domingo, diciembre 27

La mejor edad.

Tijuana BC Dic/009.  La mejor edad.

 

 

De alguien que hoy me apena no recordar, escuche decir que hay seres de edad avanzada con el alma rejuvenecida, y jóvenes con el alma marchita.

De lo cual entiendo que no siempre la edad cronológica es vitalidad, optimismo, frescura, juvenil, como tampoco una edad mayor significa siempre agotamiento, desanimo, incapacidad, lentitud, o abandono.

Aunque, claro, todo en la vida obedece a un ciclo que se inicia al nacer, se crece, se madura, se declina y se muere fatalmente.

Desde que el mundo es mundo, se ha soñado no con ser inmortal, si cuando menos en alargar el ciclo vital.

El tiempo es inalterable y todo cambia con y en él.

Así, los seres humanos fuimos concebidos y hemos crecido físicamente, sólo que lamentablemente, no siempre crecemos mental y emocional.

Unos días atrás, me llamo intensamente la atención un documental donde, con total inclinación a la ciencia, nos demuestran que cada día cambiamos de piel, mueren y se forman nuevos glóbulos rojos y blancos en nuestra sangre.

De hecho, todo nuestro organismo está en continua evolución, las únicas que nunca se regeneran y las perdemos para siempre, son nuestras neuronas.

Si la vida humana es tan corta, resultaría lógico que existiera conciencia exacta de lo valioso que es el tiempo, o mejor dicho, lo valioso que es aprovechar el tiempo y nunca mejor época de la vida para redimensionarnos que la juventud.  

En la primera etapa de nuestra vida, empezamos a aprender, a subsistir con el cuidado de nuestros padres, y en el ocaso, se posee tal vez la sabiduría y experiencia, sólo que ya no la plena vitalidad para la realización.

Por esto, es decisivo entender que la mejor edad de todo ser humano es precisamente…la mitad de la vida, la plataforma para despegar nuestros sueños, nuestras decisiones, nuestros anhelos.

Un autor argentino, de apellido Ingenieros, hablaba del lastre humano llamado mediocridad y decía que de los seres humanos que nacen, el 99% pasa por el mundo sin que nadie le note, a escondidas, con temor de ser vistos, se hunden en el ahí se va, para que estudio, para que me esfuerzo, y no aspiran mas a que se oculte el sol, para volver a ser sombras.

1Cierto! Muchos no pudieron salir de lo insustancial por la falta de oportunidades de esta sociedad cada vez más injusta, individualista, deshumanizada, y profundamente egoísta.

Sólo que yo creo que la más lamentable perdida y retroceso humano está en que teniendo resuelta la sobre vivencia alimenticia, teniendo a la mano el libro, la biblioteca, la escuela, el maestro, el Internet, se pierdan en la pereza, las drogas, en ese mundo lleno de vació existencial y revestido de insignificancia.

La juventud plena de vida es sinónimo de alegría, de optimismo, de sueños de grandeza.

Sólo que todo esto se pierde, se escurre como agua entre los dedos, cada día ido en la inactividad, la repetición y el vació existencial.

En todas las actividades positivas de una sociedad, incluyendo los liderazgos, la juventud de hoy, es la generación que suplirá a los adultos, y por regla deben superar a quienes les antecedieron.  

La gran pregunta es: ¿Existe gente preparada para el gran reemplazo?

La juventud no tiene derecho a tumbarse en la hamaca de la mediocridad.

Hagamos algo de valor, estudiemos, propongamos, exijamos a quienes nos gobiernan a que cumplan con su obligación, y que den claro ejemplo de honestidad y veracidad, no simple demagogia que desorienta y aturde.

Que el espíritu de la juventud no desaparezca del alma, aún cuando se quede en los surcos de la piel.

Andrea Guadalupe.

  

 

 

 

 

 

 

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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