jueves, junio 20

Confidencias…

Jun. 2013                                Confidencias…
Escribo por no gritar, vociferar molesta más aunque tiene más audiencia, escribo por discreción.
Caminando por el parque, entre la hierba vi naciendo de forma desesperada una palabra.
Con miedo de hacerla daño me acerque y la arranqué del suelo.
Al llegar a casa la puse en agua para  ver si crecen frases.
Reconozco que soy nueva en esto, me gustaría que alguien me enseñara.
Algo he escuchado, aunque, no acabo de entender cómo funciona el mecanismo.
Ruego a quien lea esto y sepa y pueda, me conteste a mí correo indicando: ¿Cómo se vive?
No sé por qué, cuando tengo sueño, tomo un café y se me pasa; y ahora que me he tomado diez sigo con mis sueños.
En este verano que inicia, no es que haga más calor, no, es que los sueños nos arropan.
Soñamos con cumplir los sueños que no soñamos.
Este maldito insomnio, me mata mis sueños, cuando se intenta conseguir un sueño, dormir no es una opción.
Sueño con: ser feliz sin tu sonrisa, que cuando dices que no te pasa nada, sea cierto que no te pasa nada, que la distancia se mida en abrazos y el tiempo en besos, que existan líneas que viajan a la nada donde sólo transite la tristeza, que se pueda vivir de las ilusiones, que la tele diga la verdad, que no me olvides, que no te necesite.
Hace tiempo que ya no le cuento mis secretos al espejo, y todo porque él, no me cuenta los suyos.
Esta mañana al mirarme en el espejo no me vi, veía los azulejos a mi espalda, la cortina al fondo, sólo que no a mí.
Me has matado, has dejado de creer en mí.
Qué triste el día que amanece con el cielo cubierto de nubes y vacío de esperanza.
Esperaba tu llamada o un mensaje o quizá un correo, aunque, tan sólo recibí silencio y una duda: no tienes nada que decirme o prefieres no decirme nada.
En ocasiones me miro en tu espejo para saber cómo me ves, aunque a veces me da mucho miedo.
Me quieres, lo sé y lo sabes, aunque, a veces, se nos olvida.
Quiero llamarte por el placer de oír tu voz.
No quiero contarte nada, no quiero que me cuentes nada, simplemente descuelga el teléfono y respira.
Me aseguro de que no estás para poder hablarte en confianza.
Me acabo de dar cuenta de lo mucho que te echo de menos.
Acabo de ser consciente del tiempo que hace que no estás conmigo.
Ahora que he entendido eso... sólo me falta entender que sigas sentada a mi lado.
Me acusas de no tener tiempo de escucharte, sólo que, no te das cuenta de que hace mucho tiempo que no me cuentas nada, tan sólo hablas y hablas y hablas...
Tengo miedo de quererte y que tú no me quieras, aunque, mi miedo mayor, es que tú me quieras y yo no me dé cuenta.
En el fondo sé que me quieres, lo malo es que nunca quieres ahondar.
¿Por qué será? No encuentro una mirada que calle todo lo que no quiero decir.
¡Qué responsabilidad! Tú leyendo esto y yo... sin nada que decir que no sea: Gracias.
Desde Tijuana BC, lugar donde busco donde esconderme de tu ausencia.

Andrea Guadalupe. 

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