Jun. 2013.
Parecía cariñoso y muy desprendido.
La neta de netas, él me encajó la mano en las nalgas y yo estaba ya a punto de pegar cuatro gritos cuando la calafia, pasó frente
a una iglesia y lo vi persignarse.
Es una buena persona, pensé yo.
Quizá no lo esté haciendo a propósito, tal vez su mano
derecha desconoce lo que su izquierda hace.
De verdad, intente moverme de ahí, pasar hacia otra parte en
el pasillo donde venía, porque una cosa es justificar y otra muy distinta es
dejarse manosear, aunque, cada vez subían más pasajeros y no había forma.
Mis esfuerzos para menearme, sólo sirvieron para que él
metiera mejor la mano y hasta me acariciara.
Ya estaba yo nerviosa.,
creo que él también.
Pasamos frente a otra iglesia, sólo que, ni cuenta se dio,
se llevó la mano a la cara solo para secarse el sudor.
Yo empecé a hacerme la disimulada, no fuera a creer que me
estaba gustando.
Era imposible recorrerme en el pasillo de ese mugre
transporte colectivo, que llamamos calafia, y eso que me inquietaba.
Decidí entonces tomar la revancha y a mi vez le planté la
mano en el culo a él.
Pocas cuadras después una oleada de gente me sacó de su lado
a empujones.
Los que bajaban me arrastraron y en un momento, me vi en la
calle y el mugre colectivo arrancando.
Ahora lamento haberlo perdido así de golpe porque en su
billetera sólo había $1.400.00 y unos documentos sin importancia.
Más hubiera podido sacarle en un encuentro a solas.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde hoy, le
recuerdo con nostalgia, porque parecía cariñoso y muy desprendido.
Andrea Guadalupe.
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