viernes, agosto 2

Sabores nocturnos que no tienen las otras estaciones.

Agosto 2013.   Sabores nocturnos que no tienen las otras estaciones.
EL verano, es un azul descolorido en el que las cosas, los objetos, los árboles, se vuelven borrosos, todo se apaga, se deja para después, es una estación sin ganas de hacer nada, sin motivación.
Lo ves todo a través de un velo, la vida está ahí fuera, sólo que el calor y la monotonía le resta interés y emoción, nos volvemos borros@s, estamos desenfocad@s, nos vemos con pocas ganas, con poco interés.
La luz en verano es brillante, dicen, como una luz de quirófano.
Ilumina de manera excesiva, es una luz que tapa todo, que borra todo, los límites, los colores, las distancias.
El verano huele a lo que provoca, a calor, a sudor, a somnolencia.
En ocasiones, una noche se levanta un viento de ventilador de horno,  un viento que te visualiza en un microondas, es un viento que te quema.
En verano el viento se mueve  trayendo y llevando el calor, agitando las hojas de los árboles, las ramas, es un viento que ya no entra por las ventanas, las cierra.
El cielo es un azul que dice: traigo sorpresas, no te confíes.
Es claro y con nubes un día y al día siguiente es profundo y oscuro, en el que las cosas  conquistan más volumen.
Después, la luz del otoño enciende los colores y lo vuelve todo más suave y más cristalino.
La luz también cambia, el luminiscente solar se apaga, se vuelve más tenue y cada cosa tiene su propia luz…todo parece distinto, con bordes y contornos.
Cada cosa tiene su luz y su sombra.
Abres la ventana y huele a mil cosas, ya no huele al calor que amasaba todos los aromas en un solo olor.
Es un cambio sutil aunque definitivo, ese día el verano ha terminado, hay que taparse por la noche...
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, lugar donde este verano, me lleva por senderos diferentes, se pone el traje de baño, y llega primero a las playas con todo su señorío caluroso, con sabores nocturnos que no tienen las otras estaciones.

Andrea Guadalupe. 

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