jueves, octubre 21

En la dulce oscuridad del vacío y el olvido.


Octubre 2010.      En la dulce oscuridad del vacío y el olvido.

 

Generoso es el monótono canto de la lluvia, que hace crecer con su música de mil cuerdas en la tierra a todas esas verduras y legumbres que surgen del lodo creativo del campo, sin olvidarse de la silenciosa flora altiva que, en su soberbia femenil, absorbe el arco iris a gotas y ofrece el terciopelo de sus seductores pétalos.
Modesta es la presencia de este océano pulverizado en lentitud y aroma que, cargando sus volúmenes de brisa salada y densa, espesa en agua las camisas y blusas, transparentando los duros pezones de sangre caliente en un marco de cabellos ralos que ignoran la indecencia.
Y el día húmedo se vuelve una noche que gotea.
Los paraguas, con sus indiferentes varillas discretas, se quedan en el vacío de una habitación que hace de su soledad un ábaco de lágrimas en las ventanas.
Son sensiblemente innumerables los idiotas que intentan contar las gotas de lluvia, sobre todo viniendo de anhelar en un romance fracasado las infinitas estrellas resplandecientes en la dulce oscuridad del vacío y el olvido.

Desde BC, mi rincón existencial predominantemente espiritual, viviendo una experiencia humana. Andrea Guadalupe.


                                            



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