Feb/009. Enseñanzas y similitudes.
Entre las primeras noticias reales que llegan del nacimiento del Imperio Romano, aparte de la leyenda histórica de Rómulo y Remo, aparece aquella del rapto de las sabinas.
Cuentan que faltos de mujeres los rudos romanos, se fijaron en las esposas, hijas, hermanas, etc., de los vecinos sabinos y una noche simplemente entraron al poblado sabino y se robaron las mujeres.
Este acto hizo que a través de la historia, grandes pintores dedicaran muchas horas a hacer cuadros donde se representaba este violento hecho.
Cuentan también que un año después, los romanos decidieron devolver las sabinas a sus familiares, a lo que ellas se opusieran pues aparentemente estaban contentas con sus nuevos compañeros.
Después de esta leyenda-anécdota, poco o nada se sabe de los sabinos, simplemente se diluyeron en el polvo de la historia.
Sin embargo, los romanos con violencia, conquistaron el resto de la península y más tarde el mundo conocido, imponiendo sus costumbres y sistemas a sus dominados.
Quien crea que eran dulces y amables, se equivoca, eran rudos y crueles, el mismo Julio Cesar, en Aquisgran, ordeno matar 38,000 civiles.
¿Quién no recuerda la muerte de Espartaco y sus seguidores crucificados a lo largo de La Vía Apia, para ejemplo de quienes querían retar al Imperio?
Se esta viviendo actualmente una experiencia Similar a la que tuvieron los sabinos.
Quien llegaba a esta frontera del país, era un trabajador que buscaba superarse, aprendía el ingles, le gustaba el equipo de Los Dodgers, o de Los Padres de San Diego, escuchaba el rock y baladas, iba a la universidad y por supuesto quería progresar.
Siendo bilingüe y bicultural, era mexicano, solo que apareció un grupo brutal, los narcotraficantes, con su propia cultura, con su idioma propio, con usos y costumbres diferentes, con sus propios ídolos, y hasta religión: La Santa Muerte y Malverde.
Grupo que escucha narco corridos, tiene sus propios diseños de conducta, reglas y leyes diferentes.
Esta narco cultura invasora va eliminando, haciendo huir a la antigua y pacifica cultura, que cede espacios, lugares y quizá como los sabinos históricos, ira desapareciendo con el tiempo.
Esta narcocultura, se encuentra ya no solo en Tijuana, si en todos los rincones de la patria.
Se reciben reportes del nivel de violencia, ferocidad, y arrogancia a que han llegado y ya no es un asunto de que con legalizar la droga desaparece el crimen organizado, las diferentes mafias aprenden unas de otras nuevas formas de exploración y herir.
Reclutan soldados entrenados por el Ejército para convertirlos en asesinos.
Llegan noticias de otros países, se dice que Guatemala ya esta controlada por narcotraficantes mexicanos, y que hay casi un millón de personas en Estados Unidos, que tienen nexos con esta actividad ilícita.
Creo que hay que entender y detener esta invasión combatiéndola como cultura.
La parte de las armas, le corresponde a la policía y el Ejército, solo que la influencia negativa hay que neutralizarla en los niveles de la cultura y costumbres, estudiando el fenómeno y creando una contra cultura que llene a la juventud de ideas sanas, de éxito y progreso, que les quite el deseo de participar en el alucinante mundo de la ilegalidad, del crimen y que no vuelva ídolos a personajes cuya conducta no tiene punto de comparación humana.
Los romanos fueron conquistados culturalmente por un país más débil, Grecia.
Que tenía maestros, filósofos, artistas.
Que deslumbraron a los bárbaros de modo que estos adoptaron la forma de hacer y pensar de los griegos, y luego la expandieron en sus dominios.
¿Por qué le fue bien a Petreus, el General americano que pacifico Irak?
Porque estudio las costumbres de su enemigo, y los cerco, alió, negocio, pacto, y hasta finalmente lograr la paz.
Si no revisamos a fondo este fenómeno de violencia, vicio, actitudes, y lo combatimos por las armas, con ideas y resistencia cultural, la sociedad civil, la arrogancia, y los resultados se convertirán en una penetración mas profunda en los tejidos de la sociedad hasta conquistarla.
Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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