sábado, noviembre 28

Esta loca delirante, continúa existiendo


 

Tijuana BC Nov/009.           Esta loca delirante, continúa existiendo

 

 

 

Deseo que a mis palabras no se las lleve el viento,  quisiera en mi despedida, nombrarte con mi último aliento.

 

Pido a Dios, el no me quedarme si algún día me faltas, que la muerte sólo a mi me lleve.  

 

Deseo que nunca se escuche de mi boca un recuerdo, y que me recuerdes en las noches de invierno

 

A veces siento que tengo más el lápiz entre las uñas que entre los dedos, y su carbón se acumula en mi cabeza mezclándose con recuerdos melancólicos que le proporcionan la viscosidad precisa para impedir que filtre con habilidad de la cabeza a la sangre, de la sangre a la mano, de la mano a el lápiz y, de la mina, al papel que con el tiempo será una presencia amarilla y doblada entre las hojas de un libro.

Es en esos momento, que siento una necesidad infinita de encadenar palabras para llenar las hojas que me desafían con su inmaculado insultante, y me encuentro, con que mi pequeño bolso, donde guardo los pocos vocablos que recolecté en mi existencia y con los que me voy defendiendo cuando el carbón  se desliza y el papel que insulta, está, prácticamente vacío.

A partir de hoy, en esos momentos atormentados sólo escribiré una frase: Esta loca delirante, continúa existiendo, esta loca delirante, continúa existiendo, esta loca delirante, continúa existiendo.  Andrea Guadalupe.

Busco la palabra adecuada; meto la cabeza en el bolso y lo revuelvo una y otra vez apartando palabras que se me antojan vacías.

Una de ellas, sin embargo, me ha llamado la atención y la he rescatado: "locura delirante"

Evidentemente, la locura delirante es algo con lo que me gusta delimitarme; es más, me produce cierta vanidad pensar que, en mi condición de trastornada, mi paleta de colores es algo más rica que la de los equilibrados, que suelen ser personajes grises.

Es una pena, no tener la capacidad de adornar mis colores con exquisitos rebuscamientos de formas esdrújulas que me permitan  definirlos con la claridad necesaria.

Vuelvo a meter la cabeza en el bolso y busco de nuevo.

Encuentro en el fondo un agujero por el que parece que ha escapado una palabra llana y que ahora se abriga bajo mi mesa.

La alzo con cuidado y descubro en ella la luz que me falta.

Es mi palabra preferida, la que siempre me amarra a puerto cuando se acerca el temporal.

Es la palabra que más siento cuando la pronuncio: "Existencia"

He encontrado la habilidad para tranquilizar mi angustia cuando el lápiz me llame sin hablarme, uniendo simplemente mi existencia a mi locura delirante.

Lo etéreo de mi malestar no encuentra su doble físico en el escrito.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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