martes, junio 8

A veces soy…emociones.


Tijuana BC Jun. 2010.A veces soy…emociones.

 

 No soy de una manera determinada, a veces lluvia, a veces sol, otras tormenta o calma.

Leona o gata, madre, mujer o niña.

A veces, yo, curiosa, confusa, buscadora de no se qué, inquieta, nerviosa o tranquila y silenciosa.

Soy sentimiento, fuego, nunca hielo, aunque deje que lo parezca.

Lo mismo me acerco, que me alejo. A veces soy… emociones

Hay días, en los que no me gusta nada lo que veo.

Miro y solo consigo ver sombras, sombras que se acaban convirtiendo en una masa borrosa, privada de la más mínima claridad, así es fácil confundirse, aunque justificar no me ayuda a resolver, hay que tomar otras medidas.

Me doy cuenta, de que... A veces, me siento como realidad aislada,  y en un mundo donde todo se armoniza, recuperar el sentido de unidad, se hace indispensable.

Soy un ser ingenua por naturaleza, necesito mantener mi centro y con él, el equilibrio y para esto no se me ocurre mejor forma de hacerlo, que respetando la naturaleza de mi esencia.

Tal vez esa sea, la causa por la que  necesite seguir creyendo para seguir viendo claro.

Lo bueno de las creencias es que cuando alguna no sirve o queda obsoleta, puedo llegar a modificarla y ajustarla a la nueva realidad.

Entreveo lo que estás pensando, sólo que nadie ha dicho que sea fácil,  aunque merece la pena intentarlo.

Me  daña estar entre medio de dos mundos, entre un escalón y el siguiente, en medio de ese vacío que se genera, entre el miedo y el amor.

Necesito luz que me permita ver, más allá de lo que en este momento contemplo.

Necesito fuerza, necesito vencerme, dejar de resistir, necesito avanzar.

Ya solo falta descubrir el cómo, ese cómo, que me llevará al lugar adonde quiero estar.

Puede que el camino del medio que se abre ante mí, no sea un camino más, sea el definitivo, aunque en este momento no me reconozco en él, su tránsito puede otorgarme los recursos que preciso para continuar y aliviar la fatiga.

Rendirse, no significa abandonar, solo lo opuesto a resistirse.

Ternura, pasión... Solo las caricias se interponen entre el aire y mi piel, que se sonroja tímida, mientras se eriza en un susurro de placer que apenas puedo retener.  

El aire comienza a avanzar en su carrera loca, apasionada, me siento flotar en tus brazos.

Me tenso, tan solo de pensar, en  la siguiente bocanada de caricias.

Me deslizo entre las curvas suaves de tu hombro, mientras te sumerges en las mías y bailamos una danza invisible, apenas audible.

Pierdo la noción de cualquier otra cosa que no sea este momento.

Entre los gemidos amordazados por susurros de amor, me abandono, mientras me reencuentro con el infinito.

Sensaciones que se detienen, que marchan hacía atrás, que tartamudean, que tropiezan, que caminan sin avanzar, que se desesperan, que caen, que se levantan, que sienten, que duelen, que aman, sacudidas que se derriten en una mirada, que se dejan mimar.

Emociones que desean, que se desean entre sí, que quieren, que esperan, que se apasionan, que ríen.

Que están amando siempre, que lloran, que sueñan, que disfrutan, que se liberan, que transmiten, que se repiten, que se pierden, que encuentran, que se tocan, que escuchan serenas, desbocadas, dulces, tiernas, que enternecen, que se comparten, que se entrelazan, que se acarician, que se difuminan, que se abandonan en otras emociones.

Que hacen camino, a veces hacía atrás, a veces empujando fuertemente al resto de la piel, que no se rinden, que descubren.

Miro y veo mis emociones..... Sonrío, me entrego y los riego con la belleza de unas flores.

Y después…, más sensaciones inesperadas, indecisas, como esos puntos suspensivos, que siembran la esperanza en una frase, mientras la recibes o tal vez la angustia de no llegar a alcanzar el final infinito del  pensamiento que la engendró.

De esos estremecimientos que se suceden sin tregua, sin dar tiempo a integrarlos, como si fueran latidos en su tic-tac silencioso y ensordecedor a la vez, en su empeño inagotable de marcar un tiempo, que a veces llamamos vida.

Hoy, que ya es ayer, sentía cada uno de esos momentos, como algo íntimo y personal, difícil de expresar y de compartir, tal vez por ese darme cuenta de lo extremadamente frágiles que puedo llegar a ser y a la vez de lo increíblemente fuerte, sin apenas motivos aparentes.

Es posible, que la única diferencia entre ambos estados, pueda encontrarse en la capacidad de amar y ser amada,  en lo que estoy dispuesta a arriesgar por los sueños, en el entusiasmo que este dispuesta a invertir, para lograr hacerlos realidad, y sobre todo en saber valorar los pequeños regalos que ofrece la vida y en los grandes momentos que proporciona saber reconocerlos.

A veces un rayo de luz filtrado, puede ser el principio de algo nuevo, solo se exige, abrir los ojos o desnudar el rostro o incluso algo más sutil, una voz que susurre al oído que está ahí, esperando a que nos atrevamos a apreciarlo, cualquiera puede ser esa voz susurrante que provoque un nuevo amanecer y que genere la belleza de una sensación inolvidable.

Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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