miércoles, mayo 7

.............Si son tan guapos?

Tijuana BC May 008.  ………………..Si son tan guapos?

 

 

 

 

¿Por qué no te gustan los hombres si son tan guapos?

La pregunta quedó retumbando en mi cabeza.

En verdad, la palabra no se reduce al simple gusto.

Debo decir que las mujeres me fascinan, me encantan…

Con los hombres no me fue mal, solo que si se trata de poner estrellas (cinco para lo máximo, una para lo no tan bueno) a los hombres que pasaron por mi vida les pondría, con cariño, dos estrellitas.

Con las mujeres todo ha sido más intenso, desde la atracción primera hasta el deseo, pasando por los celos, las peleas, el sentimiento de melancolía tras una ruptura.

A las mujeres, a todas, incluyendo a las que me lastimaron, o a las que no dejaron huellas, les pondría cinco estrellitas, con mucho cariño también.

No sé cómo imaginar un futuro quebrado por un desigual cambio de ruta.

Quizás no hubiera conocido el sufrimiento ni la depresión.

Quizás, quizás… Lo que soy no me disgusta, a pesar de las heridas, de todo el llanto derramado, de las infinitas ilusiones rotas, y de las siempre nuevas ilusiones.

No soy transexual por preferencia sexual.

No soy lesbiana por dar la contra a esta sociedad.

El qué dirán siempre me importó muy poco, diría que soy insolente en estos temas.

Puedo esconder los rollos, no mi identidad de género y mi preferencia sexual. 

Porque muchas veces, al despertar, me encantaría tener a mi lado a un hombre que me abrace y me diga "no trabajes, para eso estoy yo".

Solo que ya despierta me acabo por convencer de que sin bubis no hay paraíso, y que no me gustaría depender de un macho barbudo o lampiño.

Soy trans y  lesbiana por una cuestión de corazón y de piel.

Mi corazón brinca por el amor de ella y mi piel se eriza cuando la que está cerca es ella.

Amo el cuerpo femenino, porque me parece perfecto de principio a fin, más cálido y acogedor.

Porque puedo dormir sobre un estomago plana sin que una erección me despierte de golpe.

Porque el cuerpo de la mujer no es descarado para pedir sexo. Es engañoso.

 Cuando parece que no quiere, quiere. Por eso, no creo en milagros, hay quienes sí creen y, en estos momentos, he abandonado mi cara de articulista de sexo  para intentar que me transformen en lo que Dios quiera.

Me pierdo en las calles, no entiendo los manuales de celular, no recuerdo si hay que voltear a la derecha o a la izquierda para llegar a mi destino, y no puedo con mi PC.

Soy inútil en cosas que para muchos es sencilla, solo que  este tema lo tuve muy claro, de repente porque siempre fue así.

Daré mis razones. Salí del clóset para sentirme ciento por ciento libre, para que nadie me chantajee, para poder mirar a los ojos a cualquiera sin miedo a ser descubierta, para no ir por las ramas cuando me hablan del amor, para no inventarme la vida que no llevo, para no dar explicaciones

Soy una  Transexual lesbiana aceptada y militante de lo que me gusta.

 

Mis angustias son como las de cualquier heterosexual: en ocasiones no me siento querida, tengo miedo a la soledad, mi carácter puede ser devastador, etcétera, etcétera...

El predicador que tengo delante quiere transformarme, Promete milagros, lo miro.

Me pregunta si mi madre fue……………………………………………..

Pregunta si mi padre fue………………………………………………………..

Me pregunta si mi madre era necesitada de afecto y le digo que sí.

Me pregunta si logré identificarme con iguales de mi mismo sexo………………………………….

El predicador traga saliva, y me mira como si yo fuera una………………………………………..

Entonces, siento su mirada.

Ha dejado de ser predicador, le veo viril y casi podría jurar que se ha excitado.

Maldito hipócrita. Me pregunta si he probado drogas,………………………………….

Me pregunta si he pensado en el suicidio……………………………………….

Me pregunta si creo en Dios, le digo que sí, solo que no creo en el Dios de él, sino en el mío, en el que cada uno tiene al lado, con la cara que mejor se le ocurra.

 

Estamos en un ambiente de paredes grises. El predicador y yo.

Da vueltas por la sala desnuda, y puedo ver en su pantalón una erección tímida.

Puedo adivinar el tamaño de su pene: chiquito.

El tamaño no importa, es cierto, solo que el de este desgraciado me importa.

Y me alegra que sea chiquito, tan chiquito como su cerebro y su fe. Maldito hipócrita.

Vuelve a sentarse a mi lado.  Dice que hay de todo en este mundo. Y tiene razón. Yo, francamente, necesito que me rehabiliten otras cosas y no mi identificación de género, y mi preferencia sexual, que están muy bien y cómodas. Gracias predicador. Andrea Gpe.



                           Andrea Guadalupe.

                              
                         Tijuana Baja California Norte. Mexico

                   DESDE MI RINCON EXISTENCIAL,

hesa540828@hotmail.com           agluna200@àyahoo.com.mmx
 
 


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