viernes, agosto 2

Desnudarse delante de otr@ y que te ignore.

Agosto 2013.  Desnudarse delante de otr@ y que te ignore.
 Los recuerdos son por definición del pasado, de lo que ya no está, son las fotografías descoloridas y agrietadas, son las cosas que ya no quieres recordar.
Son esas vivencias que llegan al escuchar una melodía que creí olvidada sin saberlo, son una carta con una letra que había olvidado que reconocería, ropa que huele a alguien...son las cosas que no quiero recordar porque duelen.
Me siento y pienso en los buenos momentos vividos, que se recuperan solos y crecen al traerlos a la memoria aunque es imposible disfrutarlos como entonces.
Los malos sin embargo, asaltan y casi con la misma ironía, tengo miedo o ganas de llorar como en el momento en que ocurrieron.
Los malos recuerdos tienen un efecto continuo en el tiempo y la única manera de desactivarlos es sufrirlos hasta que se desgastan, hasta que dejan de doler, echando sal en la herida hasta que cauterizan.
No todo el mundo es capaz de esto y entonces es mejor huir y evitar esos detalles que los traen de nuevo a la vida.
Mucho de lo que soy, viene por lo que siento, lo que he sentido y lo que he sido.
Mis recuerdos son parte de mí, de lo que soy y no soy, me anclan.
Para tener recuerdos hay que tener memoria, y hay que ser consciente de un@ mismo.
Hay que saber cómo se siente un@ en cada momento o en un momento determinado y ser capaz de guardar esa sensación.
Para tener recuerdos son importantes los lugares, las personas y las cosas, esos objetos o sitios se llenan de significado día tras día o año tras año.
Un@ no se da cuenta, sólo que, van adquiriendo contenido, no por lo que son sino por lo que he vivido en ellos, y llega un día en que me encuentro en ese lugar o llevo o hablo, y de repente, ese lugar está lleno de mí, de mí ahora y de mi yo del pasado, y  hablo, o escribo, o lo comento y soy capaz de recordar cada sensación que he tenido ahí, como me he sentido.
Los recuerdos se heredan... y puedo transmitirlos, dejar las historias y pasarlas sobre lo que he sido, aunque…son frágiles y delicados, no se pueden compartir con cualquiera porque hay gente capaz de destrozarlos, al mismo tiempo son resistentes y se pueden volver a remendar.
Si muestro mis recuerdos a alguien y no los aprecia, o simplemente los ignora... se quebrarán porque significará que no quiere saber quién soy ni quien he sido, por eso, compartir recuerdos, es algo muy íntimo.
No encontrar el eco,  provoca una sensación muy desagradable, como  de desnudarse delante de otr@ y que te ignore.
Si alguien no entiende mis recuerdos y lo importante que son para mí, no sabe quién soy y si no sabe quién soy y cómo me siento, no me quiere.
Sin embargo, con la persona adecuada, los recuerdos crecen y ascienden en una espiral sin fin.
Se empieza contando una anécdota cualquiera y sin saber cómo, llega el momento a los  recuerdos que no es que pensara olvidados, es que ni siquiera sabía que los tenía, aunque, cuidados y mimados, vuelven a primer plano con toda su fuerza y me encuentran  yendo tan atrás que llego a mi primer recuerdo.
Y me reconforta de varias maneras, me alienta la resonancia al haber contado mis recuerdos, me consuela el haberme reencontrado con ellos y me estimulan esas sensaciones de entonces.
Incluso los malos recuerdos, los tristes...alegran al encontrar el eco adecuado.
Cuando llevo a alguien a mis recuerdos, en realidad estoy haciendo una prueba.
Esto que te enseño, esto que te cuento: soy yo...tal cual y te lo enseño sin miedo.
 Todo esto no quiere decir que haya que vivir anclada a los lugares o a los recuerdos para siempre, no hay porqué.
No entiendo a la gente que no tiene recuerdos, le pregunto por su infancia o adolescencia, por su familia, sus amigos...y dice: no sé, normal.
Comprendo que no todo el mundo tenga una memoria, es increíble, aunque, me resulta aterrador que haya gente que no recuerde como era, como se sentía y no tenga conciencia de su yo en el pasado.
Como era y cómo me sentía, me hace ser como soy, para lo bueno y para lo malo así que creo que siempre es mejor recordarlo y además algunos recuerdas siempre hacen sonreír.
Desde Tijuana BC, mi  rincón existencial, lugar donde me reencuentro al desnudarme compartiendo recuerdos.

Andrea Guadalupe. 

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