domingo, septiembre 29

El otoño que nace.

Otoño 2013.  El otoño que nace.

Ha partido el verano, el reloj se ha detenido, el tiempo no.
La paraplejía altera el equilibrios, amplifica los silencios, redimensiona la espera, mientras, el tiempo sigue viviendo sus sueños, acariciando sus ilusiones, sintiéndose…vivo.
La calma, suave caricia del no hacer nada, fresca sensación del estar en paz.
El tiempo se desnuda ante mí, mientras el agua, dormita acunando barcas.
Hoy la vida se viste de ganas, se despliega en la arena, se entrega en las sombras… El sol, es amable, mientras: Paisaje, melodía interpretada por Vicentico, te trae a mi lado.
La telaraña sube a través de los recuerdos, los mismos que absurdamente, me obstino en no dejar que se marchen, aunque su continua presencia enredándose alrededor de mis días, me dejen agotada.
 Y la telaraña invade inexorable y llega hasta mis sueños, cubiertos por una capa de abandono que amenaza con borrarlo todo.
Y continúa subiendo por encima de todos los deseos que se han acumulado a lo largo de mi vida solitaria…por encima de todo.
Telaraña pegajosa, que paraliza, inutiliza… que es mortal.
El aire es fresco, la luz esquiva, las hojas quietas preparan el final, el adiós, el vuelo.
Pronto las horas serán otras y revivirá la suave bruma de la calma.
Un arcoíris une la tierra y el mar, el sol juega esos extraños efectos del verano que muere y el otoño que nace, la soledad se reencuentra con su mundo, siente sobre la piel la partida anunciada, abre sus sentidos a lo irremediable, y se prepara para embellecer sus horas con historias trenzadas en la temblorosa angustia del verbo en singular.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, lugar donde voy contando historias que surgen entre suspiros con sabor a nostalgias, porque soy fabricante de recuerdos, auxiliar del tiempo en su imparable ajuste de la maquinaria de la vida.
Andrea Guadalupe. 

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