Tijuana BC May/2010. Tijuana…
Tijuana parece estar construida a través de diferentes historias, cada una narrada en planos horizontales que a medida que avanzan, se van entre mezclando.
Cada uno de estos planos es único tanto en el lenguaje como en el tiempo, ritmo y paisajes habitados por flora y fauna.
Largo viaje que trasciende a la ciudad formada por el crecimiento caótico, la semi urbanidad, y la semi cosmopolita sociedad conviviendo con estructuras generales primitivas en las que la violencia y la fauna humana son las dueñas de las calles.
Ciudad que me gruñe con su lengua de fuego por el desierto de arenas pálidas y cielos azules, rocas, cactus, serpientes, en que el espejo de arena diluye el canto de mi especie por el mar helado y oscuro compartido por ballenas, y delfines.
Viaje marino por las pasiones de amantes perdidos, encontrados, soñados, inventados, construidos con el deseo, los ojos de la necesidad y la creatividad en la que se perciben el miedo y el malestar por naufragios, catástrofes, insomnios, bruma, incomprensión, lagrimas que alimentan ríos en las venas, la soledad de amantes que…perdidos buscan otros labios para beber la ración de muerte que les toca.
Así es el amor, romántico, predecible, cóncavo, saciado de sustancias y humedades, no para el desahogo narcisista, sin embargo, testimonio de inquietudes, miedos, perversidades, pasiones, e incluso, profecías.
Tijuana, nirvana que nos fue arrancado en un momento de seducción perturbadora para alguien que emprendió el éxodo con pasos solitarios acompañados de gaviotas que sobrevuelan y dejan en claro que somos parte de una ciudad marítima, con aceitunas que hablan del desierto que también somos y sólo reconocemos cuando vamos llegando en avión y el verde desaparece, su espacio lo invade ese café anaranjado que lo devora todo y hace más precisa la frontera, con sus grandes contradicciones y contrastes.
El vecino con sus verdes y floridos pastos artificiales, las grandes vialidades y condominios idénticos.
Híper orden, híper caos, conviviendo día a día en un baile frenético y sin embargo monótono.
Tijuana, nirvana en el que el desierto se encuentra con el mar, en que las serpientes y coyotes observan nuestra danza con los delfines, entre rocas enormes y cactus como vigilantes y testigos.
Lunas solitarias, estrellas fugaces, oscuridad absoluta.
Espacio del mundo en el que la frontera alcanza su verdadera dimensión, lugar que trasciende lo físico y se instala en el mundo de las emociones, donde es permitido soñar, experimentar, construir a la medida del esfuerzo y compromiso.
Lugar que atrae a rebeldes y soñadoras, proscritos y exploradores, que no es parecido a nada y sin embargo, común a todos, y que nos ha sido arrebatado.
Nunca más la vergüenza de nosotras mismas en donde somos una y somos múltiples y contradictorias.
Tijuana…agua, arena, cactus, bosques, calles abandonadas, fuego desgarrador, cuerpos, pensamientos, estremecimientos, movimientos sin forma ni tamaño.
Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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