domingo, julio 4

… no tenía sentido.


Tijuana BC''. Julio-2010. ... no tenía sentido.

 

Al terminar el evento de apoyo a La Comunidad de la Diversidad Sexual, sentí la necesidad de pasar al baño en un centro comercial  y fue cuando tuve la sospecha de que me estaban siguiendo.

Intenté disimular mi sorpresa, disfrazar el desconcierto y miedo que me dominaban desde que vi a aquel tipo de mediana estatura y cara de disgusto.

Intenté parecer tranquila.

También supe que habría alguien acompañándolo, alguien a quien, desde el lugar donde yo estaba, no podía ver.

Me acerque al espejo del lavabo y retoque mis labios, nunca lo hago así, siempre paso primero al sanitario, sólo que esta vez había que hacer tiempo para calmar lo irremediable.

Escapar de ahí, salir corriendo, no era una opción, resultaría imposible y ridículo.

Lo único que me quedaba por hacer era entregarme con dignidad, si es que esto era posible.  

No existía forma alguna de alargar más aquello, así que caminé rumbo a los sanitarios, sólo que estaba él parado a la mitad del camino, de tal forma que sabía que nunca lograría llegar hasta mi destino.
En cuanto pase delante suyo me empujó con ambas manos, yo caí en el suelo, y me di cuenta que no había nadie más en el baño, que existía la posibilidad de defenderme, me paré lo más rápido que pude y pretendí encararlo cuando lo escuche decir;
¡Carajo, apúrate! La tengo  tirada en el suelo.
¡No me jodas! Me estoy limpiando el culo, ahora salgo, contestó una voz detrás de la puerta de uno de los excusados.
Giré la cabeza para ver de dónde salía la voz y antes de tener tiempo de enfrentar a mi agresor, sentí un fuerte puñetazo en la cara que me plantó delante de la puerta por donde había salido la voz.
La puerta se abrió golpeándome en la cabeza, aumentando el dolor que empezaba a acumularse, y detrás de ella apareció una enorme tipa que empezó a patearme sin sentido, sin objetivo, simplemente me pateaba en cualquier parte del cuerpo, donde fuese, destrozando mis intestinos, provocando que me retorciera en el piso como única reacción.

Luego me tomó con sus manos sin lavar, con las manos recién pasadas por su culo sucio, me empujó contra la pared.
 ¿Te crees de verdad que merecen tener un lugar entre la gente decente?

Preguntó mi agresor mientras se acercaba a mí, ¿O sólo eres muy pendeja?
  Sólo soy muy pendeja, contesté pensando que quizá un poco de honestidad me ayudaría a salir de la situación.
 Jajajaja, sí es muy chingóna la pendeja esta, dijo la sucia tipa , y me dio tres golpes en la cara.
 Gracias, contesté tragándome el malestar causado.
Mira, retomó la voz cantante el de la cabeza rapad, venimos en plan amable a decirte de parte de quien le incomodan las personas como tú, a que dejes de andar alborotando a las locas a que se cuiden, a exigir derechos de la salud y derechos humanos.  

Así que te vamos a partir la madre hoy y cuantas veces se nos dé la gana.
Dicho eso, me lanzó contra el suelo, los golpes no se detuvieron.

Había pequeñas pausas cuando cambiaban turnos para golpearme.

 Pausas que sólo contribuían a mi toma de conciencia sobre nuevas dolencias o a la agudización de los dolores anteriores.

También se daban  escasos descansos cuando se arrodillaban delante mío para golpearme varias veces la cara o azotarla contra el piso.

No tenía caso intentar nada, no tenía caso defenderme físicamente, sólo cubrirme en la medida de lo posible.

Tampoco valdría la pena intentar decir algo, así que me dediqué a esperar que terminaran.
Después de una eternidad de patadas y golpes, el tipo me levantó, me arrastró delante de un sanitario y estrelló mi cabeza contra la orilla, la cual produjo un dolor mucho más intenso que el de mi cabeza contra el piso, el redondeado borde se clavaba en el costado de mi cráneo o masacraba mi oreja con el pendiente, teniendo repercusiones en todo mi cuerpo, la estrelló en repetidas ocasiones, mínimo cinco; yo perdí el conocimiento después de tragar un poco del agua que salpicaba al golpearme.
Desperté en el baño, encima de los lavabos, al intentar pararme caí al piso, después de un rato de padecer en él, logré ponerme en pie con ayuda del lavamanos y verlo todo.

El espejo estaba destrozado, igual que el resto del baño, igual que yo.

Supongo que cuando perdí el conocimiento se dedicaron a arrojar mi cuerpo indiferente a través del lugar, golpeando con cuanta cosa fuese posible.
Pensé en lavarme la cara y salir de ahí, aunque  rápidamente renuncié a la idea de limpiarme y me dirigí a la salida del baño.

Antes de lograr llegar a ella, aparecieron dos sujetos, no dijeron nada, me tomaron de los brazos y me sacaron del lugar.
Tiempo después me encontré detenido por las autoridades, acusado de daño en propiedad ajena.

En esta ocasión, tampoco intenté defenderme… no tenía sentido.

Andrea Guadalupe.
 

 


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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