Dic. 2013. Quienes debemos cambiar: somos
nosotr@s.
Se está acabando 2013.
¡Que se acabe de una vez para llegar con vida al 2014 que se
aproxima, en una especie de espiral cargada de actividades y compromisos!
El año que se va, habrá sido un año de aciertos y
desaciertos para algunos, habrá sido un año que otros echarán de menos, un año
que otros se alegrarán de haber acabado por los disturbios que haya tenido su
vida.
Dejamos atrás los buenos y malos momentos del 2013, los
éxitos, los fracasos, y en muchos casos evaluamos las metas previstas y diferenciamos
lo logrado con lo pretendido, para un@s los resultados serán positivos, para
otr@s será un aprendizaje doloroso para mejorar en un futuro.
El año que nace, será igualmente un año de aciertos y de
errores, aunque en todo caso será un año en el que también lloverá y saldrá el
sol.
Cerramos el año, como muchas otras veces, con la mayor
enseñanza de la naturaleza, que es su formalidad, los campos florecidos, los
días cálidos, la lluvia otoñal, la nieve y las heladas, las cuatro estaciones,
el sol, la luna, las estrellas aparecen en su tiempo y desaparecen en su
momento, y nuestra existencia continúa su marcha con una sentencia transitoria
en la que vivimos con nuestras debilidades y conflictos, cocinándonos en
nuestra propia salsa y siempre acostumbrad@s hasta el cansancio a la
inestabilidad y paralizados en una marea obscura y viscosa de indiferencia, descomposición
e insatisfacción.
Tradicionalmente la perspectiva de llegar al cabo de un año
e iniciar el siguiente, pasa porque esperamos un año nuevecito, lleno de
esperanzas y nuevas oportunidades, sin embargo, olvidamos la parte más
importante: cambiar nosotr@s.
Y es que somos cada un@ de nosotr@s quienes traspasamos la
simple línea cronológica del tiempo, quienes seguimos cometiendo los mismos
errores en el año que nace, o algo peor, quienes arrastramos los dolores,
resentimientos y frustraciones del año que se va y los sembramos en las
fértiles tierras de enero para que, a lo largo de los 12 meses restantes, crezcan
y nuevamente cosechemos los mismos resultados en los cálidos y húmedos días de
diciembre del año naciente.
Pregunto entonces: ¿Quién debe cambiar el 2014?
Estoy convencida de que, cada uno de nosotr@s debe cambiar,
debemos renovar no sólo el discurso de la esperanza en un año nuevo, debemos
renovarnos, renacer en una nueva visión en la que, partiendo de una buena
actitud, y permaneciendo con orden y paz, podamos llegar a ser mejores personas:
optimistas y sobre todo comprometid@s con una vida que lo merece todo.
De este año dos mil trece, me quedo con las revueltas que demandan
que el ser humano necesita hablar, necesita gritar, que el ser humano necesita
enfadarse con las realidades increíbles que nos toca vivir.
Debemos darnos el coraje de romper el saco de miedo para
conseguir ser escuchad@s.
El próximo año nos esperan grandes desafíos, retos que
debemos afrontar con cordura, con sentido común, dejando de lado las
improvisaciones.
Por todo esto, este 2014, quienes debemos cambiar: somos
nosotr@s.
Andrea Guadalupe.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial: Salud, paz y
felicidad para tod@s.
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