sábado, octubre 3

Baile de disfraces sin disfraces, historias LGBT


 

 

Tijuana BC /Octubre 009.       Baile de disfraces sin disfraces, Historias LGBT.

 

 

Nunca es orgía si no estás tú.

 

Hubo un momento en el que no supe si asustarme o disfrutar.

Demasiado morbo, demasiado calor, demasiada alegría, y una mujer extraordinario para mí.

Después de reflexionar, y sabiendo que no había vuelta de hoja, decidí integrarme en la fiesta que ella me ofrecía y gozar del exceso que  me aguardaba.

La cópula fue tremenda, el movimiento rabioso y la pasión desbordante, sólo que cuando sentí el mordisco y la picadura, rápidos y casi indoloros,  comencé a notar que la vida se me apagaba.

Descubrí lo que era ser el macho de una mantis religiosa.

 

Una hormiga silenciosa descendía por su espalda., otra exploraba.

Se besaron lejos del bacanal ruido

 

Oigo el rasgarse de tu ropa al desnudarte, el tacto se queda pegajoso, tu fragancia empieza a inundarme mientras te acerco a mis labios entreabiertos, sin mirarte, empiezo de gusto a derretirte y mordisquearte.

Lo conseguiste, chocolate relleno de cerezas al licor, eres toda una orgía para mis sentidos confusos.

 

...Bocas que comen labios prohibidos, pieles convertidas en vestidos desnudos, manos tocando, rozando, que acarician cuerpos autorizados sólo para el placer, risas mojadas en lágrimas de tormenta, susurros breves elevados a la máxima potencia sensual, nombres que se esconden, se escurren...identidad penetrada por los rincones...gestos obscenos que disimulan el miedo, la vergüenza, la soledad...lluvia dorada que seca el alma, besos de arco iris que se confunden, se encuentran y se buscan...circo de pasión, teatro de corazones ingenuos, película sin drama...a las puertas del vacío se descubre la eternidad...al limite, en la frontera, se traspasa la línea... ¿el infierno en calma?...después abrazo la nada, y al ritmo loco de las notas excitadas del silencio, la orgía de mis sueños despiertos desembocan en ti...

Sonó mi teléfono, lo tomo sin pensar en que te escucharía al otro lado...

¿Sabes quién soy? Mi cuerpo sí lo sabía y tembló ligeramente.

También mi corazón se desgarró y mi mente no dejó de imaginarte de nuevo entre mis piernas.

Voy a la ciudad al final de mes.

Yo te escuchaba y tú aclararse la garganta antes de seguir: ¿Podré volver a verte?

No dudé porque lo deseaba tanto como tú o más: Búscame entre la música y los colores.

Entre la orgía de los cuerpos y sus olores, la orgía de sabores en labios húmedos y en roces clandestinos... Sígueme, encuéntrame y... ámame.

 

... Ahí estaba, mi lejana diosa, bailándome bajo la luna sus curvas borrosas por el ir y venir de las olas.

Me incitaba distante, estremeciendo todo mi ser, acompañando mi deseo con sus labios salados.

¡Oh qué deliciosa tortura!

No pude sino unirme a aquella danza celestial que a voces me rogaba convertirla en orgía de cuerpos entrelazados.

Fue en ese instante cuando caí en la cuenta de que estaba presenciando mi  bautismo de carne.

No volvería a ser la misma...

 

Lo siento, te tengo que dejar, Marina, no volverás a verme.

Valoro tu sacrificio, yo sé que fue por mí, sólo que debías haberme preguntado sobre algo tan importante.

Sabes que nunca habíamos hablado de sexo, sólo miradas, sonrisas, roce de manos, esos pequeños besos a escondidas... Sé que te hablaba mucho, demasiado tal vez, de mujeres, de como estaba de buena esta o aquella.

Era para disimular, Marina..., para guardar las formas ante los demás.

Aunque ya no hay arreglo... Yo te quería como eras, Mariano, con tu barba de días, con tus brazos morenos y peludos, con tu voz ronca, mis sueños siempre eran de encuentros sexuales entre ambos.

Ahora me resultas extraño, extraño y turbador... Me hayas preguntado antes de cambiar de sexo.

 

Hoy volví a leer sus palabras en mi correo.

Empecé a temblar como me ocurre siempre que leo su nombre en la Bandeja de entrada.

Otra vez estaba dispuesto a dejarme amar por él y a darle todo mi amor en una orgía cibernética y telefónica que nos hacía llegar a ambos hasta el séptimo cielo. Era demasiado el tiempo que llevábamos separados, de hecho, sólo el cable nos había acercado y unas viejas fotos intercambiadas nos habían mostrado nuestros cuerpos.

Sólo que su manera de hablarme, su pasión en cada encuentro y la seguridad de que había algo más que sexo ahogado en nuestra relación, hicieron que robara mi alma.

Desde entonces, sólo dos palabras me despiden de él: Siempre Tuyo.

Andrea Guadalupe.

 

 

 


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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