domingo, agosto 4

Para dar las gracias

Verano 2013.        Para dar las gracias
Leer a mis compañer@s, es una actividad curiosa, porque no se leen noticias, no son libros, no son diarios, no son estudios exhaustivos sobre un tema, no son un álbum de fotos y son todas esas cosas a la vez.
Se llega sus espacios por caminos inescrutables: porque llama la atención un título, porque, alguien te ha recomendado al autor, porque lees un comentario que te hicieron y por atención, quieres saber quién hay detrás de esa opinión, porque….
Leer puede provocar muchos efectos: puede hacerte aprender, puede hacerte reír a carcajadas, puede hacerte apuntar recomendaciones, puede hacerte aprender alguna cosa, puede hacerte pensar y puede provocarte muchísima curiosidad sobre la persona que hay detrás de la palabra escrita.
Se empieza a leer por curiosidad, interés o por afinidad.
Un@ empieza con precaución, y por supuesto un@ quiere que esa primera impresión que ha tenido, sea la que sea…sea porque ha aprendido, reído, pensado o lo que sea…sea cierto.  
A nadie le agrada darse cuenta de que se ha equivocado, nos reanima confiar en nuestro instinto y nuestras primeras impresiones.
Si la primera impresión se confirma con el tiempo, se establece una especie de vínculo con quien escribe.  
Es como cuando te hechiza una serie y esperas el siguiente capítulo con ansiedad, eso pasa con l@s autores, espero el siguiente trabajo escrito con impaciencia y si no llega lo echo de menos. En casos extremos, puedo desarrollar un poquito de ansiedad y se desliza por mi pensamiento la pregunta: ¿y si ya no escriben más?  ¿Y si le ha pasado algo?
La mayoría de los lectores jamás comentan, llegan leen y se van.
O llegan, leen un post y otro y otro y otro, y siguen leyendo durante años y jamás dicen nada.
¿Por qué no se comenta?
Por pereza.
Porque te has divertido, suspirado, llorado, soñado, reflexionado, enojado, confrontado, entretenido, anhelado, implorado, idealizado, divagado, especulado, enfadado, comprobado, aprendido mucho leyendo y te parece una simpleza total decir: gracias.
Porque esa persona que escribe, tiene un grupo de comentaristas que parecen conocerse tod@s y te da como intranquilidad meterte en medio.
Te sientes como si fueras andando por la calle, vieras una fiesta en una casa y decidieras entrar a sumarte al jolgorio.
La incomodidad hace te quedes mirando desde afuera.
Por vergüenza.
Porque esperas que te contesten, aunque no sabes si te contestaran y prefieres seguir pensando que la posibilidad de que te contesten es nula y lo más fácil, es que te ignoren.
Por indecisión…quería decir algo, aunque no, mejor no digo nada... total…  ya mañana.
Porque no quieres desilusionarte, ya que quien escribe, puede ser genial preparando sus argumentos, hilando un post de lo que sea y sin embargo contestando los comentarios, se revela como un personaje antisocial, complacid@ en su pseudo reino intelectual, indiferente, sin modales ni educación.
Volviendo a lo de antes...prefieres confiar en tu instinto y no ponerlo a prueba demasiado.
Porque eres amig@ de quien escribe... así que no comentas, envías un correo.
Porque crees que quien escribe, no lee los comentarios, y nadie le gusta pensar que sus palabras van a ser ignoradas.
La gran noticia, es que l@s lectores silenciosos en cualquier momento pueden dejar de serlo si de repente encuentran algo que les hace “clic”.
Aun hoy, guardo en mi mente y alma, las palabras que dejaron en mi buzón, y su resultado, refleja en mi rostro una sonrisa que no puedo explicar por la  sensación, el sentimiento que me provocaron.
Constituye una ilusión muy especial, y si, son comentarios que  me dejan sin palabras.
Es para dar las gracias a tod@s l@s lectores silencios@s que pasan por aquí.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde pienso que aquí, existe mucho talento, lectores y ego, muchísimo.  

Andrea Guadalupe. 

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