jueves, enero 10

Cosas Triviales.

Tijuana BC Enero 008.         Cosas Triviales.   

 

 

Mañana debo levantarme a trabajar muy temprano, y ahora mismo ya es pasada la media noche.

No he podido dormir, creo que esta noche no podré hacerlo.  

De mi cabeza salto una historia que no me deja cabecear.     

Me jala los cabellos, me grita, me golpea la frente.

Se trata de una de esos relatos que aparecen en horario incomodo y te exige que escribas de él.

¿Qué hacer cuando una inquietud así te asalta? ¿Escribirla? ¿Repetirla un sin fin de veces para que no se te olvide? ¿Tomar el teléfono y contarlo a una  amiga? ¿Asociarlo con otra idea que en un futuro te hará recordar?

Algo así me pasa me pasa con frecuencia, no es extraño que al estar a punto de dormirme recuerde una escena que se ha quedado grabada en la memoria sin razón aparente.

Entonces, este hecho se asocia con otro, se forma una continuidad que lentamente va tomando sentido.

Encuentro coherencia en esa aparente irrealidad.

Me doy cuenta que tengo una historia interesante de la cual puedo partir para explorar y encontrar el motivo de su aparición, el por que una noche estuve a punto de soñarle, por que brinco en mi imaginación cuando no estaba lista para su aparición.

Todo esto ocurre cuando abro los ojos, enciendo la luz y escribo esa idea.

Cuando no lo hago, la historia se esfuma.

Solo me queda la sensación de haber tenido una gran idea.

 

 Hoy me comunique por teléfono con una psíquica que lee las cartas.

Mas que conocer el futuro, le advertí que me gustaría saber que esta pasando conmigo en estos momentos a nivel emocional.

Paso diez horas en el trabajo, estoy en varios proyectos.

En ese momento supe que era tonto explicar mi sentir, si ella lo conocía a la perfección.

No hable mas, era su turno.

Me dijo que antes de colocar las cartas sobre la mesa, debía mencionar un numero, después multiplicarlo por tres, y dividirlo en dos.

Mientras lo hacia mentalmente mire el reloj.

Habían pasado cinco minutos.

El resultado de la operación, fue cinco, se lo dije.

Escuche una suave risa al otro lado de la línea.  

Después, aquella voz suave me dijo: a ese número, agrégale un cero, y es el costo que llevas hasta ahora.

Sintiéndome engañada, tuve la reacción de cortar la llamada.

Me daba igual lo que pasara conmigo.

 

Soy una persona tranquila, incapaz la mayoría de las veces de discutir y levantar la voz.

Busco pasar inadvertida, lejos del ruido y las multitudes, y trato de ser amable con los demás.

Solo que estas actitudes que pueden parecer positivas, me han llevado a ser una persona invisible.

Como aquellas que están frente a las demás y que nadie ve.

Es así que no puedo evitar sentirme una persona que nadie conoce, que no se relaciona con las demás, que se concentra en su trabajo.

No me molesta mi estado, solo que me llama la atención.

Pienso en Kafka y sus personajes.

Es inevitable sentirme así.

 

¿En verdad nacimos solo para olvidar las cosas?

Primero se va el tiempo, los días después, se pierden las cosas, se olvidan, se quiebran, y aparecen los recuerdos que también pronto desaparecen.  

Las estaciones, las horas, las citas, las otras.

Las otras se mueren, siempre las otras, y hablamos de ellas, y las olvidamos de manera natural, de la misma manera en que nos olvidan.

Y el olvido llega a nosotras, y extiende su manto para envolvernos en una nada, en una oscuridad, en un limbo inexistente.

Hasta que nosotras mismas nos olvidamos de nosotras mismas.

 

 

Me dice que por que no escribo algo de ella, que diga su nombre, que por qué nunca hablo de nosotras, de las cosas que decimos, decimos o pensamos.

Solo que yo le digo que no lo hago por que son cosas privadas, no como las reflexiones que escribo, y que si, son cosas privadas, solo que pueden ser compartidas.

¿Por qué debo escribir un texto donde explique todo lo que una mujer significa para otra?

No, no, discúlpame, eso me lo guardo.

Así que en vez de escribir sobre cosas emocionantes, y divertidas.

Me enfoco en cosas triviales.

 

Una de las sensaciones que mas frecuente mente he tenido en estas últimas fechas, es el sentirme vieja.

Cuando veo que las chicas caminan con el pantalón deshilachado entre los muslos, con el cabello en diversos tonos, con piercings en el rostro, y usando un vocabulario hablado y escrito muy a su manera, no puedo evitar sentirme de otra manera mas que vieja, muy vieja, ya pasada de medio verde por madura.

Y me doy cuenta que no puedo peinarme con cresta, que no me agrada pensar en pintarme el cabello, que no puedo usar pantalones deshilachados, arrastrarlos por el piso, ni utilizar piercings en las cejas, nariz, o boca por que aparte de todo, no me atraen.

 

 

Mujer doliente: Su comportamiento es melancólico, extraña a su ex pareja.

Mujer de retos: Su vida se enfrenta a grandes cambios, un nuevo trabajo, nuevos proyectos, nuevas emociones.

Se ha prometido escribir en cualquier tiempo libre que tenga.

Mujer nutricia: Odia a la mujer doliente y siente más cercanía con la mujer de retos.

Le aconseja, le apoya, juega con ella, piensa que la mujer doliente se merece lo que le pasa.

Mujer inconstante: esta de acuerdo con la mujer nutricia, solo que una vez que se despiden,

Dice que es una idiota, que pobrecita de la mujer doliente, y afortunada la mujer de retos.

Mujer, solo mujer: Sabe que las mujeres anteriores y ella misma, son solo una misma.

Andrea Gpe.

 

 

 

                                                                 



                           Andrea Guadalupe.

                              
                         Tijuana Baja California Norte. Mexico

                   DESDE MI RINCON EXISTENCIAL,

hesa540828@hotmail.com           agluna200@àyahoo.com.mmx
 
 


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