Tijuana BC Feb 008. Mal de ojo……………………..
Recorriendo las calles de mi ciudad, mientras mi comadreja, amiga por la cual siento un cariño como el olor a pies, fuerte, escandaloso y fácilmente reconocible, iba poniéndome al tanto de los últimos chismes que desconocía, cuando me llamo la atención un gran letrero que decía: "Banco Americano de Ojos" y estaba de fiesta por inauguración.
Picadas por la curiosidad, y con deseos de comer, divertirnos y ganar algún obsequio gratuito, entramos al establecimiento.
Un gran local con piso de mármol, mostradores, ventanillas, escritorios, empleadas bien vestidas y sonrientes.
La única diferencia que se hacia notoria con otros bancos, es que aquí se hablaba de operaciones no con monedas, billetes o documentos.
Lo hacían con ojos.
Mientras consumíamos soda y algunos bocadillos que daban, mi comay se entretenía escuchando a un joven con una sonrisa difícil de encontrar en las instituciones de esta naturaleza.
A no ser que una vaya a depositar algo.
Y, es que debo aclarar, mi comadreja tiene un color verde amarillento en los ojos, y no es por hepatitis, una mirada soñadora que invita a reflejarse en ella.
Al llegar a su lado, la tome del brazo y salude: Buenos días joven.
Señora, buenos días, le comentaba a esta señorita, ¿su familiar?
Jajajajajaja, no, es mi comay, mi comadreja, mi comadre para que mejor entienda.
¡OH! Le comentaba que somos un banco de ojos, el primero en el país.
¿Y en que consisten sus actividades?
Pues en negociar con ojos como su nombre lo indica.
¿Y que hacen ustedes con ellos?
Pues muchísimas operaciones.
Recibimos documentos a ojos vistas, ponemos ojos en blanco, echamos un ojo a cualquier cosa mediante una comisión, hacemos negocios a ojos cerrados, engordamos caballos al ojo del amo, efectuamos valuaciones a ojo de buen cubero, hacemos transferencias en un abrir y cerrar de ojos.
Incluso tenemos un departamento para desvelados.
¿Para desvelados? Pregunte asombrada.
Si señora, para quienes no pueden pegar un ojo en toda la noche.
Aquí se los pegamos.
Oiga joven, el campo de acción de este negocio es muy amplio.
Gracias, solo échenle un ojo alrededor y comprobaran que así es.
Sobre todo pueden estar seguras de que aquí operamos con mucho ojo.
¿Aceptan ustedes el bíblico ojo de una aguja, ojo de agua, o el ojo de cerradura?
No, esas divisas no valen la pena.
Aquí somos banqueros, y solo operamos con aquello que cuesta un ojo de la cara.
Tomando en consideración que no hay nada mas valioso que la vista, lo mas lógico es que quiera guardarles y conservarles.
Y para eso nada como nosotros.
Bueno, vamos a suponer que yo abro una cuenta con ustedes, deposito mis dos ojos.
¿Cómo ando después por la calle?
Puede ir usted con un bastón blanco, un perro guía, o bien le prestamos un Web Cám.
A treinta, sesenta y noventa días.
Sin embargo, no es tan necesario llegar a tales extremos, dejan ustedes un ojo en el banco y se van con el otro tranquilamente.
Y cuando por algún apuro, o una simple necesidad de ver mas, sabe que tiene en el banco un ojo perfectamente conservado, el cual puede retirar al momento que guste.
No esta tan mal, dijo mi comadreja animada.
Solo que, pregunte yo ¿Pagan interés?
Naturalmente que si.
Ojos bonitos como los de su comadre, tienen un alto valor comercial, algo así como ojos de gringa.
Reditúan un alto interés anual de dioptrías
El color de los suyos, los hace como el peso mexicano, siempre devaluados.
¡Que lastima! Vamonos comadreja.
Lastima por que………………. ¿Por que se van?
Es que yo pensé que al cabo de un tiempo, darían niñas bonitas solo para mis ojos.
Dije mientras desde la puerta nos hacíamos ojo de hormiga.
Mientras al caminar, mi comadreja tiraba sobre su hombro, sal para evitar el mal de ojo.
Andrea Gpe.
Andrea Guadalupe.
Tijuana Baja California Norte. Mexico
DESDE MI RINCON EXISTENCIAL, 
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