lunes, septiembre 27

Hoy es Lunes…

Sep. 2010.   Hoy es Lunes…

 

Por las tardes, después de realizar mis tareas en la empresa donde trabajo, me gusta sentarme con calma a leer, escribir la contestación del correo, un comentario, una reflexión, teniendo como fondo la playa del mar, el suave murmullo del viento marítimo que enreda mis cabellos, y música, sí, lo sé.
Nadie sale vivo de aquí…
Bien, creo que debería de poner un disco de The Door's y ratificar su mágica danza como un festival de realidades y certezas.
O releer esto: Lo peor de todo es que algún tiempo después de mí muerte se me va a descubrir de verdad.
Todos los que me tenían miedo o me odiaban cuando estaba con vida abrazarán de repente mi memoria.
Mis palabras estarán en todas partes, será la locura.
Me pintarán mucho más valiente de lo que soy y con mucho más talento del que tengo.
Será como para hacer vomitar a los dioses.
La especie humana lo exagera todo: a sus héroes, a sus enemigos, su importancia.
Es la verdad, y ella, estaba triste, semidesnuda…
No, no es necesaria la noche dijo, fijando sus irritados ojos en los míos

Cuando una elige el interior de la existencia y el ángulo oscuro de las cosas, no es necesaria la noche.
Yo sólo pensé lo que no me hubiera gustado decirle y guardé silencio.

Ella exhaló el humo con languidez, y vi la bala venir, porque esto era como dispararle al espejo y nada más.

Hoy es lunes, un día  que se acomoda, semana a semana, en el mes que nos devora.
Esto indica que el año está diciendo adiós.
El frío de la costa, ola transparente venida de Alaska, deja ya sentir en la piel la urgencia de los abrigos.
En los parques y las avenidas, los hermosos árboles, como padres colocando la mano en la cabeza de sus hijos, dan consejos a sus hojas.
Partirán en el primer aliento del otoño.
Hoy es lunes, vengo de inundar de recuerdos la existencia de mi hijo.
Por la ventana entro el amanecer, fuente de lucidez, obsequiándome un brillo de oro en las cortinas.
Y esta imagen que estalla frente a mis ojos, es cada vez más digna de otro tiempo; el sagrado tiempo, cuando la costurera, con seguras manos de ángel, favoreció los diseños de este jardín, flores saturadas de aroma y realidad que por momentos deja de ser una simple tela.
Hoy es lunes y quise iniciar mi vida recordando, saludando a mis familiares en la distancia.
Me di tiempo para reacomodar la memoria y formar una pintura emocional abstracta.

Detenidamente la observo…
Entonces, sonrío y cruzo los brazos.
El color y las formas, la suerte del azar que me seducen, el vientre tibio y escaso de una locura controlada por la distancia y tiempo sin verles.
Ahora esta necesidad de la evocación ha quedado satisfecha.
Un lunes, este día ha sido un bendito surtidor de emociones.

En este momento escucho la música que sobrevuela en el ambiente y tengo en mente a mi hermano Fernando.

 El sillón atiende cómodamente mi cansancio acumulado,

Vienen  a mí las palabras  que el converso San Agustín, no sin recelo, solía narrar en sus Confesiones: "Casarse está bien", sólo que "No casarse está mejor".

Con los primeros brillos de Padre Nuestro, interpretado por Los Fabulosos Cadillacs, llega a mi sentido aquel refrán de Sófocles: "Cásate; si por casualidad das con una buena mujer, serás feliz; si no, te volverás filósofo, lo que siempre es útil para un hombre".

Lo que podría traducir yo, como que cualquier luz es mejor que la noche oscura.

Más que cantando en murmullos, me quedo reflexionando… ¿Me volví filósofa?

Y, como queriendo trenzar el humo con el viento, empiezo a repasarme la idea de que el matrimonio debería tener por ley, la obligación de hacernos caer de pie, como los gatos, aunque sólo sea un precioso minuto después del momento de tomarlo.

No, eso sería pretencioso,  yo soy romántica, aunque las constantes diferencias e incompatibilidad de carácter, dicen los jueces, me otorgan el  emblema de "incompetencia marital".

Según la tradicional epístola de Melchor Ocampo, el matrimonio es "el único medio moral de formar una familia, de conservar la especie y suplir las imperfecciones del individuo…"

Y nunca se dirán ofensas, "porque las injurias entre casados deshonran al que las vierte y prueba su falta de tino o de cordura en la elección, ni mucho menos maltratarán de obra porque es villano y cobarde abusar de la fuerza.

Ambos deben prepararse con el estudio y amistosa mutua corrección de sus defectos a la suprema magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen a serlo, sus hijos encuentren el buen ejemplo y una conducta digna de servirles de modelo".

Ups, hoy es Lunes y como se puede leer entre líneas, por más lecciones ofrecidas, no le he servido de ejemplo a mi hermano.

Desde BC, mi rincón existencial. Andrea Guadalupe.

 

 

 



                                               



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