domingo, marzo 13

8 de Marzo, este día no deben decirnos felicidades.


Marzo 2011.   8 de Marzo, este día no deben decirnos felicidades.

 

Por coincidencia, casualidad, o cualquier otro sinónimo de lo mismo, el día 8 de marzo, mientras compartíamos la hora de la comida en el trabajo, un compañero manifestaba sus inquietudes, muy aturdido: Tengo la sospecha de que mi mujer es parte de la banda de los Zetas.

¡Ups! ¿Por qué?

Porque cada vez que me reclama algo, me amenaza y siempre termina.... ¡sacándome una lana!

De plano, yo no sé que quieren las inches viejas…

Desgraciadamente, mi compañero, no es el único confundido.

¿Qué queremos las mujeres?

Esa es pregunta que se han hecho durante siglos los hombres.

 Bueno: yo les diré qué queremos las mujeres.

Lo que las mujeres queremos, primero, es que entiendan que este día no deben decirnos felicidades.

No es el Día de la Madre, baboso.

La celebración fue creada para recordarle al mundo que, aún en estos tiempos, las mujeres seguimos siendo víctimas de segregación.

Sí, ¿En serio quieren saber qué queremos las mujeres?

Bueno, pues de entrada que dejen de pensar por nosotras.

Que dejen de decir; todas están locas.

 Que entiendan que esos días, no son un pretexto para ningunearnos, que nuestros días son mejores que los cinco minutos de muchos hombres, que nuestros días, son parte del propio ser, como lo es el respirar para ustedes.

Queremos poder salir a las calles vestidas como nos dé la gana, sin tener que preocuparnos porque un imbécil nos diga alguna tontera en la calle, o quiera meter mano, o se nos frote por detrás.

El que existan vagones y autobuses especiales para mujeres es una gran medida, aunque al mismo tiempo debería ser una vergüenza como sociedad, pues su existencia indica que no existe capacidad de respetarnos, de convivir con nosotras.

Queremos que el cuidarse sea cosa de dos.

Que asuman que, así sea con una mísera gota, ustedes también son responsable de un embarazo.

Que nosotras no estamos condenadas a las pastillas y sus malestares; las inyecciones y su tormenta hormonal.

 Queremos que sepan, y que lo sepan bien, que también ponemos el cuerno.

Que entiendan que no somos nosotras quienes escogemos el sexo de un bebé y que se dejen de prejuicios y aprendan a pedir toallas femeninas en la farmacia.

Que aprendan a tender una inche cama y que le pierdan el miedo al jabón para lavar trastes, pues está científicamente demostrado que no produce caída de pene ni cáncer testicular.

Que no anden diciendo que ayudan en la casa o con los niños, pues se les olvida que esas también son sus obligaciones.

Nos encantaría que dejaran de ser indecisos.

Que se arriesguen de vez en cuando, que acepten que no saben hacer todo, que a veces es necesario contratar a alguien.

Que se olviden de que son el hijo de mami, y que dejen de pedir la sopa como ella la hacía.

Y, claro, que recuerden que bañarse todos los días no es opción, sino obligación.

Cuando se vean agonizando por una gripa, quisiéramos que, aunque sea por una sola vez, sintieran lo que es una contracción a la hora de parir.

También queremos que aprendan a bailar, y  que bailen con nosotras, no con las otras.

Queremos que el cielo les ilumine mandándoles un rayo a sus genitales, cada vez que se olviden que en el sexo debemos disfrutar dos, ¡no sólo ustedes!

En resumen: lo que las mujeres queremos, es que se comporten como hombres

No como egoístas incultos, y aunque no lo crean, también queremos que cuando vayan al baño,  ¡le atinen!

Y, claro, bajen la tapa del excusado.

8 de Marzo, este día no deben decirnos felicidades.

Desde BC, mi rincón existencial, donde cualquier queja, sugerencia o mentada, me la pueden hacer llegar a mi correo electrónico.  Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 


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