miércoles, octubre 27

Toda la belleza de la creación.

Octubre 2010.   Toda la belleza de la creación. 

 

Ahora que mi hijo, por sus meritos y esfuerzo, trabaja independizado de mí, ahora que por las distancias que nos separan y lo veo poco después de largas temporadas, siento en el pecho un agujero, al mismo tiempo que una gran felicidad.

Ver a mi hijo en camino de ser un hombre, es un maravilloso deseo cumplido, más sin embargo, sobrelleva su adiós al seno familiar.

Llegue este sábado por la noche de los caminos que nos apartan para acompañarlo el fin de semana, y a pesar de la desvelada, el cansancio de las horas manejando y las emociones, al día siguiente, me desperté muy temprano, por lo que decidí caminar por la casa.

En el silencio, caminaba abrazada a mi cuerpo para tratar de cobijar ese hueco que sentía y me dedique a observar, examinando mis propias emociones.

En el jardín, las rosas estaban vivas, hermosas, alegres, como una expresión de arte.

Las emociones y el silencio me hicieron considerarme presente y pude percibir la energía, esencia y cariño que emanaban.

Me hicieron sentir un mensaje tipo espiritual, con el que Dios me acariciaba el alma.

Hasta esa mañana, nunca había reflexionado en su lenguaje y misterio.  

Sin importar el lugar o las circunstancias, las flores me hacen sentir bien, me recuerdan que la vida vale la pena, y me invitan a conectarme con mi interior.  

¿Quién aparte de Dios o la vida, la vida o Dios, podría hacer algo tan perfecto?

Por esto, creo que la existencia de las flores en el mundo es algo tan vital como el alimento, su propósito es contribuir a la estética, a la armonía, a la inspiración, al hallazgo de lo infinito en lo finito.

Las flores levantan el ánimo, ayudan a disfrutar de la vida de manera silenciosa, nos recuerdan que no todo es trabajo, compromisos, obligaciones o malas noticias.

Las flores son mensajes de otra dimensión, ayudan a elevar la conciencia, contienen en si, toda la belleza de la creación.  

Desde BC, mi rincón existencial, primordialmente espiritual, viviendo una experiencia humana. Andrea Guadalupe.



                                             

                      

 
 


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