que te marchaste demasiado pronto.

 

Andrea Guadalupe.

 

 

 



 

                                              Andrea Guadalupe.

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sábado, agosto 29

Tú que me lees…

Tijuana BC Agosto/009.     Tú que me lees…

 

 

El representativo cuento" Macario", escrito por B Traven, enigmático escritor con vida de leyenda, expresa con desnudez la manera de ver el mundo del mexicano, de filtrarlo por si mismo, y expresarlo en su forma de trabajar y sus costumbres.

Vivir la vida de golpe, consumirla intensamente, sin importarle el mañana aunque se muera.  

"Macario', narración donde el personaje come un pavo sin compartirlo, sin usarlo como pie de cría que pueda ofrecer recursos para un futuro.

Lo devora a cambio de su propia muerte.

Un cuento extremadamente mexicano.

Las comunidades se descubren en su forma de combatir y sus costumbres.

México comienza con M, igual que Macario, quien es una expresión del espíritu y raza  mexicana, y por lo tanto de nuestros gobernantes, frutos de nuestra sociedad.

Atienden lo urgente, sin reparar en lo importante.

El mañana en los hechos, no cuenta.

Lo urgente, indica improvisar, igualado con robar.

Lo importante supone pronosticar, emparejado con crear.

Se improvisa una mafia, se crea un estado.

Desde que se supone que somos independientes, andamos en lo urgente.

Hemos rematado media geografía, importado príncipes, copiado la constitución americana, obedecido ordenes en latín, francés, ingles, y últimamente en chino.

Hemos subastado la otra mitad de la nación asesinando hombres grandes, desterrando héroes, honrando violadores, pederastas, narcopoliticos, nepotistas, asesinos, ladrones, hemos protegido defraudadores, saqueadores, preservado dinosaurios, y becado inútiles Made in USA.

Gente urgente, mafias.

Un viejo trabajador de PEMEX, hablando del logotipo, que en años pasados era un charrito, decía; "El día que el charro caiga, México se caerá"

Es interesante saber que desde que tenemos a los Harvard Boy's, dirigiendo nuestra economía, el logo de PEMEX, es un águila calva.

¿No es el ave nacional de USA?

Este es un país con germen de lo urgente en lugar de lo importante.

Presumimos de despreciar lo importante, esto es el futuro.

¿En que dirección vamos?

¿Hay acaso un proyecto de país?

Por lo expresado, lo hecho y lo no hecho, eso no cuenta, es importante, no urgente.

Tú que me lees, te sugiero que repases con sensibilidad "Macario"

Si te quedas confundido, acude a San Juan Diego, quien tiene acceso directo con quien lo mantiene a flote este país, sin importar la carga de tanta burocracia.

Tal vez sea oportuno comentar en forma marginal que las empresas más competitivas del mundo, no contratan  directivos con sobre peso.

Si no controlan su figura, menos el rumbo de las compañías.

Ojala y el gabinete adelgace antes de adelgazar al pueblo.

Algunos parecen modelos de Fernando Botero, lucen una corbata como babero sin mancha.

Tal vez la abrochen a su oreja para que no les estorbe mientras se acaban lo que les falta del pavo.

                  Andrea Guadalupe.

 

 

 

 

 



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Liev Motivs

Tijuana BC Agosto/009.             Liev Motivs

 

 

 

 

Dice el maestro Freud, que el peso de la vida nos obliga a tres posibles soluciones; Distraernos en alguna actividad, buscar satisfacciones sustitutas, como el arte, o bien, narcotizarnos.

La religión, a su vez, busca responder al sentido de la vida, y por otro lado, la humanidad busca el placer y la negación del dolor, quimeras en su totalidad.

Así el ser humano, rebaja sus pretensiones de felicidad, aunque busca otras posibilidades, como el hedonismo, el estoicismo.

Otra técnica para evitar los sufrimientos es reorientar los fines instintivos de tal forma que se puedan eludir las frustraciones del mundo exterior.

Esto se llama sublimación, es poder canalizar los instintos hacia satisfacciones artísticas o científicas que alejan al individuo del mundo exterior.  

Son muchos los procedimientos para alcanzar la felicidad, o dejar el sufrimiento, sólo que ninguno efectivo al cien por ciento.

La religión impone un camino único para ser feliz y evitar el sufrimiento.

Reduce el valor de la vida y delira deformando lo real amenazando a la inteligencia, dominando al sujeto y produciendo espejismos colectivos.

Aunque tampoco puede eliminar totalmente al sufrimiento.

Tres son las fuentes del sufrimiento humano: El poder de la naturaleza, el declinar de nuestro cuerpo, y nuestra insuficiencia para regular las relaciones sociales.

Los dos primeros son inevitables, sólo que no entendemos por qué la sociedad no nos procura satisfacción o bien estar, lo cual genera una hostilidad hacia lo cultural.

Cultura es la suma de producciones que nos diferencian de los animales y que sirve para dos fines; proteger al hombre de la naturaleza y regular sus mutuas relaciones sociales.

Para esto, el hombre debió pasar del poderío de una sola voluntad tirana, al poder de la comunidad.

Es decir, todos debimos sacrificar los instintos, la cultura los reprime.  

Freud advierte una similitud entre el proceso cultural y la normal evolución erótica del individuo, en ambos casos las inclinaciones pueden seguir tres caminos; Se subliman, (arte), se consuman para procurar placer, (por ejemplo, el orden y la limpieza) o se frustran.

De este ultimo caso, deriva la hostilidad hacia la cultura.

Después de este preámbulo, entro de lleno en tema: El arte, ¿Es poder o ilusión?

El arte es el idioma de las imágenes.

Las imágenes se pueden usar como palabras para cualquier propósito.

El uso persuasivo de este lenguaje se remonta al nacimiento del juego entre el conocimiento, el poder y la sociedad.

Investigar el lenguaje del arte para revelar enigmas del poder, es un ejercicio que puede ayudar a comprender la pregunta: ¿Por qué los intereses económicos, políticos y publicitarios en momentos de crisis nos reta a innovar en vez de evadir, pretenden usar el arte como psicoterapia?

¡Arte es poder1

La publicidad es propaganda en tiempos de paz, y en tiempos de guerra se llama control mental masivo.  

La publicidad y la propaganda experimentan en la mente colectiva, manipulan la percepción y el inconciente con mensajes persuasivos, engrandecidos mediante el poder simbólico del arte, el diseño grafico, la fotografía, los medios de reproducción y la comunicación.  

Los impulsos inconcientes son hilos para la manipulación de las masas.

Palabras como; Amor, sexo, deseo, felicidad, son Liev Motivs de la propaganda global de evasión consumista.

Se ha dicho que después de la tortura, el arte es la segunda forma más poderosa de seducción ya que representa el aura de lo sacro, culto, primigenio y eterno, que igualmente es una falsa religiosidad y misterio al servicio del poder.

La era de la reproducción transformo el arte en imágenes manipulables, sin contexto o sentido.

Utilizo imágenes y palabras simbólicamente cargadas para orientar la percepción y convicción del espectador y del posible consumidor en cada persona.

El arte como instrumento político y la voluntad de poder como arte.  

El efecto mágico de comunicar el poder, es lo que hace del arte una herramienta política por excelencia.

El arte como adorno eleva sobre los demás, el arte representa el poder del deseo.

Y la voluntad creativa es tan exótica como el poder es afrodisíaco.  

El arte del poder, es el arte de acumular y evadir.

Mientras que el verdadero poder creativo, representado por el espíritu que se libera de toda ilusión, se pierde de vista, porque nuestra sociedad se basa en una definición muy limitada del poder, en riqueza éxito profesional, fama, fuerza física , dominación militar y control político.  

El uso del poder simbólico es el arte para influir a que pensemos y veamos de acuerdo a lo que los poderes ven y desean; el engaño de la simulación positiva y estética.  

¿Arte es poder?

El propósito de la transformación social del arte, no es lo mismo que el flash de cámaras sociales. Andrea Guadalupe.

 



                                              Andrea Guadalupe.

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domingo, agosto 23

Especial de reflexiones.

Tijuana BC Agosto/009.     Especial de reflexiones.

 

 

El tiempo camina aunque no lo aprecie.

Ayer, anduve persiguiendo estrellas, hoy huyendo de ellas.

La verdad es que llevo un tiempo de mudanzas en todos los sentidos, absurdos de la vida, me siento más estable que nunca, con no muchas preocupaciones habituales y los dilemas existenciales perdidos en algún rincón de la casa.

Y el tiempo camina aunque no lo perciba, ayer hundida en un pensamiento incesante de tristezas andantes, de bofetones de reloj despertador, de visiones del futuro sin anteojos para distinguirlo bien.

Era una creatividad, otoñal, grisácea.

Y ahora la calma en apariencia, la rutina de los lunes, y demás vacas sagradas se están comiendo, a eso de las tres de la tarde, las ganas de quejarse, de gritar a mi manera, de creerme digna de un lector.

Y el tiempo camina aunque no lo vea.  

Si no, observa cuantas letras guardan mis delirios de grandeza, recuerdos que quemaban como resentimientos.

Y ¿ahora?, yo ya no sé definirlo, sólo que si a algo se les parecen,  es a un diario, a una pared, donde el día menos esperado, aparece un graffiti.

 

Cuando el agua llenó mis pulmones, caí en la cuenta de que la barca se había hundido.

Sin más tabla de salvación que un almanaque, me aferré a el como si el tiempo pudiera fabricar suelo firme, del que hace falta para acostarse a soñar con una realidad distinta.
Con ese panorama de desamparada idealista y como si de una aparición se tratase, llegó la idea de nadar hacia la orilla, la más cercana, la más lejana, lo mismo me daba.
Y entre brazada y brazada, saqué fuerzas para repasar mi confuso plan hacía la felicidad.

Esta vez era sencillo, sólo tenía que recordar los errores pasados y repetirlos de manera distinta.

Porque no hay nada más auténtico que mis errores y mi plan tenía que ser legítimo.

Los que tome de los libros de auto ayuda siempre me quedaron grandes.
Ahora mismo, con las olas mojándome los pies y mi corazón tranquilo tras el esfuerzo, veo este mar, el mío, el que me ahogaba hace un momento, el que guarda el secreto de mis éxodos, el que ahoga esta imaginación cansada de volar, el que limpia esta memoria cansada de perdonarse.

 

 

La lámpara de mi mesa de trabajo ilumina mis manos.

Las observo con detenimiento y busco algún detalle, alguna clave que descifre el enigma de mi consciencia.

No, la solución tampoco está en mis manos termino concluyendo.

¿Y dónde pues está la pieza que falta para que la imagen final empiece a tener sentido?
Debe haber algún detalle que escapa a mi cerebro; el detalle que explique la confianza en un amanecer o el desorden que me inunda al pensar en el universo.

¿Por qué puedo llorar con el sufrimiento ajeno?, ¿Por qué me cautivan las personas felices?, ¿Por qué los niños me inspiran protección?, ¿Por qué no me gusta la soledad forzada?
¿Será el alma, mi alma, la que dé sentido a los días?, o, ¿es el alma un invento para responder a preguntas demasiado complicadas?
Quiero pensar que existe. ¿Será mi alma la que me está obligando a pensar?

Quizá sea el alma la que está escribiendo esto.

Tal vez yo sea el alma y estas manos unas de sus herramientas.

Posiblemente sólo sea un alma lidiando con su propia existencia

 

 

Cuando la luz entra por mi ventana no me dice nada.

Antes, hará un siglo ya, los tonos rosa y azul me invitaban a la calma mientras que el rojo y el naranja me incitaban a salir corriendo hacia cualquier dirección, correr e inventar caminos.

En ese entonces ni siquiera sabía que existían los grises, esos que ahora se obligan en ser mi compañía.

Y es que es terrible quedar bien con quienes te caen mal.

Supongo que la culpa de no oír nada de los colores debe ser mi culpa.

Como cuando dejas de llamar a tus conocidos hasta que un día, también se olvidan de llamarte. Quizá será cuestión de intentar serles  otra vez amable.

En fin.

 

Mi terapeuta me dijo que los recuerdos son traidores.

No son  trozos de memoria, fotografías imparciales de algún acontecimiento en concreto de nuestras vidas.

Son cuentos, fábulas, ciencia ficción basada en hechos más o menos reales.

Y el problema llega cuando no se diferencia la parte real de la imaginaria, el trozo de historia que en verdad ocurrió, del que implanté para tranquilizar mi conciencia, para justificarme o para torturarme.

Ese problema consiste en cambiar la actitud, buscando no repetir los mismos errores.

Una búsqueda marcada por el destino desde el comienzo porque intente alejarme de lo que soy realmente, echándome la culpa del fracaso anterior e intentando cambiar la forma de tomar decisiones, consiguiendo así meterme en una situación que tarde o temprano me dejará aturdida y perdida, porque he avanzado por un camino que en otras circunstancias nunca habría escogido, cubriéndome en mis ganas de olvidar malos momentos.

Y si no hago esto, probablemente escoja por la indiferencia, por reír de mi desgracia y supuesta incapacidad.

¿Cual de las dos posturas es la mejor?

Eso ya no me atrevo a decirlo.

Lo filosóficamente barato sería decir que debo aceptar mi parte de culpa en el fracaso y reconocer también que me volveré a equivocar más adelante, indiferentemente si escojo por cambiar la actitud o no, porque en el fondo, soy como me  descubro  y difícilmente puedo cambiar.

Alejándome del optimismo kamikaze y referencias a lo Paulo Coehlo, es inevitable no querer volver a pasarlo mal, perseguir una felicidad estandarizada y sentirme grande y noble cuando una jugada me sale bien.

Sólo que quizá haya que dejar un hueco en el pensamiento para guardar un trozo de reflexión, lejos de las garras de los sentimientos, que suficiente tienen ya con hacer de mi lo que se les antoje.

 

Sé que es correcto y hasta puede ser un ejercicio fantástico para pasar las horas discutiendo.

Hablo de criticar el concepto que tienen los demás sobre nuestra sociedad del consumo y sus normas.

Yo creo que todos nos podemos clasificar, en tres grandes grupos.

Están quienes llamo los fashionvictim, esas que si ven cinco personas juntas con una ropa de marca en verano, consideran que es moda y corren hasta la tienda más cercana para comprase algo igual.

Después están los, digamos, underground, formado por todos los que se alejan de las tendencias y de los fashionvictim por igual.

Sólo que en su prisa por huir de las masas, se refugian en pequeños grupos donde, para entrar en ellos, te obligan a tatuarte en la frente que eres libre, que no eres un borrego, e inmediatamente te acompañan hasta la tienda en donde venden el nuevo uniforme que vas a llevar.

Por último, aparece el grupo que más desprecio, el de idealistas charlatanes, como yo básicamente.

Estos se dedican a tomar café y escribir tratados, en donde se pretende analizar a todas las demás personas, y dicen frases del tipo "lo importante es ser una misma", o "hay que lograr el equilibrio interior"…

¿Realmente somos tan distintos unas de otras?

Al final pienso que no.

Seguimos los mismos patrones: ¿Has imaginado alguna vez, que tienes "esa" condición que nadie ha sabido explotar?; ¿Te has refugiado alguna vez en las circunstancias para explicar el triunfo de otras?; ¿Has mirado alguna vez por encima del hombro a alguien?

Todas las personas necesitamos, primero, para sostener nuestra autoestima creernos diferentes, auténticas, maduras.

Segundo, necesitamos sentirnos dentro de un grupo de personas que creamos lo suficientemente similares para sentirnos cómodas junto a ellas, y lo suficientemente distintas para sentirnos especiales.

Digo con esto que es irremediable no encasillar y clasificarnos dentro de un grupo, es inevitable crear estereotipos, yo misma he hecho uso de ellos.

Sirven para organizar la realidad.

Es inevitable creernos sobrevivientes, es inevitable a veces pensar que la verdad reside en nosotras y no en las demás.

Y de alguna manera es cierto: Hay tantas verdades diferentes, como habitantes tiene la Tierra.

Discutamos, protejamos nuestro pensamiento, busquemos la verdad o dejémonos engañar. Cambiemos de personalidad cada semana si queremos, pensemos que nuestro camino es el mejor, busquemos nuestro beneficio, hundámonos al contemplarnos unas a otras, da igual.

Sólo que hagamos el ejercicio de pensar que tod@s nos enamoramos, nos rompen el corazón, lloramos ante la muerte, nos da miedo el futuro, reímos en compañía, no vemos colores en la soledad forzada.

Reflexionemos un segundo antes de creernos en disposición de despreciar a alguien.

Antes de matar, en metáfora o sin ella, en nombre de algo, intentemos desvestir nuestras mentiras disfrazadas de verdad.

Y si resulta que seguimos creyendo que realmente estemos en lo cierto, pues adelante.

Y ahora llámame charlatana.  Andrea Guadalupe.



                                              Andrea Guadalupe.

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sábado, agosto 22

Este país golpeado.

Tijuana BC Agosto/009.  Este país golpeado.

 

 

En esta semana, al despertar, descubrí que ha hecho en mí efecto el bombardeo de spots del gobierno, al narrar por tv y radio las victorias, supuestamente rotundos, sobre los matones que anuncia como triunfos en equis ciudad al capturar a maleantes y decomisándoles armas y drogas.

Pues bien, soñé un desenfreno de murciélagos; unos fumaban mota, otros inhalaban cocaína, mientras que a unos, sus compañeros, les inyectaban heroína, y tenían los ojos en blanco mientras babeaban de placer.

No necesito tener olfato de perro para distinguir la penetrante fetidez que seguirá acompañando al acto de gobernar de Felipe Calderón.

Así, me he hecho una idea de cómo terminara su aventura accidentada y opaca como mandatario de México.

Hasta el último día, seguirá enfrentando al crimen organizado.

Haciendo memoria, se recuerda que a diez días de haber ocupado la silla presidencial, Calderón, puso en marcha el Operativo Michoacán y seguramente, consumará su desastroso ejercicio político ordenando otro operativo para hacerle frente al narco mundo.

Resulta penoso que un presidente se la pase persiguiendo sicarios en un país sometido por una crisis económica y donde el autodenominado Presidente del empleo, no ha creado fuentes de ocupación, como también resulta penoso escuchar al secretario de Gobernación, escupir bravatas de cantina; Los estamos esperando., Métanse con la autoridad y no con los ciudadanos., Los estamos esperando, esa es una invitación que les hacemos.

Dirigidas a la organización criminal:"La familia michoacana"

Haya preferido escuchar como el PAN, ha venido devaluándose por sus calumnias, ilegalidades, y un ejercicio político poco atinado, practica bárbara iniciada por el vaquero idiota Vicente Fox y su auto nombrado Gobierno del cambio. 

Esa ideología de derecha, de codicia, de ambición y raterías han hecho de México una Republica en la que sobresale el desastre.

Me hundo en la republica del sueño.

Vivimos en un México Bronco, estas palabras causaban molestias en 1994, al ocurrir los alzamientos zapatistas en Chiapas.

Los defensores de la buena imagen del país argumentaban que era injusto definir en estos términos a una nación en la que, si el gobierno había olvidado a los chiapanecos sumidos en la miseria, todavía no habíamos llegado al estado salvaje de una tierra de nadie, al inframundo.

Según Carlos Salinas de Gortari, por fin íbamos a llegar al Primer Mundo.

Sólo basta ver la actual descomposición del país, autoridades y población civil son atacadas por el crimen organizado, mientras la narco guerrilla balacea y lanza granadas contra el Estado de Derecho en una guerra abierta.

Se me reseca el paladar enterarme de que policías y soldados son aliados de los barones de la droga.

¿Qué ha fallado?

¿Por qué tanto desprecio entre miembros de la sociedad, donde la única manera de salir adelante es solidarizándose para ayudarnos en lo que se pueda?

 

Por los senderos de México, lo vi en sueños, un potro iba desbocado, sin rumbo.

Era un animal perdido, agonizante, desesperado, oprimido, humillado, tenia espuma en el hocico, y los ojos ensangrentados.

Una imagen de este país golpeado, sin misericordia, por políticos y narco traficantes.

Yo sólo digo lo que observo y comprendo.

Andrea Guadalupe.

 

 

 

 

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




Messenger cumple 10 años de ser parte de tu vida

Sopa de historias.

Tijuana BC Ag /009. Sopa de historias.


Muchas veces no hay que buscar las historias; ellas te encuentran a ti.
Pueden estar en cualquier parte, escondidas, espiando y, cuando menos lo esperas, se lanzan y te obligan a tomar la lapicera.
A veces se disfrazan de noticias en la tv, o te esperan en una frase que escuchaste en la calle, o se transparentan en algo que pasó... o que no pasó.


Puedes pasar días intentando hacer recordar a tu escoba que sus antecesoras sabían volar. Puedes ponerle películas y leerle cuentos, sólo que la escoba no volará.
Lo más que puedes conseguir con estos métodos es que barra la casa ella sola mientras tú disfrutas alguna película de Harry Potter.
Aunque, si lo que quieres es volar por las noches en el espacio de la ciudad con tu escoba, has de seguir los siguientes pasos: lo primero quítale la etiqueta.
Debe tener presente que da lo mismo que sea de mijo, raíces, o de plástico, que lo importante es algo mucho más primitivo.
Pronto se dará cuenta de que el tiempo puede modificarlas, que unas cualidades se pierden, como el volar, que otras se ganan, como el convencer a la pelusa de que se vaya con ellas; la segunda etapa es el entrenamiento.
Tirarla al aire y hacerla sentir su ligereza.
Comprobarás, si todo va bien, que cada vez tarda más tiempo en volver a tus manos, que cada vez su resistencia a la ley de la gravedad es más fuerte; una vez que ocurra esto, pasa a la tercera etapa.
Espera una noche de luna llena.
Ponte la escoba entre las piernas, apunta hacia las estrellas y pronuncia las siguientes palabras: "Escoba vibradora desde el suelo remonta el vuelo, ahora, desde la alcoba".
Buen viaje, confió en que no sufras de mareos y conduce con cuidado.

Por un momento, la había confundido conmigo.
No era yo, era otra, y distinta.
La prueba es que si yo contraía mi ojo izquierdo, ella me cerraba el derecho; si yo levantaba la mano izquierda, ella saludaba con mi derecha.
Era recta y diestra. para todo lo que yo soy zurda y siniestra.
Intenté una plática.
En vano, no era una cuestión de primera y segunda personas, como yo había pensado al principio. Era una tercera persona, una extraña.
Y no me entendía.
Totalmente ajena a mi presencia, se miraba en mi reflejo y ensayaba muecas y ademanes.
¿Se estaba burlando de mí?
Entonces, se puso seria. ¿Me habría oído? ¿Habría escuchado mis pensamientos?
Poco a poco, las que me habían parecido diferencias, se iban desvaneciendo, y los rasgos comunes me resultaban cada vez más desconocidos.
Nadie me había obligado, y ahí estaba yo, repitiendo cada uno de sus movimientos, como si no tuviese voluntad propia.
Que ella sacaba la lengua, yo la imitaba.
Si arqueaba las cejas, yo hacía lo mismo.
Si se encogía de hombros, yo repetía su gesto con igual indiferencia.
Así hemos estado un buen rato, hasta que se ha cansado y se ha marchado del cuarto de baño. Y yo he hecho lo mismo.

Seguramente, todo sería mucho más sencillo si el eco repitiera mis últimas palabras, si mi sombra siguiera cosida a los zapatos, si mi reflejo se detuviera ante cada aparador, si mi doble del espejo no continuase luchando contra un mechón rebelde cuando hace unos segundos que terminé de peinarme.


La vida en la sociedad moderna nos carga de estrés y ansiedades.
Trabajo, relaciones sociales, familia, desempleo,... ocupan demasiado espacio en mi vida como para complicarme en otros asuntos que suponen un consumo de energía enorme.
No es nada raro que por esta misma razón, que busque historias que narrar, en las que alterne con mis pequeños momentos de entretenimiento, ocupación que requieran poca concentración y esfuerzo.
Es por eso que, ante la posibilidad de recibir un producto o disfrutar de un servicio, espero que ofrezca unos requisitos mínimos que garanticen un rendimiento adecuado, para evitar molestias o trastornos innecesarios.
No me parece atrevido exigir un desempeño mínimo de lo convenido en el contrato; aun así, no lo solicito.
No pido que me garanticen que durante, por ejemplo, dos años funcionará como el primer día, aunque incluso las lavadoras ofrecen un tiempo más amplio de garantía.
No quiero que consuma poca energía, ni que su manejo sea sencillo.
Que no ensucie; que sea silencioso y discreto; que no resulte virtualmente peligroso para las interesadas... no es obligatorio.
No necesito disponer de un teléfono de atención técnica que funcione 24 horas al día los 365 días del año, con 366 en el bisiesto, ni de un servicio gratuito de reparaciones.
No busco la mejor oferta, el precio más competitivo.
No quiero que me lo cambien por otro producto en caso de que no cumpla mis esperanzas o si no funciona según lo esperado.
Tampoco pretendo que me devuelvan la diferencia si lo encuentro más barato en otro establecimiento.
No pretendo que incluya regalos o que venga acompañado de un manual de instrucciones de doscientas páginas o que esté asegurado a todo riesgo.
No aspiro a que combine con las cortinas o la alfombra, ni que huela a perfume.
Mucho menos que sea 100% reciclable y que respete el medio ambiente; que no contenga CFC o que sea apto para diabéticas y vegetarianas.
No espero que cubra perfectamente mis necesidades o que se adapte a mi capacidad intelectual.
No necesito que resuelva ecuaciones de tercer grado, que sepa reparar cualquier instalación eléctrica o cambiar las bujías del auto.
No quiero que limpie el polvo o que vaya al supermercado en mi lugar.
No es preciso que me traiga el desayuno a la cama, que me dedique frases románticas o que nunca se olvide del cumpleaños.
No pido que sepa recitar poesía, citar a autores célebres o hablar idiomas.
Sólo pido que me aseguren que me hará un poquito más feliz... tal vez así me decida a enamorarme.

Amanece, su cuerpo está junto al mío.
Descansa, me levanto, la miro y veo su cuerpo cubierto por una suave sabana ligera, clara. Adivino sus curvas, donde momentos antes me había perdido.
Me fijo en sus pies, los beso y se estremecen.
Recorro con mis manos su cuerpo., llego a su cara, la miro.
Comienzo a besar sus ojos, su nariz y, por último, sus labios.
Entonces despierta y me dice: "amor, llegaras tarde".

Fue mi cumpleaños, recibí llamadas de conocidas y amistades.
No recibí la tuya, no pude escuchar el calido roce de tu voz.
Yo esperaba recodar la sensación de mis labios recorriendo tu espalda desnuda.
Podría recuperar la distancia que el tiempo había creado.
Volver a sentirte...
Desgraciadamente quienes mueren no pueden utilizar los teléfonos.
Fue mi cumpleaños, no me llamo nadie.

Se me ha roto algo.
No un vaso de cristal que, al resbalarse de las manos, cae al suelo.
Ni un desgarrón en una blusa vieja.
Ha sido, más bien, un hilo.
Un golpe seco, como una pequeña explosión de agujitas y cristales.
Y se han ido las ganas.
Y he sabido que ayer será exactamente igual que mañana.
Y me he quedado ahí, con esa absurda sonrisa satisfecha.
Con esa expresión, como de existencia colmada.

Ayer, una extraña envoltura de plástico transparente recuperó su libertad.
Tal vez se cansó del olor de la media cebolla que envolvía, tal vez del frío y la humedad del refrigerador...
El caso es que voló, y la misma ráfaga de viento que lo arrebató de la mesa de mi cocina cerró la ventana tras él.
Y ahí me quedé yo, sin saber muy bien qué hacer y llorando a lágrima viva, no sé si a causa de la emoción o porque estaba picando cebolla.
La envoltura de plástico transparente planeó unos instantes ante el cristal y luego se alejó agitando sus pliegues plateados y despidiendo destellos metálicos.
Trato de imaginar dónde estará ahora.
Seguramente subió a lo alto del cielo para comprobar si las nubes son masas de vapor suspendido en la atmósfera, o enormes bolitas de algodón.
Luego, seguiría la estela de un avión o se mezclaría con un grupo de aves migratorias.
Viajaría agitando sus improvisadas alas, reflejando el sol y enviando mensajes cifrados en el código universal de espejos.
Sólo que la envoltura de plástico transparente es dócil, hogareño y la nostalgia siempre le puede.
Por eso, quizás ahora esté arrugándose y crujiendo frente a la ventana para que le permita anidar en el refrigerador. Andrea Guadalupe.



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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Síntomas del hambre.

Tijuana BC Agosto/009.   Síntomas del hambre.

 

 

Agobiado por la crisis, se mato al estilo bonzo.

Un hombre se suicido por perder su trabajo y no poder hacer frente a sus compromisos económicos.

Se empapo con combustible en el interior de su vehiculo y posteriormente provoco el fuego que dejo que dejo el cadáver semicalcinado.

El occiso, fue identificado por algunos familiares en el lugar de la tragedia, quienes atribuyeron su fatídica determinación al hecho de atravesar por graves problemas económicos, sumado al hecho de que hacia varios meses se encontraba desempleado.

Por indicios hallados dentro del vehiculo, el hoy muerto, se roció con combustible, luego se acerco un cigarrillo y provoco el siniestro que le quito la vida.   

 

En los comedores para infantes desamparados y emigrantes como; "La casa del niño pobre", "Albergue para niños emigrantes", de Maria Auxiliadora, "Refugio de emigrantes", del Ejercito de Salvación, han notado desde enero que sus visitantes habituales, se incrementaron en el doble y hasta el triple.

Reparten más sopa, más leche, más galletas, más de lo que sea.

Los encargados reportan que ahora tienen que multiplicar panes y peces, además de racionar los alimentos, porque ya no solo reciben emigrantes encaminados a los Estados Unidos.

De los cañones y colonias proletarias bajan familias hambreadas a sentarse a la mesa.

Se escucha entre jóvenes de territorios populares hablar de desempleo, algunos dicen que piensan hacer algo para ingresar al penal, porque ahí, por lo menos tiene garantizado comer algo.

Los primeros síntomas del hambre se notan en toda la ciudad.

La nueva miseria se refleja en el modo de colgar ropa usada afuera de las casas para rematarla, o la tendencia de llenar las banquetas con muebles usados en oferta.

En la aparición de mujeres y niños que venden pan y tortillas puerta por puerta.

En los padres de familia dedicados a levantar botes, cartón, cobre  que venden en las recicladoras para completar el gasto.

En las filas de desempleados que se forman de madrugada afuera de las maquiladoras o para pedir al Seguro Social un adelanto de lo ahorrado para la vejez.

El brebaje formado por la crisis mundial, el desplome de la industria maquiladora, el fracaso de las políticas antipobreza y el desempleo, han cambiado al aspecto de la ciudad.

Han aparecido grupos de hambrientos ambulantes que caminan todo el día en busca de comida.

La necesidad remodelo el paisaje urbano.

Los camellones se llenan de gente que se estrena en la mendicidad o la venta de chicles.

Algunas amas de casa mantienen las puertas abiertas porque sus inquilinas se inauguraron en el oficio de vender el cuerpo.

Los integrantes del ejercito de desesperados, madrugan a diario porque saben que a las 8.00 de la mañana, unas monjas ofrecen desayunos afuera de la catedral, al medio día, aparecen en

algún comedor de asistencia publica y a las 8.00 de la noche, ya están recibiendo sermones religiosos para ganarse un café y un burrito con el "Ejercito de Salvación"

En ocasiones, la adoración nocturna pre merienda se alarga y quien presume por el micrófono, como Dios cambio su vida, no finaliza su testimonio.

No ven cumplida la promesa bíblica, porque Dios no provee, no en estos tiempos.  

En esta ciudad fronteriza, la industria maquiladora depende de la deprimida economía estaunidense, y además tiene un severo problema de narco violencia, la nueva miseria muestra rasgos preocupantes.

El hambre feroz refleja los resultados de la estrategia de "paros técnicos",  aprobados por el gobierno federal para que las fabricas suspendan funciones sin despedir empleados, castigado el salario de los trabajadores.

México, la potencia económica mundial numero 12, tiene a la quinta parte de su población, literal y casi realmente muerta de hambre.

Andrea Guadalupe.

 

 

 

 

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
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