domingo, noviembre 29

Hace un minuto en la eternidad inmensa…

Tijuana BC Nov/009.                      Hace un minuto en la eternidad inmensa…

 

 

Hasta hace un minuto en la eternidad inmensa, era una persona, un ser humano.

Era parte del mundo donde coexisten los olores, los colores, los sonidos, las formas, los sabores, frente a mi existencia mí, se cruzaban las personas, ocurrían los sucesos de forma ordinaria.  

Se apoderaban de mí las emociones, a veces, no siempre, tenía pensamientos.

Luego, se me ocurrió leer libros, y poco a poco elegí, más que el sonido, la palabra que representa la resonancia, más que el color, la palabra que interpreta la tonalidad, más que el olor, la palabra que significa fragancia, más que el sabor y el tacto, las palabras que simbolizan gustos y rozamientos..

No conocí individuos, conocí procesos de palabras estampadas en grisáceo color plomo brillante de la mina de carbón que describen personas; preferí no padecer el miedo, sino transcribir la narración del desasosiego; creí pensar, cuando sólo vinculaba entre sí palabras que describían los pensamientos.

Poco a poco las esencias en mi mundo se fueron supliendo por palabras: el paso del tiempo, por el acontecer de períodos; mi conciencia de existir, por un extenso  espacio de grafito y papel.

Alrededor, construí los muros de libros y al final no sé cómo ellos me digirieron, me asimilaron, me absorbieron vorazmente, tajantes, y sólo trataba con polillas.

Ahora, soy esta.  

He mirado lo que era mi mano y sólo veo unas palabras que dicen antes yo era una persona, un ser humano.

No hay antebrazo, sólo veo otras palabras que dicen: tenía acceso a los colores, a los olores.

Así, en lacónicos vocablos se va agotando mi cuerpo: donde dice que poco a poco los objetos en mi mundo se fueron sustituyendo, es el ombligo; y la conciencia, la razón, son las palabras de este párrafo que dicen ahora soy esto, estas líneas en que me delimito, sólo palabras, sólo grafitos, sólo papeles, yo que era un ser humano, remato aquí, ahora.

Ahora, no soy emociones, no soy ya trastornos, ya  no soy órganos, algo me ha ocurrido, vocablos, nada más que palabras, ahora soy esta. .

Andrea Guadalupe.



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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