Desde mi rincón existencial: tristezas que deambulan por mi cabeza : Prometía………………….

viernes, julio 11

Prometía………………….

Tijuana BC Jul 008. Prometía………………….

Que miedo este... tener tantas historias y tan poca vida para escribirlas.

A veces pienso que cuando la muerte me alcance, primero me alcanzará la impotencia de que no lograré escribir esa última historia de mis días entonces, ya, viejos.

¿A quién le escribes cuando no quieres escribirle a nadie?

¿A quién le dices las cosas que no puedes decirle tampoco a nadie?

Como si quisieras encontrar un lector anónimo, comprensivo, como una marca de agua que no te moje, un fuego que no te brinque nervioso en las manos y te escupa.

A veces dan ganas así, simplemente, de escribir sin escribir.

Tomar la pluma o el teclado y escribir y borrar, escribes y borras hasta que al final, después de un largo ejercicio de escritura sólo queda una página en blanco.

Pura como al principio solo que de alguna forma manchada por las letras, con el fantasma de las confesiones y de las historias enterradas bajo ese secreto del encanto.

Sería bueno escribir de esa forma, también.

Solo que, no, el mundo exige historias.

Las lectores están buscando siempre autores nuevos, novelas nuevas que cumplan su ciclo de una semana, organizadores de concursos que buscan sus premios para publicarlos y cumplir con la difusión, proyectos editoriales independientes para sacar más y más autores que llenen los diccionarios con sus biografías mínimas en el Wikipedia.

Ojala permitieran crear libros en blanco en todas partes, maliciosamente guardados, sedientamente revisados por un corrector de estilo, sospechosamente impresos los libros blancos y después puestos en las mesas de novedades y también autores blancos, limpios de toda palabra, limpios de toda intención creadora.

En suma, ¿no te podría llenar de ternura la sola idea de encontrarte con una mujer que quería ser escritora, y soñaba y se me esforzaba en tener al menos un texto publicado en alguna revista, en al menos terminar un cuento o algunos cuentos o que al menos alguien dijera que sí, que lo que escribía estaba bien o al menos prometía, no se sabía qué, solo que prometía?

Andrea Gpe.

Desde Tijuana; la que abraza siempre al regreso, la que cobija entre latidos sumergidos en una búsqueda natural.