domingo, septiembre 27

Que el hasta pronto, no tarde


Tijuana BC Sep/009.                Que el hasta pronto, no tarde

 

Cuando termino de escribir, me gusta pensar que lo que  acaba de nacer ya tiene vida propia,

Que llora, patalea y ya tiene quien lo quiera.

Que lo acunarás en tus brazos, que ha nacido con algo de ti y de mí en sus rasgos, en la forma en que sonríe, en cómo nos mira asombrado.

Que va a crecer libre y sano llevando nuestro mensaje, transportando en sus pupilas la luz de otra historia que extienda nuestro afecto.

Terminó el momento de introspección, volví renovada, con fuerzas, con nueva apariencia y mentalidad.

He cortado mi melena, y al inverso de Sansón, me siento mejor.

Las aguas vuelven a su cauce, aunque por un sendero distinto, diferente, extraño, sólo que a su cauce.

La decisión de vivir en paz, antes que ser feliz la he tomado, es mía y no voy a renunciar a ella.

Por vanidosa que parezca, me lo merezco.

Lo sé, y voy a ser firme en ello.

Y si alguien no está conforme, que de un clic en mi vida y no vuelva nunca.

Hay momentos en la vida en que cuando llueve furiosamente, de repente, sale el sol.

Y entonces se forma el arco iris.

La vida es, sin lugar a dudas, una montaña rusa.

Cuando te abres y revelas lo que llevas dentro, evolucionas, creces y llegas a la cima.

Después, ocurre algo, y vuelves al fondo de la curva, aunque por suerte ya sabes que existe la cúspide, puede ser que no la veas, sólo que está ahí.

Y si, descubrí que después de tantos años y de todo ese sentimiento, el argumento volvió.

 Y ahora sé que tú también, y aunque la vida de todas formas, a veces la realidad te pega la bofetada, ahora tú, me pegaste el guantazo.

Y no me importa, me he dado cuenta de que me niego en rotundo a sucumbir.

 Me niego, estoy en paz, estado más duradero y estable que la felicidad.

Y nadie me va a poder arrebatar eso, al menos de momento

Y  a veces, creo que los astros se alinean, a veces, soy capaz de imaginar que eres tu quien pareces esperar que lea entre líneas, a veces, dudo sobre lo que siento, y a veces, no se que hacer.

Este es pues, mi momento, llueve, si, sólo que el sol se deja ver a través de las negras nubes.

Y empieza a no asustarme nada.

Oficialmente, este día domingo, me he decidido y no voy a permitir ni a consentir que nadie pueda impresionarme teniendo como arma a los prejuicios, no voy a permitirlo.

Me niego, soy y desde que existo, una mujer fuerte, aunque no creo que sea políticamente correcto expresarlo de este modo, sin embargo en este momento, me parece lo más apropiado.

Y no tengo intención de que esto cambie.

Y al tercer día Dios creó al dinero, y el cuarto los prejuicios...

Hoy, después de varios días en pendiente elevada, ha llegado el bache.

Involuntario, rudo e impactante.

Llegó en forma de delincuente, con sus amenazas correspondientes, evidentemente.

Y una vez pasado el momento, todo volvió a la normalidad; el ambiente quedó igual que una playa tras un tsunami, tranquilo, sólo que terriblemente desértico.

Reinaba el silencio y no había paz, no había movimiento, sentimiento, ni ningún tipo de color.

El color, se marchó de mi día.

Y una vez más, me encontré en una película de cine mudo: Agotada…

Intente levantar mis pies del suelo, y no me resulto posible.

Intente caminar, y no me siento capaz.

Intente alegrarme, mirar la vida con ojos nuevos, y descubrí que estoy sin fuerza.

Intente… intente, y no parezco exponer en la frecuencia correcta.

¿Estoy estropeada?

Creí ser capaz, creí que sería posible, aunque  no, sin tener nada que contar, nada nuevo que decir…

No encuentro valor en las palabras vacías que solo sirven de relleno.

No lo veo, lo siento.

Sólo quisiera comentar, que ahora con un cariño rota en vías de recomposición, tengo trazas pobres y grises, perspectivas al fin y al cabo.

No son demasiado alentadoras, aunque son las únicas que tengo.

 

Es lo que me saca de quicio, pensar en tantas cosas, imaginar, componer historias enteras en mi mente, y que pobremente se escapen por la puerta de atrás sin encontrar la salida que merecen.

Es triste, y mientras eso ocurra, mientras salgan por la puerta de atrás, estaré ausente, entre el bien y el mal; entre la espada y la pared.

Ahora, aquí, me despido hasta que el día sea noche y la noche sea eterna

Solo escribo hoy para dar las gracias, a todos, y a nadie, al mundo y a ti en particular.

A ti, que lees mis penas, y ríes mis alegrías, a ti que siempre estas ahí, aunque yo nunca lo sepa.

Un beso, y que la vida te de todo lo que te mereces, no, que te de más, que será lo que de verdad mereces.

Saludos y que el hasta pronto, no tarde. Andrea Guadalupe.

 

 

 

 

 

 


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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